En un paisaje peculiar, en pleno campo volcánico de Pali Aike, a 110 kilómetros de Río Gallegos, Santa Cruz, en un cráter, yace la laguna de Potrok Aike. Bajo sus aguas azules, a cien metros de profundidad, hay un tesoro científico: un depósito intacto de sedimentos de 400 metros de espesor que es un verdadero archivo de cómo fue variando el clima en los últimos miles de años.
Poderosas perforadoras tomarán muestras de esos sedimentos imperturbados. Es una iniciativa internacional de más de un millón de dólares llamada Potrok Aike Lake Sediment Archive Drilling Project (Pasado, siglas en inglés del Proyecto de Perforación del Archivo de Sedimento del Lago Potrok Aike), a cargo de International Continental Scientific Drilling Program (ICDP).
"La Patagonia es la masa continental más austral que existe en la Tierra. De modo que los sedimentos preservados en Potrok Aike constituyen uno de los escasos, y quizás únicos, registros capaces de revelar la historia paleoambiental del hemisferio sur", explica Nora Maidana, directora adjunta del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien junto con Hugo Corbella, jefe del Area Geología del Museo de Ciencias Naturales (MACN) y profesor de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, son los investigadores principales argentinos en esta iniciativa mundial.
En realidad no sólo participan científicos de distintos lugares del planeta, sino también de diferentes disciplinas. Geólogos, geógrafos, climatólogos, arqueólogos, ecólogos, entre otros, buscan descifrar el pasado climático para compararlo con el presente. Por ejemplo, Maidana es doctora en biología y estudia las diatomeas, un alga unicelular diminuta que habita las aguas del mundo desde hace 300 millones de años. "Como las diatomeas son muy sensibles a los cambios de ambiente, son buenos indicadores para inferir variaciones. Si uno sabe qué especies se hallan en determinado estrato de los sedimentos y cuáles no están en el siguiente o en el previo se puede intentar reconstruir las condiciones del pasado", compara la especialista desde su laboratorio en la porteña Ciudad Universitaria. El estudio de las diatomeas es una de las herramientas con las que se intenta descifrar parte del enigma del antepasado climático. Estos datos son debatidos entre los investigadores de diferentes disciplinas en tiempos en que el cambio climático es preocupación central.
Desde cada óptica científica se interpretarán estos sedimentos, que "poseen una importancia relevante, ya que constituirían un archivo continuo e imperturbado de todas las modificaciones climáticas y ambientales ocurridas desde el Pleistoceno medio (que se extiende aproximadamente entre 800.000 a 126.000 años atrás) hasta la actualidad", indica.
Alrededor de tres meses llevará el trabajo de toma de muestras en la laguna de Potrok Aike. "Por las condiciones especiales necesarias para su conservación, los sedimentos irán a un repositorio de testigos en Bremen en Alemania, donde serán guardados en frío y servirán para consulta de científicos de todo el mundo", concluye.
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires
Por Cecilia Draghi Para LA NACION
Fuente: La Nación.com
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