martes, 30 de noviembre de 2021

Tucúqueres en el Parque Omora, Puert Williams. Siguen creciendo...

 





Siguen creciendo... Continuamos observando el proceso de crecimiento de esta nueva generación de Tucúquere Bubo magellanicus o Yahutéla en lengua Yagan
Les comparto unas imágenes del día de hoy de los Tucúqueres que están en el Parque Omora, Puerto Williams.
Recuerdo que esto es posible gracias a la colaboración entre la Fibra Óptica Austral (FOA), el Parque Omora y el Centro Subantártico Cabo de Hornos, que instalaron una cámara para monitorear la nidificación de una pareja de Tucúqueres

domingo, 28 de noviembre de 2021

Antartica: el origen del continente de hielo fue un cambio tectónico en el Océano Austral


"Un cambio de 600 metros en la profundidad de una puerta de entrada al océano puede causar una caída dramática en las temperaturas costeras"

Un repentino evento de enfriamiento hace 34 millones de años que creo las capas de hielo de la Antártida tuvo un origen tectónico.

Las simulaciones de alta resolución de las circulaciones oceánicas muestran que la apertura tectónica de las vías marítimas del Océano Austral provocó una reorganización fundamental de las corrientes oceánicas, el transporte de calor e inició un fuerte enfriamiento del agua de la superficie antártica de hasta 5 grados Celsius.

El estudio, realizado por un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Leicester, Países Bajos, Australia, Alemania y Noruega, se publica en Nature Communications. Los resultados arrojan nueva luz sobre una pregunta de hace 50 años sobre cómo y por qué se formaron las capas de hielo de la Antártida.

La doctora Katharina Hochmuth, Investigadora Asociada del Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP) de la Universidad de Leicester y coautora del estudio, dijo en un comunicado: «En la última semana y en el período previo a la COP26, hemos escuchado mucho sobre modelado proyecciones sobre el futuro de nuestro planeta En este documento, mostramos que es crucial incluir las condiciones atmosféricas de CO2, así como las geografías apropiadas del pasado, para modelar con éxito los cambios climáticos.

«Un cambio de 600 metros en la profundidad de una puerta de entrada al océano puede causar una caída dramática en las temperaturas costeras y, por lo tanto, el destino de la capa de hielo de la Antártida».

Los últimos puentes terrestres que conectan la Antártida con los continentes circundantes, Australia y América del Sur, se rompieron hace unos 34 millones de años. Este evento tectónico no solo dejó al continente polar aislado por otras masas de tierra; también condujo a una importante reorganización de las corrientes oceánicas en el Océano Austral.

Una corriente circumpolar comenzó a fluir, impidiendo que los giros subpolares transportaran aguas superficiales cálidas a la costa antártica. Al mismo tiempo, las capas de hielo comenzaron a acumularse en la Antártida y la Tierra experimentó uno de sus eventos de cambio climático más fundamentales, pasando de condiciones cálidas de invernadero a condiciones frías de hielo.

Las simulaciones oceánicas de alta resolución de los autores muestran que solo una pequeña profundización de las vías marítimas del Océano Austral en unos pocos cientos de metros condujo a un enfriamiento dramático de las aguas superficiales de la Antártida. Junto con la disminución de las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, este evento tectónico jugó un papel crucial en la primera glaciación de la Antártida y en la transición de la Tierra a un mundo de Icehouse.

Los resultados presentados en este estudio demuestran la importancia de los procesos impulsados por la tectónica en las cambiantes condiciones oceanográficas y climáticas del Océano Austral.

Comprender estas etapas climáticas antiguas es crucial para validar los modelos climáticos que predicen las condiciones climáticas futuras y comprender cómo podría comportarse el clima en concentraciones más altas de dióxido de carbono (CO2) atmosférico.

Periodista Digital

ANTÁRTICA: Un Airbus A340 aterriza por primera vez sobre el hielo en la Antártida


El Airbus A340 de la compañía Hy Fly, sobre el hielo de la Antártida - Marc Bow

El avión, alquilado por un empresa de turismo de lujo, salió de Ciudad del Cabo y aterrizó con un peso máximo de 190 toneladas sobre una pista de hielo de tres kilómetros

El turismo en la Antártida no es algo extraño. Dejando al lado la pandemia, llevamos años viendo barcos de expedición y cruceros más o menos especializados que salen de Ushuaia (Argentina) en busca de los paisajes extremos del planeta. Unos 40.000 turistas contratan uno de esos viajes cada temporada, atraídos por la belleza inhóspita y desolada de un universo helado.

Sin embargo, en nuestra imaginación aún sorprende (y no sin razón) el viaje que motiva estas líneas. Por primera vez, un Airbus A340 -un gigante con un peso máximo de despegue de 275 toneladas- ha tomado tierra en una pista de hielo glacial azul antártico. Detrás de ese vuelo estaba la compañía Hy Fly, especializada en alquilar aviones y tripulación para expediciones de lujo, por ejemplo.

Esta vez su cliente ha sido una empresa que organiza expediciones de cuatro días a un campamento de lujo en la Antártida, una especie de safari en el hielo. De hecho, el aeródromo Wolfs Fang es una pista aérea privada establecida en la Antártida por White Desert Ltd.


Este vuelo histórico, el HFM801 / 802, pilotado por el capitán Carlos Mirpuri, vicepresidente de Hi Fly, salió desde Ciudad del Cabo con destino al continente helado, un viaje de 2.500 millas náuticas (ida y vuelta) que requrió entre cinco horas y cinco horas y media por trayecto. Fue el 2 de noviembre, aunque los detalles no se han conocido hasta ahora. A bordo del primer vuelo de la temporada iban 23 pasajeros con la mayor parte del equipo de apoyo en tierra que va a necesitar esta empresa para su campamento/safari (WFR, Wolf's Fang Runway, Antártida) para afrontar la temporada de verano 2021/2022.

Mirpuri escribe en su cuaderno de bitácora que «llevar combustible para cubrir ambos sentidos significa que aterrizaríamos con un peso máximo de aterrizaje de 190 toneladas. Agregue el hecho de que estamos operando en un aeródromo excavado en hielo glacial azul y uno comprende fácilmente que el primer aterrizaje de Airbus A340 allí atrajo mucha atención y ansiedad».

Para asegurar la calidad de la pista es imprescindible revisar los informes de fricción, tarea que se realizó con un automóvil debidamente equipado que recorrió la longitud de la pista tomando medidas cada 500 metros. «Las fricciones también estaban todas por encima de lo que consideramos mínimo», explico luego Mirpuri. En esa misma pista había aterrizado dos días antes un jet de negocios que transportaba científicos.

«Una pista de hielo glacial azul es dura -describió Carlos Mirpuri-. Puede soportar un avión pesado encima. Su profundidad es de 1,4 km de hielo libre de aire, duro. La siguiente cosa importante es que cuanto más fría, mejor. El ranurado se talla a lo largo de la pista con un equipo especial, y después de la limpieza y el tallado obtenemos un coeficiente de frenado adecuado; la pista tiene 3.000 metros de largo».

«El reflejo es tremendo -añadió Mirpuri. Tampoco es fácil divisar la pista. No hay guía visual de la pendiente de planeo, y la mezcla de la pista con el terreno circundante y el inmenso desierto blanco alrededor, hace que el juicio de altura sea un desafío, por decir lo menos. Cuando el avión ya estaba sobre el hielo pude escuchar una ronda de aplausos desde la cabina. Estábamos alegres. Después de todo, estábamos haciendo historia.»


El A340, a principios de noviembre, en la Antártida - Marc Bow

El primer vuelo registrado a la Antártida fue en un monoplano Lockheed Vega 1. Hubert Wilkins y Ben Eielson realizaron el 20 de diciembre de 1928 el primer vuelo exploratorio sobre la Península Antártica, bordeándola por la costa del Mar de Weddell. El proyecto fue financiado por William Randolph Hearst, el rico magnate editorial estadounidense.

En la Antártida hay entre 40 y 50 pistas de aterrizaje, aunque no hay aeropuertos y vuelos regulares como entendemos en el resto del planeta. Según afirma Simple Flying, desde noviembre de 2019 hasta febrero de 2020, un Boeing 767 de Titan Airways operó una serie de seis vuelos entre Ciudad del Cabo y Novolazarevskaya, una estación de investigación antártica rusa. Además -añaden-, en noviembre de 2019, por primera vez, un Boeing 737 aterrizó en la Antártida. El avión fue operado por PrivatAir y fletado por el Norwegian Polar Institut. En cualquier caso, por ahora, los aviones militares y los pequeños turbohélices siguen siendo la norma.

ABC

ANTÁRTICA: "Eclipse total de Sol" diciembre 2021: los mejores lugares para verlo


El 4 de diciembre de 2021 se podrá ver el Eclipse Total de Sol desde la Antártida.

Todo listo para ver el eclipse total de Sol más espectacular en 400 años desde la Antártida. Te contamos desde que bases argentinas y cruceros especiales podrán verlo el próximo 4 de diciembre de 2021.

Muy pocos serán los afortunados que podrán presenciar, desde la franja de la totalidad, este gran eclipse de Sol del próximo 4 de diciembre de 2021. Existen algunas opciones para poder observar como el día en Antártida se vuelve completamente "noche", la oportunidad está en algunas bases militares y científicas antárticas, por vía marítima a través de cruceros, o desde el aire en vuelos especiales.

Al ocurrir de madrugada y en el verano austral, el Sol estará cerca de la línea del horizonte, eso puede dificultar un poco su observación en el caso de nubosidad, pero si logran ver el paso de la Luna por delante del disco solar será un momento inolvidable.

Existen muy pocos sitios estratégicos para poder observar este eclipse total de Sol. Los dichosos que puedan emprender alguna de las opciones que te vamos a contar, no sólo tendrán una experiencia astronómica increíble, sino que será única por estar acompañada de un escenario de los más fascinantes del planeta pegados al continente blanco.

Base argentina Orcadas del Sur

El punto ideal para ver el eclipse se ubica cerca de las Islas Orcadas y en los alrededores del Mar de Weddell. Este archipiélago del Atlántico Sur se encuentra a 600 km de la Península de la Antártica Argentina, allí solo habitan científicos y militares de la Base argentina Orcadas.

Según los cálculos, desde la Base argentina Orcadas del Sur en la Isla Laurie, la salida del Sol será a las 2.33 AM (hora argentina para todos los horarios que citaremos), el inicio del eclipse será 3.20 AM, y el inicio del eclipse total (la parte más espectacular de todas) a las 4.08 AM con el Sol a una altura de 8° sobre el horizonte. La duración del eclipse total será para este punto de 1 minuto y 3 segundos.


La Base argentina Orcadas del Sur habitada solamente por científicos y militares, tiene la ubicación ideal para ver el eclipse total de Sol.

En la franja de la totalidad el disco solar quedará cubierto el 100%, pero cuanto más cerca de esa zona se encuentre el observador más proporción del Sol verá cubierta por la Luna. Por ejemplo, desde la Base argentina Belgrano II el porcentaje cubierto será del 99% a las 4.33 AM a una altura de 19.9º sobre el horizonte.

Se verá un 96% desde: la Base chilena Eduardo Frei (Shetland del Sur) a las 4.17 AM, en la Base argentina Esperanza a las 4.18 AM, y en la Base argentina Marambio el máximo del eclipse será a las 4.19 AM y a 6.5°.

El eclipse desde un crucero

Desde hace tiempo que varias compañías especialistas en cruceros por la Antártida vienen planeando la navegación, con un toque muy especial para este gran evento del 4 de diciembre. Programan cruceros con un itinerario muy completo de recorrida con varias paradas durante 3 semanas al menos. La recorrida marítima desde un crucero especial o yate de expedición tiene cierta movilidad, y eso hace que aumenten las posibilidades de observación, pero claro, como se estarán imaginando su costo varía desde 21 a 78 mil dólares.


Mapa detallado de la ruta del eclipse de Sol del 4 de diciembre de 2021 en Antártida. Imagen: timeanddate.com

El más lujoso de los barcos que viajarán a ver el eclipse es el Commandant-Charcot de Ponant, con una capacidad para 245 pasajeros. Además, es el primer crucero-rompehielos híbrido del mundo y zarpará este lunes 29 de noviembre desde Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. Luego de pasar entre las islas Shetland del Sur se dirigirá hasta un punto del Mar de Wedell para poder ver el eclipse total (si la nubosidad lo permite) rodeado de un mar helado y agitado.

Commandant-Charcot de Ponant es el crucero más lujoso para viajar a la Antártida. Imágen: crucero.com.ar

Otra opción la ofrece la reconocida empresa Argentinian Explorer, a través de un crucero a la Antártida para observar el evento astronómico desde el Mar de Escocia, zarpando también desde la provincia de Tierra del Fuego, Argentina. Será a bordo del M/V "Plancius" un buque construido en 1976 para la Investigación Oceanográfica de la Marina Real Holandesa, en 2004 fue adquirido por Oceanwide Expeditions en 900 mil euros y reconstruido en su totalidad.

El barco se debe posicionar en el centro de la sombra de la Luna proyectada sobre la porción de océano exacto. Este viaje contempla además visitar las Islas Malvinas, la Isla Georgia del Sur y la Península Antártica.

La idea de estas grandes excursiones es que a bordo del crucero se encuentre un equipo de astrónomos que irán explicando y guiando a los pasajeros para que puedan verlo con todas las medidas de seguridad, que son muy necesarias en estos casos para evitar lesiones en la vista irreversibles.

Los buques Janssonius (zarpó el jueves 24 de noviembre), y Hondius (partió un día después), capacidad para 170 pasajeros se encuentran rumbo a la aventura astronómica y helada. Además, al menos tres buques de National Geographic estará buscando la mejor observación en el océano.El crucero MS Roald Amundsen, zarpó el pasado miércoles 24 de noviembre desde Punta Arenas, Chile. Además, Hurtigruten es otra compañía que ofrece el viaje antártico de tus sueños, el buque MS Fram zarpó el 22 de noviembre desde Ushuaia rumbo a las Islas Malvinas, luego de una semana de viaje recalará en las Islas Georgia del Sur, y llegando el día número 13 del viaje (el 4 de diciembre) tendrán el momento más inigualable de todos, el eclipse.

Meteoed

viernes, 19 de noviembre de 2021

ANTÁRTICA: La científica que traduce la ciencia sobre la Antártida para salvarla


La antropóloga Jessica O’Reilly lleva dos décadas acompañando el trabajo de quienes estudian la Antártida. Haber vivido por años en un continente casi deshabitado (pero del que la humanidad depende) la ha hecho experta en traducir la ciencia en decisiones políticas.

Entre los episodios climáticos más extremos, sequías, inundaciones, deslizamientos y desplazamientos que vemos día a día como consecuencia del cambio climático, hay una imagen que se repite con frecuencia: la del deshielo de la Antártida. Su colapso, han advertido los científicos, puede causar pérdida de biodiversidad marina y la posible emisión de gases capturados en el hielo durante muchos años.

Para Jessica O’Reilly, antropóloga medioambiental, profesora asociada de la Universidad de Indiana en Estados Unidos, el trabajo que se ha hecho en esa región es el mejor ejemplo de cómo se puede unir la ciencia con la política; dos caminos que no suelen ir de la mano. Ella lleva cerca de dos décadas estudiando esa relación y analizando las relaciones humanas con el medio ambiente.

Su trabajo ha estado enfocado en acompañar las salidas de campo de quienes analizan lo que ocurre en la Antártida, escuchar la forma en la que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) reporta sus resultados y en qué punto los políticos desechan la ciencia al tomar decisiones.

“Durante las últimas dos décadas, los escépticos de la realidad y la importancia del cambio climático antropogénico han acusado con frecuencia a los científicos del clima de ‘alarmismo’: de sobreinterpretar o reaccionar de forma exagerada a la evidencia de los impactos humanos en el sistema climático. Sin embargo, la evidencia disponible sugiere que los científicos, de hecho, han sido conservadores en sus proyecciones de los impactos del cambio climático”, sentencia uno de los artículos más recientes de O’Reilly.

La Antártida es un continente extraño para muchos de nosotros. ¿Qué hay allí que la intriga?

Lo que me encanta es que se siente como un lugar aislado, salvaje, parece completamente vacío y deshabitado, aunque no es así. Esa sensación de aislamiento me parece carismática. Mis hallazgos se han centrado en las fallas de los científicos para llevar sus resultados a la política. Eso es algo esperable y lógico, porque la mayoría de nuestros tomadores de decisión no hacen ciencia sino diplomacia, lo que hace que las investigaciones no encajen tan particularmente bien en las leyes y normas. Pero, en la Antártida, un continente preservado para la ciencia, es en donde se hace el mejor trabajo del mundo al unir lo que hacen los científicos con la política. Es un gran ejemplo de la toma de decisiones basadas en la ciencia que ha llevado a la protección de los ecosistemas.

Usted se centra en estudiar los procesos sociales de los científicos. ¿No hay una sensación de impotencia al ver que, a pesar de todo su trabajo, la Antártida sigue derritiéndose?

Eso depende mucho de sus personalidades, si son pesimistas u optimistas, pero creo que la mayoría de científicos climáticos ven el futuro positivamente. En los veinte años que llevo estudiando a los científicos climáticos he visto cómo han mejorado su comunicación, ahora es clara y los gobiernos también han aprendido a escucharlos. Se han dado cuenta de que si los tomadores de decisión no se acercan a ellos, pues entonces ellos irán adonde están los políticos.

Me impresiona que no tienen problema para calibrar y explicar su ciencia una y otra vez y siempre están dispuestos a hablar sobre sus resultados las veces que sea necesario. También es increíble que a pesar de que sabemos que si los hubiéramos escuchado antes, cuando ya había consensos, en 1978 o en 1992, el cambio climático no sería un problema tan costoso y tendría a tanta gente sufriendo, pero estos científicos tienen una habilidad grande para seguir. Son muy pragmáticos en ese sentido.

¿Los científicos se han dado cuenta de que necesitan hacer diplomacia?

Totalmente, hay algunos científicos que lideran y se han convertido en representantes de las discusiones en política, otros se han convertido en políticos, pero usualmente quienes deciden trabajar en la ciencia no tienen la disposición de participar en los espacios de toma de decisión.

Lo que sí es claro es que ha habido un aumento y una defensa para acercarse a quienes hacen las políticas y de traer grupos diversos de investigadores a las reuniones políticas, entonces ya no es solo un grupo de hombres blancos con traje, sino que hay una variedad de miradas y perspectivas sobre los temas que sirven para convencer a los tomadores de decisiones para que escuchen.

Su trabajo tiene un acercamiento social. ¿Cómo lo hace?

Como antropóloga, hago observación participante. He estado en diferentes procesos investigativos. Desde el trabajo de campo hasta cuando entra la diplomacia y la política a usar esos resultados. He hecho parte de investigaciones medioambientales en la Antártida con científicos de Nueva Zelanda, he hablado con los investigadores del IPCC e intento entender en qué punto los tomadores de decisión usan esa ciencia y cuándo la excluyen y por qué.

¿Los científicos se han dado cuenta de que necesitan hacer diplomacia?

Totalmente, hay algunos científicos que lideran y se han convertido en representantes de las discusiones en política, otros se han convertido en políticos, pero usualmente quienes deciden trabajar en la ciencia no tienen la disposición de participar en los espacios de toma de decisión.

Lo que sí es claro es que ha habido un aumento y una defensa para acercarse a quienes hacen las políticas y de traer grupos diversos de investigadores a las reuniones políticas, entonces ya no es solo un grupo de hombres blancos con traje, sino que hay una variedad de miradas y perspectivas sobre los temas que sirven para convencer a los tomadores de decisiones para que escuchen. 

Ver a los científicos en acción es emocionante, ¿qué los ha visto hacer?

Es muy divertido porque es un pequeño microcosmos, es como estar en la Estación Espacial Internacional. Hay mucho colegaje, generalmente hay equidad entre los géneros, pero lo que más me llama la atención es lo dispuestos que están a cuidar ese espacio que estudian, hacen lo que sea por proteger ese ambiente. Los he visto tomando cabellos del hielo para guardarlos, llevan absolutamente todos los desechos, incluso los del baño desde el lugar de la investigación de campo hasta la base y de ahí de nuevo a su país de origen. Tratan de que su impacto sea mínimo. Es inspirador. La Antártica es muy importante para la salud del planeta.

¿Cómo cree que los científicos deben comunicar lo que hacen?

En mi opinión, el gobierno antártico es el Tratado Antártico y este no hace parte de las Naciones Unidas; eso es un error, porque hace que este tema se aborde poco. Hay que tratar de presentarse más en estos espacios, porque el potencial que tiene Antártida de aumentar los niveles de los océanos es gigante, es un tesoro natural, pero hay muy poca interacción. Los científicos climáticos hablan de la desintegración de los glaciares, más que todo de lo que ocurre en la parte oeste y las dificultades que tienen para estimar cuándo va a terminar ese proceso y cuánto va a aumentar el nivel del mar. Hacen un llamado a que la sociedad se prepare. Estos investigadores trabajan en predicciones para el peor de los escenarios, están pensando en lo peor que pueda ocurrir para planear nuestro futuro.

Jessica O'Reilly: Docente de la Universidad de Manizales, enviado especial del proyecto GROW Colombia, financiado por el Global Challenges Research Fund como parte del año UKCOL 2020-2021.

El Espectador

sábado, 13 de noviembre de 2021

ANTÁRTICA: La NASA afirma ahora que el agujero de ozono no se cerrará hasta 2070


El agujero de la capa de ozono tuvo el 7 de octubre 24,8 millones de km². (NASA)

Un invierno más frío de lo normal en el hemisferio sur ha provocado que el agujero de ozono sea más grande y más profundo este año. De acuerdo con la información de la NASA, sería el decimotercero más grande desde 1979

Según cuenta la agencia espacial, el agujero es en realidad un adelgazamiento de la capa de ozono en la estratosfera sobre la Antártida que se produce todos los septiembres. Átomos de cloro y bromo derivados de compuestos producidos por el hombre se liberan en la estratosfera cuando el Sol sale en la Antártida al final del invierno, provocando reacciones que acaban destruyendo el ozono.

 

La NASA y la NOAA (la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos) tienen tres satélites monitorizando el agujero: el satélite Aura, el Suomi NPP y el JPSS NOAA-20. Además de la sonda de microondas del Aura que se encarga de calcular los niveles de cloro que también influyen en la destrucción de la capa de ozono.

Con la información recogida por estos satélites, la NASA ha podido hacer el vídeo que abre este artículo y que muestra la evolución del agujero de ozono desde el 1 de enero al 7 de octubre de este año. En las imágenes se ve cómo la zona naranja que indica la pérdida de ozono empieza a verse a finales de agosto para acabar en un rojo intenso a principios de octubre.

Las observaciones de la agencia espacial americana determinaron que las temperaturas —más frías que la media en esas fechas— y los fuertes vientos en la estratosfera que rodea la Antártida contribuyeron a que el agujero de ozono alcanzara un máximo de 24,8 millones de km², casi el tamaño de América del Norte. A partir de mediados de octubre el tamaño del agujero comenzó a reducirse de nuevo.

"Se trata de un gran agujero de ozono debido a las condiciones estratosféricas de 2021, más frías que la media, y sin el Protocolo de Montreal habría sido mucho mayor", comenta Paul Newman, científico jefe de Ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

 

La NASA también apunta que, aunque el agujero de ozono de la Antártica de este año es mayor que la media, sigue siendo más pequeño que los que se observaron a finales de la década de 1990 y principios del 2000.

Vamos mejor, pero todavía queda

El Protocolo de Montreal, que entró en vigor en 1989, y las posteriores enmiendas que prohíben la liberación de sustancias químicas nocivas para la capa de ozono (CFC), han hecho que el tamaño del agujero de ozono se vaya reduciendo paulatinamente. Newman y su equipo de la NASA han calculado que, si los niveles de cloro atmosférico procedentes de los CFC fueran tan altos hoy como a principios de la década de 2000, el agujero de ozono de este año habría sido unos 4 millones de km² mayor.

Además, en el momento de firmar el protocolo de Montreal, los científicos estimaban que, de cumplirse los acuerdos la capa de ozono, se recuperaría completamente para 2060. Pero la recuperación está siendo más lenta de lo previsto y el consenso ahora parece ser que no será antes de 2070.

 

"Esperamos que el agujero de la capa de ozono se cierre en 2060 o 2070", comentaba en una entrevista a Euronews Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera Copernicus de la Unión Europea. "Estamos en el buen camino. En cuanto al cloro y el bromo, los niveles han empezado a disminuir desde el Protocolo de Montreal, pero, en lo que respecta a la capa de ozono, aún no tenemos signos de una recuperación adecuada".

Estudiar el espacio para salvar el planeta


Sherwood Rowland (izq.) y Mario Molina. (UCI)

Sin la exploración espacial probablemente nunca nos hubiéramos llegado a enterar de que los CFC, que se encontraban en multitud de productos de uso diario, estaban llegando a la estratosfera impidiendo que nuestra atmósfera absorbiera la radiación ultravioleta, muy perjudicial para el ser humano.

 

Estudiar la atmósfera de Venus llevó a los químicos Mario Molina y Sherwood Rowland a darse cuenta de que las reacciones químicas que se estaban produciendo en la atmósfera venusiana tenían relación con las que se estaban produciendo aquí en la Tierra con las emisiones de CFC. Sus estudios se basaron en otros anteriores, como el de nuestro querido James Lovelock, que había descubierto años antes que los gases CFC se estaban extendiendo por la atmósfera de todo el planeta. Su trabajo les hizo ganar el Nobel de Química en 1995 y también nos dio una oportunidad para empezar a poner solución a este grave problema.

Omar Kardoudi
El Confidencial








 

ANTÁRTICA: A LOVE FOR ADVENTURE: NEW STATION LEADER FOR DAVIS RESEARCH STATION

 


This season’s Station Leader for Davis research station is Dani Yannopoulos.

It will be the first time Dani has stepped onto the frozen continent.


She has spent the last 21 years working in Customs and Australian Border Force in roles spanning corporate, commercial and frontline operations.

”I particularly enjoy frontline operations, so when I saw the Australian Antarctic Division role, I thought it was the perfect combination for me working with new people, my sense of adventure, my love to travel and to do new things,” Dani said.

Originally from Canberra, the incoming Station Leader has lived in Sydney, Melbourne and Malaysia.

“It will be a real change of temperature from 33 degrees every day in Malaysia to the minus 30,” she said.

She says supporting science and protecting the environment is a key aim alongside fostering a strong station community.

“My job is to make sure that everybody has the environment they need to deliver on their projects, keep the station running, harmonious and have a great time.”

“I love having a team of people that think differently. This will be the first time that I’ve worked with tradies and scientists so that will be challenging for me.”

Dani and the incoming Davis team have spent months training in preparation for the exciting year ahead.

While looking forward to new challenges and Antarctica’s incredible wildlife, there are a few comforts she will miss from home.

“I’m obviously going to miss my family and friends but I’m absolutely going to miss my hairdresser,” she said.

Dani and other incoming team members arrived at Wilkins Aerodrome on Sunday ahead of a Basler DC3 flight to Davis research station.

Australian Antartic Program