La costa norte del golfo San Jorge, en Chubut, es un lugar único. En pocos meses más se convertirá en un nuevo parque nacional.
Pingüinos, lobos marinos y guanacos protagonizan las postales naturales más conmovedoras de esas transparentes bahías del Sur.
El azul turquesa del mar produce un contraste fascinante con el verde de las algas sobre la costa, el negro de los mejillones en las piedras, la gracia de los pingüinos cuando anidan, las voces de los lobos marinos llamando a sus crías, todo enmarcado en la inconmensurable estepa chubuteña.
A eso se suma un cielo celeste que perdura hasta el postre y una luna gigante anaranjada que invita a disfrutarla con el café.
El golfo San Jorge es un lugar único de la república: allí, el veloz choique y el grácil guanaco miran hacia el horizonte marítimo para compartir su ecosistema con la fauna marina. Mezcla única de mamíferos, aves y peces.
Es una zona singular del país, y por ello en pocos meses será parte de un nuevo parque nacional: el Marino Costero Patagonia Austral. “Para abril o mayo se firmará el último acuerdo de este parque, que tendrá jurisdicción compartida entre la provincia de Chubut y el Estado Nacional”, adelantó el coordinador de prensa de Parque Nacionales, Marcelo Cora.
Además, será el primer parque costero marino del país que invitará a disfrutar de la naturaleza a 360°: hacia donde se mire, todo será un paraíso.
Se encuentra ubicado dentro del golfo de San Jorge, con dos puntos claves para la recorrida. El primero es Bahía Bustamante, con acceso desde lo que será el futuro portal sur del parque. Un diminuto poblado que fue creado en la década del 50 para la extracción de las algas utilizadas en la elaboración de fijador para el cabello. Hasta hace veinte años vivían unas quinientas personas y funcionaba la pequeña escuela del paraje, pero una mancha de petróleo hizo que durante veinte años no se pudiera realizar la extracción y hoy, que ya no existe el problema, la población se redujo a unas cincuenta personas.
Una decena de especies de algas llegan a la costa y se recogen para usos alimentarios y de cosmética, siendo el agar agar su principal producto. De allí sale la porfina, más conocida como nori, utilizada para el sushi. La undaria, o wakame, es antioxidante y se están haciendo investigaciones para su utilización en tratamientos contra el cáncer y el HIV, ya que refuerza el sistema inmunológico.
Pero, más allá de ser el único pueblo alguero del mundo, la bahía se impone ideal para el avistaje de fauna junto a los paseos por el mar hacia las caletas e islas cercanas. En eso está Matías Soriano, nieto del fundador y quien se ocupa de recibir a no más de veinte turistas que llegan desde las ciudades más alejadas del mundo para vivir esta catarata de naturaleza. Cabalgatas, bicis o caminatas acercan al visitante hasta un bosque petrificado, estancias típicas de la Patagonia o magníficas playas de arena blanca con algún acantilado y piscinas de rocas naturales.
Bahía Bustamante está al pie de un manantial de agua mineral; por eso es posible el cultivo de vegetales que luego sirven durante las comidas que se ofrecen en la antigua proveeduría. En sus costas y en la caleta Malaspina viven el pato vapor y la gaviota de Olrog, endémica de la Argentina e internacionalmente amenazada, y sobrevuelan cormoranes y petreles gigantes con más de dos metros de envergadura. También hay colonias de aves, como la paloma antártica, que llega desde el Ártico canadiense y elige estas islas para su reproducción. Al no haber predadores, es un lugar de mucha seguridad para nidificar: tienen alimento y tranquilidad.
En el otro extremo, hacia el norte de lo que promete ser el parque, se encuentra el cabo Dos Bahías, que, con Punta Tombo, alberga la pingüinera más grande del país, hasta ahora un área protegida provincial. El pingüino de allí es el de Magallanes, que vive entre la costa y los 1000 metros tierra adentro. Es el lugar al que vuelve todos los años con su pareja para anidar en sus cuevas y criar a los pingüinitos hasta que logran aprender a nadar e impermeabilizarse. Los que son familia se reconocen por los cantos y la hembra llama al macho cuando vuelve de pescar para ubicarlo. Caminan siempre en línea recta y son muy despistados: si se pierden dan muchas vueltas hasta encontrarse. A las colonias de solteros, o juveniles, llegan en noviembre a cambiar el pelaje y se van en febrero hacia el Norte. Las aves playeras son del Círculo Polar Ártico y continúan viaje hasta Tierra del Fuego.
Con respecto a los peces y la fauna marina, la zona representa un talud continental de cuatrocientos metros de profundidad que brinda cantidad de nutrientes, y por eso hay multitud de calamares, langostinos, merluza, pulpo y salmón, entre otras tantas especies. El delfín de Risso, uno de los más grandes después de la orca, suele visitar las costas.
En las numerosas islas hay nueve colonias de lobos marinos de un pelo y dos de ellas son reproductivas. Es interesante observar la lucha de los machos por mantener su harén de hembras. Son capaces de pasar dos meses de ayuno, sin entrar en el agua, para que no le saquen a su pareja, que se embaraza en enero y, luego de once meses, en diciembre, tiene una cría. En la etapa de gestación, viven todas las hembras juntas en criaderos.
Entrando al cabo de Dos Bahías se accede a la caleta Sara, famosa por ser fondeadero de veleros que dan la vuelta al mundo. La turquesa caleta contrasta con los acantilados ocres y las maravillosas vistas que se obtienen desde el mirador cercano. Desde la altura se descubre la isla Moreno, residencia de los lobos de un pelo y la isla Leones, donde habitan los leones marinos o lobos de dos pelos.
El miedo empetrolado
El parque se creará para conservar este ecosistema marino y garantizar la reproducción de las especies. Es decir que este tramo norte del golfo de San Jorge será una muestra representativa de un ecosistema que no se encuentra en otro lado porque es una de las zonas con mayor biodiversidad de la Patagonia.
El rol del parque será entonces el del control ecológico y la vigilancia, junto con la búsqueda de la sustentabilidad de la economía de la región para que el ecosistema se mantenga. El turismo será uno de los objetivos a desarrollar dentro de las áreas aprobadas. Estará permitida la actividad humana en zonas para pesca artesanal y deportiva, así como el cultivo de algas.
Uno de los grandes temores de la zona es la lucha diaria con el petróleo. Además de cumplir sus cien años de extracción en tierra, hace cincuenta que también se lo extrae del mar. Algunos dicen que la solución parece estar cerca si se estudia la concentración de hidrocarburos en la costa y se delimita la ruta del petróleo. En 1997 se ordenó un cambio de ruta de los petroleros, a veinte millas de la costa. Sin embargo, la falta de castigo y los errores humanos hacen que, por ejemplo, hoy ya no se pueda usar el mar ni para bañarse en las bellas costas de la caleta Córdova. “Con tanto mar, tenemos que poner una piletita de lona para refrescarnos”, explica la propietaria del restaurante de mariscos de la zona.
Para José Luis Estévez, de la Fundación Patagonia Austral, las medidas tecnológicas funcionan, pero hay que trabajar el castigo, ya que con una mínima pérdida en el agua puede conocerse su procedencia y su comprador. Y desde Parques Nacionales las denuncias ahora serán federales.
Por Sabrina Cuculiansky
Enviada especial
Ubicación
El parque contará con cien kilómetros de costa, cuarenta islas y 500 km2 de mar. Ubicado al norte del golfo San Jorge, se extiende desde Puerto Vizzer hasta el cabo Dos Bahías. Lo enmarcan la estepa y el mar, en Chubut, a 250 km de Comodoro Rivadavia y a 40 de Camarones. Será muy importante, ya que delimitará las rutas de acceso de los barcos petroleros y pesqueros.
Cómo llegar
Actualmente, por Camarones, desde la ruta provincial 30. En el futuro se llegará por la ruta 1, con una entrada por Comodoro Rivadavia y otra por Camarones, pueblo que hoy está aislado. Se diseñará una ruta que copiará el perímetro de la costa, pero el proyecto del camino se firmará recién en agosto. Las entradas serán por el Norte, a través del Portal de Camarones; hacia el Oeste, por la ruta 3 a Bahía Bustamante, y desde el Sur, por la ruta 1 costera desde Comodoro.
Clima
El clima es templado frío costero, con temperaturas medias anuales cercanas a 10º. La mejor época para recorrerlo es desde noviembre hasta abril. En el verano, la temperatura puede llegar a los 34°, con un viento frío que llega del mar, y por la noche baja a unos 16°. Las precipitaciones son pocas, de alrededor de 200 mm. anuales, y se concentran en el invierno.
24/02/08LA NACIÓN