sábado, 1 de marzo de 2008

Crónicas desde la Antártida

Miguel Ángel Otero Soliño Un elefante marino macho, amenaza con aplastar una de las tiendas
Campamento Byers
Situada en el extremo occidental de isla Livingston, la Península de Byers constituye un espectáculo natural de primera categoría, por la impecable belleza de sus paisajes, pluralidad de hábitats y su gran diversidad de flora y fauna. La lista de valores, abarca incluso la mayor concentración de refugios de cazadores de focas de principios del siglo XIX y una de las redes fluviales más completas de toda la Antártida. Todo ello, la ha hecho merecedora de ser calificada como Zona Antártica Especialmente Protegida (Nº126) y sede de una de las instalaciones más auténticas de todo el ámbito polar: El Campamento Byers.
Dentro de las investigaciones que utilizan como plataforma este territorio, destaca el proyecto Limnopolar. Se trata de un trabajo multidisciplinar, que tiene como objeto el estudio de los ecosistemas de agua dulce en las aéreas polares, con el fin de determinar cómo será su evolución ante una perspectiva de cambio climático global. Sus responsables, prevén que la información obtenida podrá servir de guía en la gestión futura de nuestras cuencas hidrográficas, ante la posible amenaza de un cambio planetario en el clima.
El año pasado el campamento Byers permaneció abierto desde noviembre hasta principios de marzo, posibilitando la recogida de datos relativos a la sucesión ecológica anual de los lagos y cursos de agua de toda la península. Este año la campaña apenas va a durar un mes y está dirigida a la instalación de una estación para la captura automática de muestras, que permitirá a los investigadores la adquisición de datos durante todo el invierno austral.
La riqueza limnólogica de Byers, trae en consecuencia la existencia de una gran diversidad de comunidades florísticas, incluyendo una gran multiplicidad de briofitos, líquenes y hongos. La orografía irregular, facilita la existencia de barrancos y oquedades protegidas del viento, viabilizando el crecimiento y supervivencia de las dos únicas fanerógamas polares, la Deschampia antartica y el clavelito antártico (Colobanthus quitensis).
A resguardo en los musgos, van a prosperar las dos únicas especies auténticamente terrestres de toda la Antártida, los dípteros Bélgica antartica y Parochlus steinenii, que junto al grupo formado por los otros 23 taxones descritos hasta la actualidad en Byers, conforman el contingente de invertebrados más diverso de los documentados hasta la fecha en el polo sur.
En su litoral predominaba la oronda silueta de los elefantes marinos del sur (Mirounga leonina), pero este año nos ha chocado su ausencia, especialmente para los que siempre hemos asociado sus playas, al campeo de estos mamíferos. Las noches para los veteranos de Byers no serán iguales sin sus ronquidos y olores o sin el temor a ser despertado por un macho de 3.500kg, que amenaza a cabezazos con aplastar tu tienda.
Con o sin ausencia de elefantes, el nivel de comodidades que disfrutan los habitantes del campamento no ha cambiado mucho; la vida espartana y el espíritu de impactar lo mínimo seguirán siendo las principales pautas de sus comportamientos.
El hecho de estar considerada una zona de gran sensibilidad ecológica, ha conllevado que los investigadores adopten estrictas medidas con fin de reducir su impacto a la mínima expresión; así, además del hecho de que todos los módulos sean totalmente recuperables y que habiten en tiendas de campaña, sólo esta permitido el tránsito por los cauces de los ríos o bien por senderos previamente establecidos, con el fin de que el pisoteo no altere su frágil flora.
Los alimentos generalmente son liofilizados y durante su estancia no cuentan con agua para ducharse, debiendo cuidar su aseo a base de toallitas de bebe. Apenas cuentan con comunicaciones con el exterior y el servicio de calefacción sólo es utilizado para el secado de la ropa, con el fin de reducir al mínimo el consumo de los generadores. No existe baño y las defecaciones humanas, realizadas en una silla agujereada a la que se la ha acoplado una bolsa, han de ser siempre recogidas y depositadas en bidones especiales para su posterior traslado al buque; gestión similar se aplica también a la basura. Igualito a un hotel de 5 estrellas.
Pese al poco tiempo que va a permanecer abierta la base, nos hemos visto obligados a descargar una gran cantidad de material. El motivo es que quieren adelantar trabajo para la próxima campaña, que según parece va a ser intensa. El año que viene, Byers, va a servir de plataforma para un gran número de investigaciones nacionales e internacionales, previéndose que el campamento permanezca abierto cuatro meses, con relevos continuos en su personal.
Con la apertura de Byers, las Shetland se desvanecen temporalmente de nuestro horizonte. En el puente ya empiezan a desempolvar las cartas de territorios más al sur; la Península Antártica se convertirá en nuestro siguiente destino.
Fuente: Vanguardia.es

No hay comentarios: