20 de marzo.- Islas Shetland del Sur.- Contaba ayer la manera en que debemos realizar el desembarco en el continente antártico. Espero ser capaz de hacerlo sin caerme al agua y sin que se me caigan ninguna de las dos cámaras de fotos, ni sus objetivos, ni la cámara de vídeo, ni la grabadora, ni los objetivos con los que iré allí.
Aunque nuestra vida en tierra firme dista mucho de cualquier paseo campestre que nos demos por nuestra naturaleza ibérica. Aquí todo se rige por un riguroso protocolo que nadie se debe saltar, bajo ninguna circunstancia.
Se trata de normas estrictas, pero de sentido común: no tirar basura, no hacer pintadas en ninguna parte, no arrancar ninguna planta, no coger nada: ni piedras, ni plumas, ni huesos. Tampoco, ni el menor residuo o desecho humano; más aún, está prohibido cambiar de sitio la más despreciable de las basuras, pues, según me explican, todo lo que hay aquí pertenece al patrimonio histórico antártico.
Tampoco se puede fumar, la Antártida es un territorio libre de humo. Con respecto a nuestras necesidades fisiológicas, sólo las podremos realizar en los lugares destinados a ello. Hacerlo en cualquier otro lado, por muchos apretones que den, está absolutamente prohibido.
Otro punto de gran interés es el que se refiere a la fauna. Todos los animales que viven en la Antártida están protegidos. Así es que no hay que causarles la menor molestia. Está rigurosamente prohibido dar de comer a ninguna especie. En las zonas de cría está prohibido caminar, igual que en ciertas áreas, clasificadas como protegidas. Aunque toda la Antártida lo está, estas áreas son el must de la naturaleza helada. Y así debe quedar, sin ninguna influencia del paso del ser humano.
En la base a donde vamos se realiza una importante labor científica, tenemos que evitar molestar o interferir en tales investigaciones. La visita a ciertas cabañas y partes de la base sólo puede realizarse con una autorización especial y acompañados de algún responsable.
Especial atención tiene la relación con los animales salvajes que viven aquí: focas y pingüinos. A la hora de acercarse a cualquiera de ellos, hay que respetar una distancia mínima de cinco metros. La aproximación ha de ser lo más tranquila y lenta posible. Agachados y en silencio absoluto.
Con las focas debemos tener cuidado. Sobre todo durante la travesía en zodiak. Estos animales aquí son muy curiosos y confiados, por lo que es fácil que se acerquen a ver quién viene. Y ese es el problema, cualquiera puede caer en la tentación de acariciar su cabezota. Entonces este animal, implacable carnívoro puede darnos un bocado y arrancarnos una mano. Así que, en la zodiac, las manitas en las ingles.
Con respecto a los pingüinos, no debemos interferir en su vida para nada. Respetar sus lugares de cría, no acercarnos demasiado a ellos, no hacer ruido, ni movimientos bruscos y, si cuando caminamos, nos cruzamos con alguno, debemos parar inmediatamente y dejarles pasar. Aquí en la Antártida, los pingüinos siempre tienen la preferencia.
Alfredo Merino
Del Blog "Viaje al continente helado"
El mundo.es
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