MADRID.- Silencio, soledad, frialdad, inaccesibilidad, oscuridad, misterio y kilómetros y kilómetros de hielos perpétuos. Nos encontramos en el extraño continente helado, la Antártida, el último reducto al sur del planeta descubierto hace menos de 200 años.
El paso del tiempo, el rápido avance tecnológico y el buen hacer de científicos, militares y profesores han permitido un hito histórico en cuanto a la educación en España se refiere: la primera videoconferencia entre una base científico-militar y un colegio español, el centro de investigación antártico Gabriel de Castilla y el colegio Pinosierra de Madrid.
¿Qué beneficios sociales y tecnológicos aporta la investigación polar? ¿Cuáles son las funciones del barco de investigación español Hespérides? ¿Cómo es un día en la base científica y qué tareas desempeña cada componente de la expedición? ¿De qué se alimenta un investigador antártico?
Fueron algunas de las preguntas que Alberto Martín, Marta Martínez y Francisco Nieto, alumnos de Primero y de Segundo de Bachillerato hicieron a los científicos de la base española el pasado viernes 29 de febrero.
"Es la primera vez que una base científico-militar habla con un centro educativo", admitía una alegre y orgullosa Concepción Toboso Nieto, jefa del Departamento de Matemáticas y organizadora del evento.
"Entre los objetivos de la iniciativa destaca incentivar a los alumnos mediante una forma de aprendizaje actual y novedosa", añadía. El mundo de la Ciencia avanza y "las metodologías de estudio tienen que cambiar".
La conexión digital con la Antártida no fue complicada. Militares y científicos aunaron sus fuerzas para que los alumnos se quedaran boquiabiertos al ver a los investigadores en pleno foro antártico, a la intemperie, a -2º y con viento.
De fondo, la colonia de pingüinos más grande del Atlántico se pixelizaba entre juegos y carantoñas. Diez segundos tardaba el sonido en llegar a los oídos de los estudiantes madrileños. Parecían hablar con seres de otro planeta.
Pero, ¿dónde se halla la base? El complejo antártico Gabriel de Castilla se ubica en la volcánica Isla Decepción, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur, a un centenar de kilómetros del continente antártico, y a unos 2.000 del Polo Sur magnético. A más de 1.000 kilómetros del lugar poblado más cercano, se sitúa a 13.000 kilómetros de nuestro país.
Las condiciones meteorológicas en el continente helado son únicas y extremas: vientos por encima de 300 km/h, temperaturas de -90º (con medias entre los 40 y los 60 grados bajo cero) y precipitaciones aún menores que en el desierto del Sáhara.
Tierra de contrastes biológicos, donde habita el animal más grande del mundo, la ballena azul (de 30 metros y 150 toneladas de peso), el pájaro de mayor envergadura, el albatros gigante, de 3 metros de longitud. No hay insectos, ni virus, ni bacterias, ni prácticamente ningún tipo de enfermedad.
"Tenemos que tener cuidado porque durante los cuatro meses que estamos en la base no cogemos ninguna enfermedad pero al llegar a España nos vienen todas juntas", declaró en la telecomunicación Amós de Gil Martínez, uno de los investigadores implicados.
Al final de la transmisión los científicos hicieron una visita panorámica del lugar con la webcam. "Nunca imaginé que pudiéramos hablar con gente en la Antártida", reconocía David González, de 2º de Bachillerato. "Ha sido una experiencia inolvidable que puede servir de ejemplo y que hará que tengamos las ideas más claras", añadía Alicia Hernández, también de 2º de Bachillerato.
Fuente: el mundo.es
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