La reducción glacial promedio fue de 30 centímetros anuales entre 1980 y 1999, incrementándose a 1,5 metros en 2006; algunas de las pérdidas más importantes se produjeron en la Patagonia, los Alpes y los Pirineos.
Los cálculos indican que los glaciares perdieron medio metrode equivalente de agua en 2005; en 2006 la pérdida se elevó a 1,4 metros. Los datos del Programa Ambiental de la ONU fueron compilados por el Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares, que calculó la reducción o el aumento de nueve cordilleras en términos de “equivalente de agua”.
El director del Servicio, Wilfried Haeberli, explicó que las cifras más recientes son parte de una tendencia acelerada, la cual no parece tener fin. “Esto continúa la tendencia de pérdida acelerada de hielo durante el último cuarto de siglo y hace que la pérdida total, desde 1980, se eleve a más de 10,5 metros de equivalente de agua”, resumió.
El estudio realizado sobre unos 100 glaciares, incluye cifras que muestran que se está produciendo una reducción significativa en Argentina, Austria, Noruega, Suecia, Italia, España y Suiza. Según estimaciones científicas, el glaciar Viedma, ubicado en nuestra provincia, perdió volumen en su relación masa/altura, en aproximadamente 50 metros de espesor y cerca de 1 kilómetro en longitud.
Pero el glaciar más afectado parece ser el glaciar Breidalblikkbrea, en Noruega, que perdió 3,1 metros en equivalente de agua. El director del Programa Ambiental de la ONU, Achim Steiner, señaló que “millones de personas dependen directa o indirectamente de estos depósitos naturales de agua para beber, para la agricultura, la industria y la producción de electricidad”.
Steiner advirtió que es esencial que el mundo identifique las señales de alarma que hay en el cambio climático y remarcó que el retroceso de los glaciares es la más obvia, informó la BBC. El funcionario recordó que es necesario que se inviertan más fondos en fuentes de energía renovable y dijo que la prueba será a finales de 2009, en la convención internacional de Copenhague sobre el clima. Allí, “los gobiernos deben acordar una reducción decisiva de nuevas emisiones (de gases que causan el efecto invernadero) y un régimen centrado en la adaptación. Si no es así, como pasa con los glaciares, nuestro margen de maniobra y la oportunidad de actuar simplemente se derretirán”.
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