martes, 18 de marzo de 2008

En el último rincón del mundo: Continúa la fiesta


Cubos de basura de una expedición en la Antártida. (Foto: A.M)
18 de marzo de 2008 (Paso de Drake).- Como esto sigue moviéndose y mi estado no parece que vaya a mejorar en los próximos minutos, continúo compartiendo las fantásticas experiencias de mi viaje a la Antártida. Mientras llega la hora de comer (necesito meterme algo en el cuerpo, pues me he quedado sin nada que vomitar) aprovecho para que Álvaro Bernad, de Coca Cola, me cuente la admirable iniciativa que ha emprendido el grupo europeo de esta empresa que ha venido a la Antártida.

Las 14 personas seleccionadas para visitar la E-Base y concluir los últimos trabajos, decidieron realizar dos acciones que señalan su grado de implicación con el medioambiente. La primera de ellas fue su total concienciación que sus viajes al continente helado dejaría una importante huella de contaminación a causa de sus vuelos hasta Ushuaia.

Para remediarlo, sus integrantes adquieren certificados de Atmosfair. Esta organización ecologista fue la mejor parada en la auditoría que estos chicos realizaron para ver cuál era la mejor para su pago, que ha sido de 3.300 euros.

Se trata de una organización no gubernamental alemana, que cumples los rigurosos estándares alemanes para este tipo de entidades. Entre otras cosas la seguridad de que los gastos de mantenimiento y administración son mínimos, empleándose la mayoría del dinero que tienen en proyectos cold standar, denominación de las Naciones Unidas, para aquellos que se dedican en exclusiva a la mejora en el uso de la energía. Atmosfair está revisada por la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente (www.atmosfair.de).

No contentos con ello, van a realizar otra llamativa acción. Cuando el grupo llegue a la Antártida, todos sus compañeros van a recibir en su puesto de trabajo una bombilla de bajo consumo. Al tiempo, les llegará un email (no por carta, así ahorran papel), en el que se les anima a que apliquen medidas sencillas en su vida cotidiana para proteger el medioambiente.

Cosas como cambiar sus bombillas por otras de bajo consumo como las recibidas, apagar las luces cuando no se está en una habitación, apagar el ordenador al finalizar el trabajo, no dejar los cargadores enchufados ni la televisión en stand by y gastar el mínimo papel posible. En total, se han gastado en esta acción algo más de 10.000 euros de sus bolsillos.

He salido un rato a cubierta para espabilarme. A pesar del forro polar, la chaqueta, el gorro, las gafas de sol, los guantes, las botas altas y el mono exterior para protegerme de las inclemencias, he podido ver el océano brutal alrededor nuestro. Y en mitad de las aguas, la poderosa silueta de un albatros viajero, navegando en el aire justo por encima de las olas, acariciando la superficie con la punta de sus alas y sin mover ni una pluma, sólo dejándose llevar por los vientos. Su elegante silueta es el mejor símbolo posible de la belleza y libre que todavía se encuentra aquí en el fin del mundo.
Alfredo Merino del Blog Viaje al continente helado
El mundo.es

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