Cuando Jorge Rabassa empezó a trabajar en el Centro Austral de Investigaciones Científicas, en Ushuaia, los glaciares avanzaban. Lamentablemente, en estas tres últimas décadas el destacado glaciólogo argentino -y actual ministro de Educación de Tierra del Fuego- tuvo que verificar el proceso inverso: un acelerado -y a todas luces, inexorable- retroceso. Es más, según diferentes estudios científicos, en la Patagonia y Tierra del Fuego los glaciares de montaña desaparecerán para siempre dentro de 30 a 50 años.
"En los últimos veinte años, la línea de nieve permanente se elevó más de 200 metros en la Patagonia y más de 100, en la península antártica", afirma Rabassa, que ayer participó como expositor en el taller "Impacto del Cambio Climático sobre el Territorio y la Economía", organizado por la embajada de Italia en Buenos Aires. El encuentro, coordinado por el doctor Gabriele Paparo, agregado científico, convocó en el aula magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA a más de una decena de destacados científicos italianos y argentinos, al norteamericano Bruce Leybourne, y a más de 200 asistentes. Las conferencias continúan hoy, entre las 9.30 y las 18.
"En la Antártida, la acumulación de nieve oscurece los efectos del cambio climático -explica Rabassa-. Sin embargo, hay zonas en las que ahora la roca queda expuesta como no lo había estado desde hace por lo menos 125.000 años. Los hielos continentales patagónicos, por su parte, se reducirán a su mínima expresión desde que el ser humano los conoció, hace 13.000 años, pero quizá también del último millón de años."
Un signo visible de este proceso en expansión es, precisamente, el colapso de las "barreras" del continente blanco, cuyo más reciente ejemplo se está dando en las últimas horas. "Son grandes capas de hielo que flotan sobre el mar y han existido sin ningún tipo de modificación sustancial durante los últimos 200.000 años -detalla Rabassa-. Sin embargo, como consecuencia del ascenso del nivel del mar y del aumento de temperatura se desequilibran y al final se parten. Ya se había perdido una superficie equivalente a Luxemburgo. Esto genera témpanos que las corrientes marinas llevan a mar abierto y ponen en peligro la navegación, especialmente de los cruceros turísticos. Subsisten durante un tiempo y al final se derriten. Al desaparecer la barrera, avanzan vertiginosamente los glaciares de montaña y esos sí contribuyen al ascenso del nivel del mar."
El Upsala, el Martial, el Alvear, el Río Manso, el Castaño Overo... Los ejemplos que integran la lista de glaciares "en peligro de extinción" son innumerables.
"Con ellos se pierden recursos hídricos, turísticos y hasta espirituales -subraya Rabassa-. La evidencia es incontrastable."
Nora Bär
Notas relacionadas27.03.2008 Colapsa una de las más grandes barreras de hielo de la Antártida
Fuente: La Nación, Argentina
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