lunes, 24 de marzo de 2008

La cámara sensible, en la inmóvil estepa

En el Mercado de la Estepa se proyectó el sábado “Querida Mara…”. Hans Schuls percibe “la increíble sensibilidad que refleja el registro de las imágenes de rostros, actitudes y conversaciones que no dejan de remitir a la otras, la de Mailing en el frío invierno del 84 en su cabaña del cerro o la del rostro surcado por el dolor de la Madre de Juan Herman, otro hijo de la ciudad”. Y reflexiona.

La cámara sensible
Cruce de la ruta 23 con la 40. Hace años en este lugar no había nada. Ahora se levanta aquí el edificio del Mercado de la Estepa. Vaya nombre para una ciudad que siempre miro hacia los Alpes, perdón, quise decir los Andes.

La estepa siempre estuvo allí y convengamos que es casi el 80 % de nuestra querida Patagonia. La Asociación “Surcos”, se decidió hace algunos años, entre otras cosas, por el rescate del arte milenario del tejido y así nació una red de intercambios que se inscribe en lo que hoy se ha llegado a llamar, el “comercio justo”. Desde el pasto hasta la lana y luego el trabajo artesanal de la selección, hilado y tejido, las cosas están volviendo allí, a su lugar.

La lana, como reflexionó Bob, "es una especie de hilo conductor que subyace la historia de la Patagonia desde sus inicios”. Pero todo esto es sólo una excusa para hablar de la noche del sábado y la proyección del documental Querida Mara, cartas de un viaje por la Patagonia del director local Carlos Echeverria y la increíble velada musical que nos brindaron Claudio Chehebar, Gabriel Pirato y los músicos esquelenses Eduardo Paillacan y Ariel Manquipan, en el marco de una exposición de la artista Fernanda Ungar. Toda una noche, si lograbas mirar detrás de lo evidente.

Rescate de un arte de los campesinos de la tierra, músicos y artistas de Bariloche y músicos de la ciudad de Esquel, portadores estos últimos de nombres con un cierto peso ancestral y la presencia de un director de documentales que desde hace años y con su cámara, recorrió los lugares mas oscuros de nuestra propia historia local. La compleja identidad de nuestra tierra a flor de piel.


De la película, lo que más sorprende, es la increíble sensibilidad que refleja el registro de las imágenes de rostros, actitudes y conversaciones que no dejan de remitir a la otras, la de Mailing en el frío invierno del 84 en su cabaña del cerro o la del rostro surcado por el dolor de la Madre de Juan Herman, otro hijo de la ciudad.


Evidentemente una cámara que observa el sufrimiento de los demás con humana empatía, algo que no siempre logran los que registran los fragmentos de la realidad que luego serán historia. En esta noche, lo que privó, fue la atmósfera de sensibilidad general por lo que se esta perdiendo o lo que algunos quieren que se pierda entre tanto deliberado entretenimiento: trabajos que dan identidad, música que lleva a la reflexión y la memoria de los hechos.


Hay algo en la última imagen de José Luís, el esquilador correntino, que recuerda a “los inundados” de Birri y la comparsa, que frágil transita los paisajes del sur, remite a la emblemática canción de Woody Guthrie, “Deportados” que junto a Seeger, interpretara León Greco en un memorable concierto. Claro que en este ultimo caso, se habla de los deportados del norte, los anónimos cosechadores que siempre vuelven a cruzan las fronteras, no los del sur, que a pesar de no parecerlo, se mueven dentro del mismo país.


Carlos, dos días antes del 24 de Marzo, volvió así a nombrar con dignidad, a los que transitan invisibles entre nosotros, cansado tal vez de nombrar a los que lamentablemente tuvieron demasiada visibilidad.

Hans Schulz
juanschulz@yahoo.com

Fuente: Noticias de Bariloche

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