martes, 4 de marzo de 2008

Crónicas desde la Antártida

Miguel Ángel Otero Soliño Un bello atardecer, acaricía las aguas de la bahía
Miguel Ángel Otero Soliño 03/03/2008
Finalizada la apertura del campamento Byers, acudimos a la cita con los investigadores que nos acompañaran durante nuestra travesía por tierras del sur. Hasta la fecha, nuestro trabajo ha transcurrido en el archipiélago de las Shetland del Sur, pero en esta ocasión, distintos proyectos nos convocan a introducirnos en tierras continentales. La Península Antártica constituye una de las exhibiciones visuales más impactantes del medio natural; llega la hora de los artísticos icebergs, de sus cristalinas aguas, de bahías que te acercan al paraíso y de primaveras que nacen y mueren en tus ojos.
Las máquinas van a permanecer activas hasta mediada la tarde, cuando recalamos en Caleta Cierva. Esta bahía de agradecidos atardeceres, fue sede del primer y único asentamiento español en el continente. En sus rocosas paredes, España instaló en la campaña 2003/04 un pequeño campamento temporal, que contó con una plantilla mixta de científicos y militares.
Una vez finalizadas las investigaciones que lo hicieron posible, el campamento dejó de ser útil y según lo dispuesto en el Tratado Antártico para esos casos, se procedió al desmantelamiento y reciclado de sus módulos. A día de hoy ningún resto atestigua su pasada existencia. Lo que sí permanece aún de pie, es lo que para mí constituye el predio antártico con mayor grado de integración con su entorno, la Base argentina "Primavera".
El belga Adrián de Gerlache, en homenaje al profesor de la Universidad de Lieja W.Spring, denominó "Primavera" (Spring en inglés) al accidente geográfico donde hoy se asienta la base. En 1954, los argentinos decidieron instalar allí el refugio naval Capitán Cobbet, que permaneció en activo hasta 1977, cuando una remodelación dio nuevos aires al complejo que pasó a alcanzar la categoría de base. El cambio no sólo afectó a su nombre sino que varió radicalmente su diseño, así las casetas adquirieron su llamativa configuración que incluye unas pasarelas elevadas, que salvan el desnivel y permiten la intercomunicación de los módulos.
Todo el material ya se encuentra desembarcado y la dotación de la zodiac da el relevo a los científicos, que sin demora se ponen manos a la obra. Tienen horas por delante de fuerte actividad física y una lucha intensa contra el crono; está claro que no somos los únicos que sufrimos los impulsos frenéticos de actividad ¡Así es la Antártida!
El primer proyecto en quedar listo, por hoy claro, es un estudio auspiciado por la Universidad de Granada, consistente en el análisis de la contaminación química en aguas antárticas. Para ello se toman muestras de torrentes de aguas dulce, con el fin de verificar la presencia o no de contaminantes en los mismos.
Por otro lado, se procede a continuar el proyecto VOLTEDEC, del que os hablé en las primeras entradas de este blog y que consiste en la instalación de unos equipos GPS, que en este caso, aportarán información sobre el desplazamiento de placas en el continente. Una vez finalizado su trabajo, se incorporarán a echar una mano a los investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada, que tienen un duro trabajo por delante con el fin de montar una estación automatizada para la toma de datos sísmicos.
Para el ensamblado de la estructura y el transporte de la carga, reciben el apoyo de las "pingüinólogas", que en esta parada están ociosas, pero que en las siguientes citas acapararán toda la atención y precisarán que la ayuda desinteresada que hoy ofrecen, sea recíproca en los próximos días.
Mientras finalizan la instalación de la estructura del sismógrafo, parte de la dotación vuelve a pisar tierra y saludan a los compañeros de la base argentina. La bienvenida como siempre es excepcional; la base sólo lleva un par de días abierta y aun están en plenas labores de descarga, aun así hacen un alto y nos invitan a una degustación de embutidos argentinos.
Este año cuentan como novedad, la presencia de un grupo de científicas australianas, que durante los próximos tres años, van a estudiar los patrones de movimiento del buceo de los leopardos marinos.
Es habitual que en las bases se entremezcle personal de diferentes nacionalidades e incluso la gestión de alguna base es mixta como es el caso de la argentina Jubany que cuenta con un laboratorio utilizado simultáneamente por argentinos, alemanes y holandeses. La cooperación es una característica innata de la ciencia antártica, así nuestro modesto barco ha visto pasar gentes de países tan dispares como Argentina, Polonia, Bulgaria, Alemania, Portugal, etc.
Entre el grupo de investigadores patrios, hoy se alza la voz dispar de una boliviana y de una italiana, que aportan su mano y mente con fines de potenciar los proyectos españoles. El compañerismo y la unión entre este grupo humano es ejemplar y muestra la grandeza de la ciencia polar. Está claro que la pasión por la Antártida es idéntica con independencia de la lengua con que uno lo exprese.
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Si quieres plantear alguna cuestión, comentario, critica, o bien solicitar alguna información al autor escribe a dh.michisolino@gmail.com
Fuente: La Vanguardia.com

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