martes, 16 de febrero de 2010

Un dragón en la Antártica

Por Teresita Vives (*)

Beijing, (PL) Desde 1957 los científicos chinos se interesaron y reconocieron la importancia de la investigación polar, pero no fue hasta 1980 que el gigante asiático comenzó a enviar expertos a estaciones extranjeras para vincularse con esos estudios.


Un año más tarde establece su primer comité de expedición nacional al Polo Sur y en 1983 se convirtió en un Estado más del Tratado Antártico, pero sin voz ni voto ya que no había realizado investigaciones independientes.


La nación no se conformaba con este estatus y en 1984 inicia los viajes de científicos chinos al continente helado, lo cual le permite en 1985 ser miembro pleno y activo de ese convenio.


Ya actualmente acumula historia que contar y un arsenal de experiencia como resultado de sus 25 años investigando en la Antártica. A esto se añade sus tres bases permanentes en el inhóspito lugar.


La primera, Changcheng (Gran Muralla), fue construida en 1985 al sur de la Isla Rey Jorge, la segunda, Zhongshan, en 1989, al sur de la bahía de Prydz, en la península Mirror.


En tanto, la tercera (Kunlun), que comenzó oficialmente su operación en febrero de 2009, está situada en el punto más alto del casquete polar, de cuatro mil 300 metros de altura sobre el nivel del mar, conocido como Domo A. Esta es la única estación de ese país en el interior de la Antártica.


Uno de los resultados más relevantes de las exploraciones al continente blanco será sin dudas el que China espera obtener cuando concluya próximamente el mapa topográfico más completo y preciso del mismo, según se anunció.


Imágenes satelitales captadas desde 1999 durante el verano austral, permitirán a expertos del gigante asiático construir una carta geográfica con una precisión 20 veces superior a las ya existentes, en la que será posible apreciar la superficie de mar helado, las rocas, grietas de hielo, marismas y los lagos.


Cheng Xiao, vice decano del Colegio de Cambio Climático y Ciencias Terrestres de la Universidad Normal de Beijing, explicó que la representación cartográfica permitirá ahondar en el conocimiento geográfico de la Antártica.


También precisará en los efectos que sobre ella ejerce el calentamiento global para pronosticar la posibilidad de afectación de este fenómeno sobre el nivel de los océanos en el planeta Tierra.


Las estaciones chinas en la Antártica aplican nueva tecnología de informática y televisión satelital, una red local e Internet para facilitar los intercambios de información.


A fin de proteger el ambiente antártico, se construyó un avanzado sistema de tratamiento de aguas negras e instalaciones para incinerar basura, que es regresada, junto a desechos no degradables y sólidos, a China para su tratamiento.


Medidas estrictas rigen también a bordo del buque de exploración Xue Long (Dragón de nieve) toda vez que se les prohíbe a los tripulantes arrojar desperdicios al océano.


El Domo A, donde se encuentra su tercera base (diseñada para cubrir una superficie de 558,56 metros cuadrados), fue llamado "polo inaccesible para los seres humanos".


La temperatura anual en esa gigantesca meseta de hielo es de menos de 60 grados centígrados.


Para poder superar ese clima extremo y la hipoxia durante su construcción, los 28 miembros de la 25 expedición tuvieron que pasar una serie de pruebas físicas, sicológicas y de aclimatación.


Esta estación se utilizará para estudios de glaciología, astronomía, topología, geofísica, ciencia atmosférica y física, del espacio interior de la Antártica.


También facilitará explorar las montañas bajo el hielo antártico y realizar observaciones magnético-terrestres.


La vigésimo sexta expedición científica zarpó desde Shanghai hacia el continente helado el pasado 13 de octubre y regresará a casa el próximo 4 de abril.


Sus 251 miembros prevén desarrollar 59 proyectos de investigación.


Como parte de sus objetivos, en el viaje de ida la misión recolectó datos biológicos, químicos, físicos y atmosféricos del océano desde diferentes latitudes.


Asimismo realizó la primera observación aérea a gran escala de los icebergs y mares de la Antártica mediante la aeronave civil no tripulada Xueyan (golondrina de nieve), equipada con cámaras, radiómetros y sensores infrarrojos.


Para abril próximo entrará en funcionamiento un laboratorio en la estación Zhongshan, que ampliará la investigación científica geoespacial en ese continente.


Otros estudios incluyen los efectos de las condiciones climáticas extremas en la salud humana.


Expertos consideran que los resultados de estas investigaciones contribuirán también a conocer mejor el comportamiento del cambio climático mundial.


Así China, desde que fue admitida como miembro asesor del Tratado de la Antártica, contribuye junto a otros países a desentrañar los misterios del helado continente.



(*) La autora es corresponsal de Prensa Latina en China.

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