sábado, 28 de noviembre de 2009

La Patagonia, ese país aparte


La docente Enriqueta Morillas Ventura repasa los relatos de ocho viajeros extranjeros que visitaron la región en el siglo XIX
Años atrás, el poeta Juan Gelman definió a la Patagonia como "ese país aparte". Acaso con ello quiso aludir al exotismo de un desierto poblado, a la fabulosa existencia de oasis que cortan en verde la extensión gris y marrón de la meseta, al empecinamiento de los "originarios" por enarbolar cultura e historia silenciadas. O quizás a la mixtura de viajeros, pioneros y colonos que convirtieron estas sociedades precarias en aluviones de protesta, contestación y construcción de diferencias. Quizás la Patagonia ayude a construir la diferencia.
Las palabras de Gelman fueron revividas días atrás -el sábado 21 de noviembre, precisamente- por la investigadora y docente de literatura Enriqueta Morillas Ventura, que convocó a otros ocho colegas para hablar de los "Viajeros patagónicos del siglo XIX". Los trabajos -doce en total- fueron recogidos en un volumen con ese título, publicado por la legendaria Alción de Córdoba, dirigida por el poeta Juan Carlos Maldonado. Alción es una de las resistentes editoriales, independientes de monopolios y multinacionales, que publican incesantemente literatura nacional escrita en provincias.
El abordaje del libro no deja de presentar aristas interesantes: se trata, en efecto, de una reivindicación de la literatura por encima de lo histórico y esto resulta una cierta novedad. Es que, por lo general, los textos de los viajeros (europeos en su mayoría, y no de lengua castellana) son tomados como fuentes o puntos de partida de investigación científica o histórica.
En este caso es todo lo contrario. Morillas se encargó de señalar -y defender- el abordaje literario. Entonces, hay un componente ficcional: desde el habitante patagónico bautizado por Antonio Pigafetta, pasando por las descripciones negativas de Charles Darwin sobre las potencialidades de la región, con lo cual se demoró felizmente durante un siglo la colonización y expolio, al menos en el continente, hasta los descubrimientos de Teodosio Fernández, un investigador madrileño en indigenismo que se dedicó a analizar las relaciones entre tehuelches y George Chaworth Musters y "otros huéspedes" de la Patagonia. Precisamente su ensayo se titula "Para la recuperación del pasado tehuelche: testimonios de George C. Musters y otros huéspedes de la Patagonia".
A partir de textos como "La cautiva", de Esteban Echeverría, las versiones del "Santos Vega", "Don Segundo Sombra", de Ricardo Güiraldes, y otros libros del origen de la literatura argentina -incluida la poesía gauchesca-, Teodosio Fernández comenzó a indagar en el pasado, a la manera de quien recoge un hilo que le permite llegar a lo más cercano de los orígenes. Así, después de haberse dedicado a la edición crítica de libros fundamentales de la literatura hispanoamericana -"Huasipungo", de Jorge Icaza, "Amalia", de José Mármol, "El criador de gorilas. Noche terrible", de Roberto Arlt, la poesía de la colonia hasta el modernismo, entre otros-, se dedicó a buscar entre los viajeros de los siglos XVII a XIX.
Así aparece Musters en su investigación, y otros que fueron "cautivos" de las naciones aborígenes en diferentes etapas. Eso y los mitos fundacionales de la Patagonia -entre ellos la Ciudad de los Césares y las vertientes utópicas del continente- fueron su materia prima.
Así Fernández dijo que el "punto de partida está relacionado con las investigaciones de los viajeros del siglo XVIII, que iban encomendados por la Corona para estudiar las posibilidades de cada sitio y si era un objeto de conquista".
Pero el objetivo es "reconstruir la historia desde ese otro lado", porque, por ejemplo, "la relación de los mapuches con los pampas y los gobiernos puede ser trabajada con otros textos".
La alteridad, la otredad -según quién opine-, tiene una vinculación doble: por un lado, con Emmanuel Lévinas, explicó Enriqueta Morillas. Pero también con la indagación sobre el pensamiento utópico latinoamericano que trabajó Irma Cuña. Para Fernández, "cada uno tiene una versión del otro distinta". Y como ejemplo, mencionó la visión del cautivo, "que es negativa respecto de los pueblos aborígenes".
Al principio, el habitante de la Patagonia es en buena parte producto de imágenes previas, asociado con el gigantismo, con el canibalismo, y en muchos casos los viajeros intentan probar ese preconcepto con que llegan a estas tierras. Y así, la tierra habitada por los patagones (gigantes de aire oscuro los llama Benjamin Bourne en su libro "Cautivo en la Patagonia") también cuaja con un concepto que los europeos venían amasando: la utopía, la tierra que merced al buen uso de la razón llegaría a convertirse en el paraíso humano, superior a aquel del que fueron expulsados Adán y Eva.
Teodosio Fernández indagó de manera "de reconstruir cómo fueron las relaciones entre las naciones" aborígenes.
Aunque parezca un conflicto terminado hace ya más de siglo y medio, la reactualización de la posesión y ocupación del territorio como problema planteado en la actual escena patagónica mereció una reflexión del investigador.
En referencia al proceso de araucanización de la Patagonia y actual reclamo de las comunidades mapuches, Fernández dijo que "lo tomo como el que toma la invasión de los romanos en la península ibérica; es un hecho".
Lo cierto, indicó, es que a partir del siglo XVII se inició el proceso de araucanización, "a costa de los habitantes preexistentes en la pampa y de los tehuelches, pobladores del norte y del sur" del río Colorado. Pero, puntualizó, "usamos los nombres que les dieron ellos, los mapuches, puesto que se supone que éstos, con mayor capacidad guerrera y también con un desarrollo de núcleos más estables que los tehuelches, que se mantuvieron siempre como nómadas, los vencieron".
Recordó además, que Sayhueque, el último lonco del país de las manzanas, "tenía sangre tehuelche, se puede ver el mestizaje".
La respuesta al planteo de Fernández quizás esté en una cita del ensayo de Morillas, titulado "Literatura argentina y alteridad en los viajeros patagónicos". En efecto, en "Viaje por América meridional", el francés Alcide D´Orbigny (1827) refiere la vida en Buenos Aires en los días de la primera fundación, por Pedro de Mendoza y los suyos, sitiados por los "indios de las pampas".
Sobre éstos, dice que eran una gran nación, "la misma de los puelches, que habitan hoy entre el río Colorado y el río Negro... o bien una de las numerosas tribus de los araucanos de las pampas".
"Viajeros patagónicos del siglo XIX" está editado por Alción, orientada por el poeta Juan Carlos Maldonado.
Además de los dos ensayos mencionados, el volumen, de 226 páginas, recoge los trabajos de María Alejandra Minelli -"La escritura de un espacio: viajeros en el Cono Sur"-, Marta Fabbri -"La imagen del otro en ´Reminiscencias del perito Moreno´"-, Juana Porro -"Literatura, Patagonia, identidad y otredad: un desafío para la educación literaria en el Nivel Medio"-, Graciela Mayet -"Viajeros y colonos en la Patagonia"-, otro de Morillas -"La mirada de Hudson: pérdida y recuperación del otro"-, Rodrigo Guzmán Conejeros -"Los viajeros científicos de la Campaña del Desierto: apuntes acerca de la construcción discursiva de la Patagonia" y "Una aproximación a la conquista simbólica del desierto patagónico"-, Patricia Aruj -"De la Patagonia trágica de José María Borrero a la Patagonia rebelde de Osvaldo Bayer"-, Griselda Fanese -"El territorio: representaciones y voces, política y sentimientos"- y María Beatriz Vitarelli -"La leyenda de Orellie-Antoine de Tounens"-.
Por GERARDO BURTON
Río Negro on line

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