sábado, 28 de noviembre de 2009

Glaciares y aventura en la Patagonia austral


Para los que buscamos conjugar en un viaje de placer la naturaleza con la aventura, la Patagonia austral es definitivamente un destino ideal. Debo confesar que inicié mi viaje hacia Santa Cruz con vagas ideas sobre lo que me esperaba. Cuando uno sabe que va a ir a El Calafate, lo primero en lo que piensa es que ése es «el lugar en el mundo» de Cristina -así, a secas, alcanza para saber a quién me refiero-. Pero, claro, es mucho más que eso. Ya en el taxi desde el Aeropuerto Internacional El Calafate, me bastaron esos 20 minutos para enterarme, entre otras cosas, que hay un arbusto llamado Calafate que da un fruto diminuto; que la ciudad que se levanta en la costa del Lago Argentino pasó de 3.000 habitantes en 2000 a poco más de 20.000 en la actualidad y que la temporada se extiende de octubre a abril. Así comenzó el fam tour por tierra austral, que se terminó convirtiendo casi en una road movie llena de vértigo, belleza y paisajes deslumbrantes.
Comodidad
Desde siempre El Calafate tuvo un gran atractivo producto de su cercanía con el mítico Glaciar Perito Moreno, pero no contaba con la infraestructura necesaria para atender la creciente demanda del turismo. Esto se revirtió con la inauguración del aeropuerto, el 17 de noviembre de 2000. En poco más de cinco años, pasó de tener una oferta de alojamiento de 2.000 camas a más de 8.000, lo que le da una gran variedad hotelera, tanto en servicios como en estilos. Entre esta diversidad, sobresale el hotel La Cantera como base de operaciones para recorrer la zona. Ubicado en un punto alto de la ciudad, tiene una vista inmejorable al lago Argentino y a la Cordillera de los Andes.
Cuando se llega a un lugar propicio para el turismo aventura, lo primero que uno busca es una opción para realizar algunas de las actividades. Una vez hecho el check-in en La Cantera, alrededor de las 15, resultó ideal el programa planificado por Dolores Ruiz Ferrero de DBD Ideas Turísticas, quien organizó el tour El Calafate-El Chaltén. Partimos hacia la estancia Alice en donde su dueño, Alejandro Barcena, asociado con Ricardo Cortez, brinda un servicio de turismo aventura por el cerro Frías ubicado dentro de la estancia. En vehículos 4x4 llegamos a la cima de 1.030 metros -esta excursión también se puede hacer a caballo, en mountain bike o trekking-. Ya en el descenso, llegamos al quincho de la estancia, en donde disfrutamos de una cena revitalizadora, que incluyó una sopa de zapallo (receta del propio Barcena), carne y pollo asados al horno de barro con verduras grilladas y de postre un rico arroz con leche. Aprovechamos al máximo la tarde luego de tocar suelo en El Calafate, y finalmente regresar a dormir al hotel.
Coloso
Luego de un desayuno completo en La Cantera, nos pasó a buscar la combi de la empresa de turismo receptivo Huellas del Sur para llevarnos al Glaciar Perito Moreno, distante 80 kilómetros. En la mitad del camino se ingresa al Parque Nacional Los Glaciares y se pasa de la estepa patagónica a los bosques de ñires, lengas y cohiues.
En lo que sería otro gran espectáculo, descendimos en el puerto Bajo de las Sombras en donde nos embarcamos para navegar en el Brazo Rico hacia la pared sur del Perito Moreno. La experiencia es absolutamente conmovedora. La pared de hielo que se deja ver sobre el agua alcanza un promedio de 60 metros y combina el blanco con destellos azules que surgen de la grietas del glaciar -este color azul es consecuencia de un efecto óptico que se produce cuando la luz atraviesa el hielo compactado-. Ya en tierra partimos hacia la pared norte de Perito -donde se produce la periódica ruptura que ya es un clásico de las postales- para recorrer las pasarelas desde las que se observa la inmensidad del glaciar desde diversos puntos panorámicos.
De regreso a El Calafate, recorrí la ciudad y compré típicos suvenires patagónicos. La cena fue esta vez en el innovador Viva la Pepa, donde la especialidad son los crepes dulces y salados.
La Leona
El tercer día dejamos atrás El Calafate y partimos hacia un nuevo destino que me deslumbró: Parador y Hotel de Campo La Leona que se encuentra en el cruce de la mítica Ruta 40 y el río La Leona. El lugar, declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la provincia de Santa Cruz, tiene una historia que se remonta a fines del siglo XIX. Entre otras cosas, se cuenta que en 1905, el mítico delincuente Butch Cassidy, junto a sus secuaces, se hospedó durante un mes. Allí desayunamos y partimos hacia la estancia La Estela, cuya entrada se encuentra a 300 metros del parador, para iniciar un programa ideado para disfrutar al máximo un día a puro placer.
En La Estela y en el Parador, todos los servicios son coordinados por sus dueños. Tanto Patricia Kargauer como su hija Laura y Pablo Quiroz, son los anfitriones que dan a conocer los pormenores de un paisaje que deslumbra. Ubicada en la naciente del río La Leona, la estancia ofrece una vista que permite disfrutar la vista del Lago Viedma, el glaciar del mismo nombre y los cerros Fitz Roy y Torre.
Una vez instalados en nuestras habitaciones iniciamos el rafting por el río La Leona, pasando por una escuela rural -construida en 1958 y ya en desuso- que da una idea de la condiciones de vida de los primeros que intentaron la aventura de desafiar a la Patagonia austral. Luego de 45 minutos, llegamos nuevamente al parador, donde almorzamos comida casera y regresamos en camioneta a la estancia, en donde hicimos una cabalgata en mansos caballos para recorrer la costa del Lago Viedma. Todo cerró con una cena en La Matera de la Estancia con un sabroso -y clásico- cordero patagónico asado.
Aventura
Al siguiente día, desayunamos y partimos con destino a El Chaltén, el pueblo más joven de Santa Cruz. Previamente, de la mano de la empresa Patagonia Aventura navegamos por el Lago Viedma para llegar al glaciar que lleva el mismo nombre. Una vez frente al promontorio rocoso, descendimos del barco para, de la mano del experimentado guía Fernando Garmendia -de Fitz Roy Expediciones- iniciar un trekking sobre el mismísimo glaciar Viedma. Equipados con grampones recorrimos grietas, cuevas y sumideros. La vivencia resulta indescriptible y culmina con un brindis bebiendo del mejor licor con hielo del glaciar.
De regreso al puerto, partimos hacia Fitz Roy Adventure Camp (FRAC), un predio exclusivo de Fitz Roy Expediciones ubicado en la margen oeste del río de las Vueltas a 20 kilómetros de El Chaltén. En medio de un bosque nativo de lengas y ñires se levantan 8 pequeñas cabañas, que se complementan con amplios vestuarios y baños, así como un gran salón con un hogar a leña, todo con la mejor vista de la cara norte del Fitz Roy. Aquí se tiene una experiencia que conjuga las vivencias de un campamento con excelentes servicios y gastronomía.
Luego de dormir en las acogedoras cabañas, llegó la hora del regreso. Con la vuelta al Aeropuerto de El Calafate terminó el tour que me permitió conocer un destino que, alrededor de los glaciares, cuenta con un circuito turístico que amalgama a la perfección el turismo y la aventura.
Ámbito

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