La avispa de la madera (sirex noctilio), originaria de Europa y Asia y establecida en casi todos los países del hemisferio Sur, ataca a los pinos y termina matándolos, lo que dispara el interés por hallar estrategias para su manejo y control.
Si bien el impacto económico en la Patagonia no está cuantificado, hay sitios muestreados con 80% de los árboles muertos por esta avispa. En este contexto, organismos públicos nacionales y provinciales llevaron a cabo una fuerte campaña de control biológico, mediante la inoculación del nematodo Beddingia siricidicola, un reconocido biocontrolador de la plaga forestal invasora, con el fin de evitar su crecimiento poblacional y la expansión territorial.
La especie sirex noctilio se caracteriza por ser muy fecunda –las hembras producen alrededor de 500 huevos en toda su vida– y por generar estallidos poblacionales. Además, posee una alta capacidad de vuelo –las mediciones en molinos de vuelo registraron distancias de hasta 50 kilómetros en un día–.
Al introducir el parásito en las plantaciones, las hembras quedan esterilizadas, pierden significativamente la capacidad de volar y luego distribuyen los nematodos dentro de su misma población.
“Podemos imaginar que si el parásito reduce la capacidad reproductiva y de vuelo –elementos fundamentales de la dispersión–, la ocupación del territorio y el crecimiento poblacional deberían disminuir con el tiempo”, explicó Juan Corley, investigador del Conicet y especialista del INTA Bariloche –Río Negro–.
Sin embargo, estudios realizados en Bariloche sobre el historial de invasión de la plaga indican que ocurrió algo muy distinto: la expansión geográfica aumentó.De acuerdo con Corley, la estrategia no dio buenos resultados posiblemente por ser inoculativa: “Quisimos instalar un enemigo natural asumiendo que lograría controlar la población. Pero esto no funcionó así, porque la plaga fue siempre adelante respecto a los biocontralodores, justamente porque los insectos sanos son los que avanzan”.
Por el contrario, el especialista propuso que quizás una estrategia inundativa dé mejores resultados: “Hay que concentrar el esfuerzo, inocular masivamente en los focos, como si se usara un insecticida, y asegurar que la mayoría de las avispas tengan parásitos”.
“Alternativamente para detener el avance de la especie”, explicó Corley, “tenemos que distribuir y aplicar inteligentemente las introducciones de nematodos, para afectar el frente de avance y no el foco”.
Este trabajo, titulado ¿Pueden los parásitos disminuir la dispersión de un insecto forestal invasivo? El caso de Sirex noctilio y el nematodo Beddingia siricidicola en Patagonia, Argentina, fue presentado durante el XIII Congreso Forestal Mundial 2009, realizado a fines de octubre en la ciudad de Buenos Aires.
AIM
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