A la vista de un globo terráqueo ¿seríamos capaces de señalar un área, aun pequeña, no contaminada? No parece una tarea fácil ¿verdad? Dicho de otra manera: las únicas zonas vírgenes del planeta -de existir- serían las inaccesibles al hombre; pero ¿queda alguna?
La Antártida se caracteriza por el clima y la despoblación. Es el continente más frío, donde el 24 de agosto de 1960 el termómetro registró -88'3ºC, la temperatura más baja jamás conocida. Está azotada por fuertes vientos que, en el interior, han alcanzado 320 km/h. Situada en los confines del planeta, misteriosa e inaccesible, fue descubierta hace menos de 200 años, aunque ya en 1603 el almirante español Gabriel de Castilla navegó por aquellas latitudes. Allí habita el animal más grande, la ballena azul, que puede llegar a medir hasta 30 metros y pesar 150 toneladas; el pájaro más grande, el albatros gigante, con una envergadura de hasta 3 metros; y una fauna muy rica. Curiosamente, no hay insectos, ni apenas virus, ni bacterias, produciendo una casi ausencia de enfermedades en los seres humanos.
Es el único continente que ha permanecido virgen, sin colonizar y sin dueño. En este contexto, se encuentra la Isla Decepción, lugar de asiento de la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, a más de 1.000 km. del lugar poblado más cercano y a 13.000 km. de España.
La Antártida, pues, constituye un lugar privilegiado para la investigación y seguimiento de los efectos del denominado cambio climático. Se ha detectado un incremento de las temperaturas de 2.5ºC en los últimos 50 años, así como una disminución de la capa de ozono que ha producido el denominado «agujero de ozono» antártico. El proyecto Interacción parásito-hospedador y respuesta inmune en tres especies de pingüinos antárticos: efectos del cambio global pretende conocer los efectos del cambio climático en la fisiología de los pingüinos papúa, barbijo y adelia, estudiando la interacción parásito-hospedador y su respuesta inmune. Para ello se recogerán muestras de ellos, evaluando su exposición a los agentes contaminantes del entorno, los cuales se suponía que eran inexistentes o de poca relevancia.
La Universidad de Murcia participa en este proyecto a través del Dr. Miguel Motas y la becaria predoctoral Silvia Jerez, ambos del Área de Toxicología de la Facultad de Veterinaria, quienes permanecerán alrededor de dos meses en la base científica española
(http://expedicionenlaantartida.blogspot.com/). Les deseamos mucho éxito y les esperamos para escuchar su apasionante experiencia.
laverdad.es
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