Jorge Bernard se dedica al Turismo Aventura. Llegó hasta la zona de los «Miradores de Darwin» a fines del mes pasado, tal como lo hiciera el propio científico evolucionista en 1833.
Por Mario Dos Santos Lópes - CorresponsalEntusiasmado, Jorge Bernard relata su experiencia que lo llevó a evocar la historia. «Pasamos Navidad en la zona llamada “Miradores de Darwin”, tal como lo hizo el mismo Charles Darwin en el año 1833» cuenta unos días después de la experiencia inolvidable.
«La noche no se hizo esperar y así un oscuro telón que desplegaba incandescentes estrellas nos envolvió, sentados frente a un poderoso fuego estaban mis amigos, mantenían la vista fija en él como si estuvieran siendo objeto de algún momentáneo hechizo», describe, pero aclara que «con una pequeña pala moví algunas brasas y aquel mágico efecto desapareció»
Esto ocurrió hace pocos días, fue la noche del 24 de diciembre pasado y esa misma tarde fue cuando decidieron viajar hasta la Estancia Cerro del Paso, donde fueron cálidamente recibidos, y así poder pasar una Navidad en la zona de los «Miradores de Darwin», lugar que fuera explorado por el famoso biólogo naturalista Charles Darwin hace 175 años y que quedara graficado en su diario de viaje.
«El día 25 por la mañana hicimos nuestra tradicional excursión en mountain bike por el verde Cañadón de unos 4 Km. de extensión que conecta el casco de la estancia con las antiguas instalaciones que se encuentran sobre la margen sur del río Deseado», explica Bernard, quien se dedica actualmente a la recepción de turismo de aventura. Señala que «es un trayecto con leve pendiente en donde se alternan viejos caminos con angostos senderos dejados tras el paso de las ovejas y que tienen un especial atractivo para quienes disfrutan de la conducción en este tipo de bicicletas».
Esta zona tiene una riqueza arqueológica increíble, allí pueden encontrarse cuevas con pinturas rupestres que tienen entre 7.000 y 10.000 años de antigüedad.
«Ambas márgenes del río son arcillosas y muy secas, el agua que drena sobre las mismas forma un laberinto de estrechas calles que son usadas por algunos arácnidos para protegerse de sus depredadores», detalla.
Cuando sube la marea, el ingreso de agua de mar sobre el seco cauce de río se produce rápidamente con una fuerte corriente, dando vida a las costas y produciendo un cambio en toda la fisonomía del lugar.
Relato histórico
El científico evolucionista más importante del Siglo XIX, Charles Darwin, estuvo explorando este lugar luego de su arribo a Puerto Deseado y así lo relató:
“23 de diciembre. Hemos arribado a Puerto Deseado, situado a los 47º de latitud, en la costa de la Patagonia. El abra penetra a unas 20 millas en el continente, con una anchura irregular. El Beagle ancló a pocas millas de la entrada, frente a las ruinas de un antiguo poblado español.
Por la tarde navegamos unas cuantas millas más arriba y luego plantamos nuestras tiendas para pasar la noche. Al día siguiente, a eso de las doce, la yola varó y por falta de fondo no pudo continuar más allá. Como el agua era en parte dulce, Mr. Chaffers tomó el bote y avanzó dos o tres millas más adentro, donde también varó, pero en un río de agua dulce. El agua era cenagosa y aunque la corriente carecía de importancia, hubiera sido difícil explicar su origen, a no ser por la fusión de las nieves de la Cordillera.
El sitio en que vivaqueamos estaba cercado de atrevidos riscos y empinados pináculos de pórfido. No creo haber visto nunca un lugar mas apartado del resto del mundo que esta grieta rocosa en la extensa llanura...»
(Charles Darwin, Puerto Deseado 23 de diciembre de 1833).
prensalibre
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