lunes, 26 de enero de 2009

Un menú antártico: corazón de foca, tortilla de pingüino y cormorán a la parrilla

El cormorán, la foca y el pingüino eran las tres principales delicias gastronómicas en las bases científicas en los cincuenta



Actualmente, los científicos de la Antártida almacenan comida procedente de sus países de origen, pero no siempre fue así.
Hace medio siglo era frecuente cocinar platos con la fauna local.


Desde que el continente es una reserva federal, no elaboran este tipo de platos.

El hallazgo de un libro de cocina de los cincuenta permite conocer cómo se cocinaban focas y pingüinos.
Los cerebros de foca frescos, los huevos de pingüino, o los cormoranes a la parrilla eran hasta hace relativamente poco algunas de las exquisiteces con las que sobrevivían los científicos situados en bases de la Antártica.
Pero desde 1959, el Tratado del Antártico considera el continente como una reserva natural, por lo que las bases científicas han dejado de alimentarse de la fauna local y su dieta depende ahora de la comida que importan y congelan.

"Hoy en día, tienes que usar lo que tienes en el almacén: cosas congeladas, cosas en lata y, si estás realmente desesperado, cosas en polvos", explica Alan Sherwood, un veterano cocinero de la base británica de Hortera, en la Península Antártica.

"Ahora estamos a punto de emplear cebolla deshidratada, porque se nos han acabado", indica. "No puedes salir a la calle y comprar unas cuantas".

La mayor parte de los alimentos llegan a hortera en barco dos veces al año, en diciembre y marzo, junto a algún vuelo esporádico procedente de Chile.
Sin embargo, no fue así siempre, ya que un libro de recetas de la década de los cincuenta encontrado en la base permite echar la vista atrás a las antiguas dieta, con cocineros preparando tortillas con huevos de pingüino o asando corazones de foca.

En un capítulo dedicado a los cerebros de estos mamíferos, el anónimo autor explica recetas para prepararlos fritos, gratinados, a la plancha, en tortilla y sazonados, presentados sobre tostadas.
"Cerebros de foca... Lo considero una de las exquisiteces y lujos del Antártico, y le encanta a la mayor parte del personal de la base", afirma en el libro de cocina.
En su opinión, los cormoranes son otro manjar. "Mi consejo, si veis alguno alrededor de la base, es que cojáis un rifle y os hagáis con unos cuantos. Es un ave muy jugosa, y da para alimentar a unas seis personas".

El autor del libro afirma en otro punto que los pingüinos no eran su alimento preferido, pero que muchos los consideraban una delicia. Los pingüinos jóvenes saben mejor que los mayores, según él, y en opinión de muchas personas es como una versión marina del pollo.
20minutos.es

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