viernes, 18 de abril de 2008

ENFOQUE-Orcas de Patagonia, cazadoras majestuosas y vulnerables


PLAYA PUNTA NORTE (Reuters) - Una orca acelera en línea recta hacia la playa, cortando al mar patagónico con su aleta, y aterriza con el vientre sobre la arena entre un estallido de agua y espuma que oculta a unos cachorros de lobo marino que nadaban en la orilla.

Antes de que cese la agitación en la rompiente, la inmensa ballena sacude su cabeza hacia los lados y deja ver a un pequeño lobo atrapado en su boca. Con casi todo su cuerpo fuera del agua, comienza a agitar su cola y gira buscando una ola que la devuelva mar adentro y se sumerge.
Sólo siete orcas en todo el mundo son capaces de realizar una cacería como la que hizo este macho de 6 toneladas en el llamado "canal de ataque" de la costa este del sur argentino.
Y los esfuerzos para mantener esta increíble escena indemne de la acción del hombre no son pocos.
Cada año la presión humana crece sobre la Península Valdés, una reserva de casi 400.000 hectáreas que fue declarada patrimonio natural de la humanidad por la Unesco, y adonde llegan las orcas entre marzo y abril para alimentarse de lobos recién nacidos.
"El turismo llega cada vez en más cantidad, es masivo. Se está tratando de redistribuir a los turistas," dijo Sergio Casin, Director de Conservación de Areas Protegidas de la provincia de Chubut.
En los últimos seis años, el número de visitantes a la Península Valdés aumentó un 200 por ciento, de 116.938 a 349.648 turistas en el 2007, cuando arribaron 36 cruceros, según datos oficiales.
Uno de los cotos de caza favoritos de las orcas son las playas de Punta Norte, donde patrullan algunos de los 30 ejemplares que integran la pequeña colonia residente del área.
Pese a su poder y espectacularidad, el estilo único de caza del grupo es frágil: apenas siete orcas dominan la técnica de varamiento intencional y hay sólo cinco entrenadoras.
"Hay sólo cinco profesoras en el mundo. Es muy bajo el número de animales que enseñan a su progenie; es una cultura en riesgo," dijo Roberto Bubas, un guardaparque con 15 años de experiencia en seguimiento de orcas en la Patagonia.
"(Actualmente) un 60 por ciento de la nueva generación está aprendiendo la técnica y eso es promisorio," agregó.
El gigantesco macho de unos 9 metros de largo que había capturado al lobo sobre la playa se alejó de la costa y compartió su botín con otra orca de menor tamaño, que luego lo acompañó en varios ataques mortales, pero nunca se atrevió a encallar.
JINETES DE LAS OLAS
La zona favorita de caza de las orcas de Punta Norte es un canal de agua profunda encajonado por formaciones rocosas que está entre dos colonias de lobos y desemboca en la arena. Allí, los cachorros de lobo aprenden a nadar cruzándolo varias veces al día entre fines del verano y comienzos del otoño austral.
Las únicas personas autorizadas por el Gobierno para apostarse largas horas en esa playa con el objetivo de ver las orcas son documentalistas, investigadores y ocasionalmente periodistas.
Todos deben desembolsar cientos de dólares.
"Llevar mucha gente allí provocaría estampidas en los lobos marinos y eso perjudicaría el alimento del animal y la propia vida de los lobos," explicó Casin de espaldas a la playa.
Cuando llegan a la adolescencia los lobos dejan de ser objetivos primarios para las ballenas asesinas por su agilidad y velocidad. Pero en ocasiones las orcas embaten la playa y los sacan del agua, dejándolos a pocos metros de los visitantes autorizados, que deben permanecer quietos para no distraerlos.
Si bien las orcas de Chubut pueden varar intencionalmente varias veces al día, el método es riesgoso porque quedan prácticamente con todo su cuerpo fuera del agua, una situación que causa la muerte a muchos mamíferos marinos cada año, particularmente ballenas.
Por eso, indefectiblemente, atacan usando ecolocalización -un radar como los delfines, sus parientes menores-, con marea alta, en playas con buen declive y que tengan un tapiz de canto rodado en el suelo.
LO QUE NO HAY QUE HACER
Guardaparques e investigadores coinciden en que la eventual conservación o pérdida de la forma de alimentación de las orcas patagónicas es un asunto que no depende de lo que el hombre pueda hacer, sino más bien de lo que no debe hacer.
"Las cosas se vienen mejorando, pero hay muchísima gente viniendo. El problema es tratar de controlar a toda la gente que no sabe respetar a los animales en la playa," dijo Juan Copello, empresario turístico criado en Punta Norte y cuya familia posee la tierra adonde llegan las orcas.
"En los lugares en los que generalmente la gente bajaba todo el tiempo los animales se han movido y buscado lugares más tranquilos," añadió Copello, quien también es investigador del proyecto Punta Norte Orca Research, coordinado por la científica neocelandesa Ingrid Visser.
Las orcas son animales longevos. Las hembras pueden vivir hasta 80 años y los machos casi 60. Su tasa de crecimiento es lenta porque demoran alrededor de 15 años en madurar y las hembras tienen entre cuatro y seis crías en su vida.
El estudio sistemático del método de ataque con varamiento de las orcas argentinas comenzó en los años 70, a cargo de los guardaparques Juan Carlos y Diana López, quienes registraron, paradójicamente, que estos majestuosos predadores de mar tenían más éxito cazando en tierra firme que en el océano.
(Reporte de Damián Wroclavsky, Editado por Lucila Sigal)
Reuters América Latina

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