viernes, 18 de abril de 2008

El Krill También Vive en Aguas Abisales Antárticas

Unos científicos han descubierto ejemplares de krill de la especie Euphausia superba, común en aguas antárticas, viviendo y alimentándose a profundidades de hasta 3.000 metros bajo la superficie marina alrededor de la Península Antártica. Hasta ahora, se pensaba que este crustáceo vivía sólo cerca de la superficie del océano. El descubrimiento cambia por completo muchas conclusiones a las que previamente había llegado la comunidad científica sobre la mayor fuente nutritiva para peces, calamares, pingüinos, focas y ballenas.


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Científicos del British Antarctic Survey (BAS) y el Centro Nacional de Oceanografía (NOCS), en Southampton, utilizaron el "Isis", un vehículo para inmersiones profundas operado por control remoto, para filmar el previamente desconocido comportamiento del krill.


Aunque la mayoría de estos animales hace su vida en las aguas superficiales del océano, los nuevos hallazgos corrigen significativamente las ideas que la comunidad científica tenía acerca de la distribución en profundidad y la ecología del krill. Para los profesores Andrew Clarke, del British Antarctic Survey, y Paul A. Tyler, del NOCS, fue una sorpresa observar ejemplares adultos alimentándose activamente, incluyendo hembras aparentemente listas para desovar, cerca del lecho marino en aguas profundas.

Los científicos han estado estudiando al krill desde expediciones de principios del siglo XX. Las investigaciones oceanográficas in situ, usando una combinación de técnicas de sondeo acústico y muestras de krill capturado en redes, indicaron que el grueso de la población de krill adulto está típicamente confinado en los 150 metros más superficiales de la columna de agua.


Tener la capacidad de usar un vehículo de buceo profundo operado por control remoto en la Antártida brindó a los científicos una ocasión única de observar el krill, así como la diversidad de los animales que viven en el fondo del mar a profundidades desde 500 a 3.500 metros. La importancia de tales observaciones es que no sólo ofrecen a los investigadores la oportunidad de identificar especies, sino que les permiten además ver las relaciones entre especies individuales y también su relación con el entorno.


El descubrimiento ha dado algunas lecciones importantes. El comportamiento de los organismos marinos, incluso los que resultan bastante "primitivos", puede ser complejo y más variado de lo que normalmente asumimos. Hay todavía mucho que aprender sobre las profundidades del mar.
Información adicional en:
BAS
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