lunes, 21 de febrero de 2011

Parque Omora, mezcla perfecta de belleza, ciencia y turismo


En el último rincón del planeta, donde aún existen territorios vírgenes que llaman la atención de científicos que hace varios años estudian la diversidad de plantas pequeñas que reinan en el lugar, hoy se realiza un turismo muy especial, con lupa en mano.
La zona de Cabo de Hornos representa el 0,01% del total de la superficie del planeta, pero alberga el 7% de la diversidad de todas las briofitas, que son las pequeñas plantas verdes, organismos muy antiguos de gran importancia científica.
Esta sorprendente cifra fue descubierta gracias a que desde el año 2000 en el Parque Omora, con la colaboración del New York Botanical Garden, científicos trabajan para conocer y conservar la exuberante diversidad de musgos, líquenes y hepáticas (tipos de briofitas) que se encuentran presentes en la zona.
Durante los próximos 4 años un equipo inter-institucional e internacional de investigadores, incluyendo las universidades de Magallanes y North Texas, el Instituto de Ecología y Biodiversidad de Chile, NYBG, Field Museum de Chicago y la Academia de Ciencias de California, realizarán una serie de expediciones científicas financiadas por el National Science Fundation de EE.UU. -el equivalente a Conicyt- misión que tiene como objetivo la publicación de un libro de la flora de briofitas de la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos.
La región subantártica tiene un encanto especial para los científicos por ser una zona muy poco conocida y muy prístina, es decir, con escasa intervención del hombre. Otro factor fundamental que produce atracción de los científicos para trabajar en esta zona, es la integración de la comunidad a la ciencia, porque los datos obtenidos en terreno por los investigadores están a disposición de la comunidad en establecimientos de educación y en talleres abiertos a todo público, que tenga interés de conocer la riqueza que posee en lugar en que viven.
Turismo con lupa
Esta investigación de casi 10 años hoy está teniendo frutos económicos, porque debido a esta gran diversidad, en el Parque Omora se desarrolla el turismo de intereses especiales. Según la directora del Centro Universitario Puerto Williams de la Umag y del Parque Omora, Dra. Francisca Massardo, los objetivos del trabajo son generar nuevos conocimientos y capacitar a nivel de post grado y local para un tursimo científico de excelencia mundial.
El descubrimiento de las briofitas surgió desde los científicos, quienes gracias a sus investigaciones dieron cuenta de la gran diversidad que existe en la región subantártica, y este dato científico se tradujo a un lenguaje simple, con un contenido más lúdico, que tuvo como resultado el turismo con lupa.
En el parque hay distintos niveles de guías, a través del programa de Magíster de ciencias de la Universidad de Magallanes, algunos de sus estudiantes ya graduados trabajan en el parque guiando las visitas, también se hacen capacitaciones a los estudiantes de tercero y cuarto medio del Liceo de Puerto Williams, para que también puedan desempeñar esta labor.
Con lupa en mano los visitantes recorren los circuitos del parque acompañados de sus guías, quienes a través del instrumento les muestran y explican cada una de las variedades de briofitas presentes, las que bajo la lupa parecen verdaderos bosques en miniatura.
Circuitos de ecoturismo
Gracias al proyecto Innova-Corfo, el Parque Omora cuenta con infraestructura mejorada en 3 circuitos para visitas de aproximadamente dos horas de duración cada uno. El recorrido se realiza con un guía científico especializado, que ayuda al visitante a descubrir la belleza, diversidad, importancia ecológica y valor ético de la pequeña flora de musgos, hepáticas y líquenes y su fauna de invertebrados, que habitan en los bosques en miniatura del cabo de Hornos.
El circuito “Bosques Más Australes del Planeta”, recorre 17 estaciones donde se puede apreciar el bosque siempre verde de coigüe magallánico y canelo, el subantártico de ñirre, el parque de lenga, los bosques húmedos del cabo de Hornos y el renoval de coigüe.
En el circuito tiene un sendero con 6 estaciones de observación que permiten conocer en dos horas las especies de musgos, hepáticas y líquenes y la fauna de invertebrados, sus sustratos, ecología e importancia biológica. Por su parte, en el circuito “Los Pequeños Habitantes del Río Róbalo” se puede apreciar la diversidad y la relevancia ecológica de la pequeña fauna dulce acuícola de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos.
La prensa Austral

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