La Antártida resguarda, bajo un escudo de hielo, un valioso tesoro de información geológica, climatológica y biológica
Cerca de 250 lagos de agua líquida, ríos, valles, una cordillera montañosa y especies como salidas de un cuento de ciencia-ficción son parte de los misterios que se esconden debajo una plataforma de hielo de tres kilómetros en el continente más frío, aislado y hostil del planeta: la Antártida
Esa es la percepción de la periodista colombiana especializada en temas científicos Ángela Posada-Swafford, quien vivió en el hielo durante varios meses y el pasado jueves enamoró al público tico durante el ciclo de conferencias TEDx Pura Vida 2011.
Posada-Swafford fue la primera periodista latinoamericana en ser invitada por el Programa Antártico de la National Science Foundation (NSF) a visitar la estación científica McMurdo, en el Polo Sur. Además, en el 2009 obtuvo una beca del programa de Periodismo Polar del Marine Biological Laboratory que la llevó a la Estación Palmer en la península antártica. Ella ama este sitio y así compartió su experiencia con La Nación.
En su parecer, ¿qué tiene para ofrecer, a los seres humanos, el sitio más desolado del planeta?
La Antártida nos tiene reservadas una infinidad de sorpresas, especialmente bajo el hielo. La extensa capa de hielo de 3.000 metros sirve como escudo protector de un sistema geológico que ha permanecido intacto por millones de años. Es como si explorásemos un planeta desconocido.
¿Cuáles son hasta el momento los principales hallazgos?
Hay miles. El año pasado se descubrió una cadena montañosa virgen que será posible ver solo con radares pues incluso el pico más alto está totalmente cubierto por un grueso escudo de hielo. Además, se tiene noticia de 250 lagos subglaciales. El más famoso de ellos es el Vostok, que se localiza a 3.750 metros bajo la estación de investigación rusa del mismo nombre. El próximo paso científico será perforar la capa de hielo que lo cubre para introducir una sonda que nos revelará, de una vez por todas, si allí existe vida prehistórica. Las claves del pasado de la Tierra podrían estar en ese lago. La NASA está muy interesada en el Vostok pues la capa de hielo que lo cubre es muy similar a la de Europa, un satélite del planeta Júpiter.
¿Qué tipos de animales y plantas se han descubierto allá?
Muchos y fascinantes. Se descubrió, por ejemplo, un camarón minúsculo suspendido en un agujero a 1.500 metros de profundidad. ¿Qué hace este animalito allí, metido entre la superficie del hielo y el fondo del continente?
”Uno de los hallazgos más sorprendentes es un pez que no tiene sangre pues, en lugar de células rojas, tiene una glicoproteína transparente que funciona como si fuera un anticongelante. ¿Se imagina? Investigar esas características podría tener aplicaciones médicas en campos como el trasplante de órganos y en el tratamiento de enfermedades en la sangre”.
Los sonidos que escuchamos al inicio de su ponencia en el TEDx, ¿corresponden a una foca que habita bajo el hielo antártico?
Sí, esa es la extraordinaria foca Weddell. Los sonidos que emite son realmente increíbles: parecen efectos especiales. Pueden emitir al menos 12 llamados distintos. Bucean a una profundidad de 700 metros y tienen la habilidad de cazar en la oscuridad del invierno polar.
La Antártida es un continente inhabitado, pero ha sido objeto de exploraciones científicas.
¿Existen indicios de estas?
Bajo el hielo antártico hay como un museo de objetos de la exploración polar, empezando con la primera expedición, de 1911. Pueden observarse los restos de un avión, un bulto con cartas, varios instrumentos y hasta bidones de gasolina. También hay vestigios de una estación de estudios abandonada.
”Eso ocurre porque el hielo del polo se mueve como una cinta rodante de esas en las que se colocan las maletas en un aeropuerto. Lo hace a razón de 10 metros anuales.
”El movimiento se produce porque el continente es como un tazón de cereal colocado boca abajo, lo que produce que el hielo se desplace irremediablemente hasta los bordes y arrastre con él muchas cosas que luego quedan bajo el hielo.
¿Volvería a la Antártida?
Sin duda lo haría. Al estar allí me sentí igual que cuando se come una barra de chocolate y se siente que solo se quiere más.
La nación, san José
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