martes, 8 de febrero de 2011

Bacterias de la Antártica podrían dar mejoras a la producción de antibióticos en Chile


Dr. Paris Lavín en el Laboratorio de Biorrecursos Antárticos (INACH), en Punta Arenas
La investigación se enmarca en ambicioso proyecto biotecnológico polar
Estudio busca microorganismos a partir de los cuales se puedan crear nuevos antibióticos que sean capaces de combatir a agentes patógenos resistentes a los antibióticos actuales

Punta Arenas, 3 de febrero de 2011. Para muchas personas pueden resultar completamente desconocidos los beneficios obtenidos a partir de microorganismos tan imperceptibles como las bacterias. Esto puede convertirse en una realidad a partir de la investigación de nuevos componentes bioactivos en bacterias de la Antártica, es decir, componentes (por ejemplo, un antibiótico) que tengan la capacidad de reducir el efecto dañino de una enfermedad causada por microorganismos.

El estudio "Bacterias sicrófilas productoras de péptidos similares a bacteriocinas", del microbiólogo Paris Lavín, está asociado al proyecto "Antártica: fuente de recursos biológicos para la biotecnología nacional", de la Fundación Biociencia, Universidad de Santiago de Chile y el Instituto Antártico Chileno (INACH), financiado por Corfo-Innova. El Dr. Lavín está contratado por este proyecto como investigador postdoctoral en el Laboratorio de Biorrecursos Antárticos, del INACH. Su investigación se enmarca además en una de las tres áreas de trabajo de este laboratorio: bacterias extremófilas sicrófilas, microorganismos capaces de crecer óptimamente a temperaturas inferiores a 15 grados C.

La creación de nuevos antibióticos

Para el microbiólogo, este estudio puede proveer mejoras en la medicina. "Las bacterias son organismos importantes de estudiar. En el caso de los medicamentos se sabe que, por ejemplo, en hospitales siempre utilizan antibióticos, lo cual se traduce en un problema a largo plazo dado que éstos funcionan como un potente factor de selección que permite el surgimiento de bacterias resistentes a estos compuestos, por lo que se necesitan antibióticos nuevos. Eso en la industria puede generar mucho dinero, por lo que permanentemente se buscan formas de generarlos", señala Lavín.

Al respecto, existen dos formas de crear nuevos componentes de este tipo: en forma artificial o buscando compuestos activos en ambientes distintos y extremos, como la Antártica. Esta última idea es uno de los principales objetivos del estudio. Hoy en día existe un importante número de bacterias patógenas multirresistentes a los antibióticos que tienen uso clínico, por lo que se hace vital encontrar nuevas poblaciones de microorganismos que posean actividad antibacteriana.

Los beneficios

Según plantea Lavín, dos áreas pueden beneficiarse de este estudio: las industrias farmacéuticas y el área de la salud. "Por una parte, este estudio puede llamar la atención de las empresas para que inviertan en la búsqueda de compuestos activos, lo que se podría traducir en patentes y, por otro lado, está el área médica, ya que existe una gran amenaza por la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos", agrega.

Por qué estudiar bacterias

Para el microbiólogo, estudiar bacterias tiene múltiples ventajas. Explica que son fáciles de trabajar, porque crecen rápido (en su mayoría) y se pueden manipular alterando las condiciones de cultivo o directamente vía ingeniería genética. Comenta que también son interesantes desde el punto de vista de la ecología, por el papel que cumplen en el medioambiente. "Hay que pensar que la vida en el mundo empezó con microorganismos simples como las bacterias, las que comenzaron a modificar su entorno a medida que interactuaban con el medioambiente, por lo que hay una gran cantidad de genes que evolucionaron a lo largo del tiempo y que pueden entregar respuestas a diversas preguntas en el ámbito científico", expresa Lavín.

En este sentido, realizar una investigación en base a muestras de bacterias antárticas, también puede dar pistas sobre temas como el efecto del cambio climático y el impacto de la contaminación humana en el Continente Blanco. Actualmente, el científico está trabajando con un grupo de bacterias denominadas pseudomonas, las cuales fueron aisladas en la Antártica.

Trabajo en la Antártica

Ayer Paris inició su viaje a la isla Rey Jorge, en la Antártica, en donde recolectará muestras de otro grupo de bacterias filamentosas llamadas actinomicetos, similares a los hongos en su morfología y también involucradas en los ciclos biogeoquímicos de los nutrientes. Algunas de estas bacterias también producen compuestos bioactivos, lo que puede resultar útil para el proyecto. El trabajo se llevará a cabo en cuatro lagunas de dicha isla, en donde se tomarán muestras de agua, sedimentos y suelo. El científico permanecerá en la Antártica hasta fines de febrero.

Para el Dr. Lavín la experiencia de participar en este proyecto ha sido muy positiva y espera en un futuro seguir con sus propias iniciativas en el área, confesando que "estaba acostumbrado a trabajar sólo en área de Ecología, por lo que ha sido un excelente aprendizaje".

Al respecto manifiesta que ha sido muy interesante integrar el área de la Ecología y la Microbiología, en el estudio de bacterias productoras de compuestos bioactivos. "Por una parte, la Ecología permite ver qué tan diversas son estas bacterias y qué factores influyen en la distribución de determinados grupos; además uno se puede plantear otro tipo de preguntas: qué hacen estas bacterias y por qué determinadas bacterias producen cierto tipo de compuestos", concluye el investigador del Laboratorio de Biorrecursos Antárticos, en Punta Arenas.
INACH

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