miércoles, 30 de diciembre de 2009

Investigadores de la Antártida necesitan buen bloqueador solar


El investigador Tony Stewart, con sus manos y cara expuestas al sol, revisa un cable en Cabo Denison, en el este de la Antártida, 20 dic 2009. Los expedicionarios de la Antártida son entrenados para soportar las temperaturas heladas y el aislamiento social, pero un estudio reveló que hay algo más de qué preocuparse: las quemaduras solares. Un trabajo reciente de la División Antártica Australiana (AAD) y la Agencia Australiana de Protección de la Radiación y Seguridad Nuclear halló que más del 80 por ciento de los investigadores del Polo Sur está expuesto a niveles de rayos ultravioletas (UV) por encima de los límites recomendados.

REUTERS/Pauline Askin
CABO DENISON, Antártida (Reuters) - Los expedicionarios de la Antártida son entrenados para soportar las temperaturas heladas y el aislamiento social, pero un estudio reveló que hay algo más de qué preocuparse: las quemaduras solares.

Un trabajo reciente de la División Antártica Australiana (AAD) y la Agencia Australiana de Protección de la Radiación y Seguridad Nuclear halló que más del 80 por ciento de los investigadores del Polo Sur está expuesto a niveles de rayos ultravioletas (UV) por encima de los límites recomendados.
Casi un tercio se expuso a radiación UV cinco veces superior a los niveles límite.
El estudio mostró que en algunos casos los niveles de exposición UV en las estaciones antárticas australianas pueden alcanzar un índice de 8 o más, lo que vuelve a la exposición similar a la que reciben los guardavidas en el estado soleado de Queensland, en Australia.
"Es el primer estudio que hemos hecho para observar las dosis personales de radiación solar UV sobre los australianos que trabajan en la Antártida", dijo a Reuters Jeff Ayton, jefe médico de la AAD y coautor del informe.
Las mediciones fueron realizadas en las estaciones antárticas australianas Casey, Davis y Mawson. Los participantes llevaron dispositivos sensibles a los rayos UV sobre sus pechos durante la jornada de trabajo, que variaba de cinco a 10 horas y podía llegar a las 14 horas.
Sus rostros, manos y en algunos casos sus piernas y brazos estaban descubiertas y expuestas a la radiación UV.
"Pese a la protección solar brindada a los trabajadores, una amplia porción de ellos informó sentirse quemado por el sol", dijo Ayton.
Hay una gran variación de la radiación UV en la Antártida. En el invierno, cuando hay muy bajos niveles, la deficiencia de vitamina D es realmente una amenaza.

Pero en el verano, el estudio halló que la amplia permanencia de la luz solar, el agujero en la capa de ozono y el reflejo de los rayos sobre el hielo y el agua contribuye a los elevados niveles de exposición a la radiación UV.

Esto implica un mayor riesgo de daño a la piel y a los ojos por los rayos UV, con efectos a largo plazo entre los que se encuentran los cánceres cutáneos, añadió el experto.
"La lección que he aprendido aquí es a ser mitad hombre, mitad loción de protección solar, para evitar las lesiones dolorosas de la radiación ultravioleta y las quemaduras solares", dijo a Reuters el doctor Peter Morse, quien actualmente está trabajando en Cabo Denison, en la Antártida.
(Editada en español por Ana Laura Mitidieri)

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