lunes, 7 de diciembre de 2009

Carbón 'versus' glaciares en la Patagonia argentina


Una central eléctrica de carbón desata las protestas de los ecologistas


Critican al Gobierno por no invertir en energías renovables como la eólica


La empresa española Isolux Corsán construye la planta en Río Turbio

La localidad está situada en la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia austral


'Cristina: carbón o glaciares'. El proyecto para construir una central de carbón en Río Turbio, en la Patagonia austral, ha desatado las protestas de los ecologistas, que con este 'ultimátum' exigen a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que detenga su construcción y, en su lugar, apueste por las energías renovables para generar electricidad.


Río Turbio es una pintoresca localidad minera situada en la provincia de Santa Cruz, muy cerca de la frontera con Chile, y a unos 400 kilómetros del Parque Nacional de los Glaciares, donde se encuentran joyas de la naturaleza como el Perito Moreno, Upsala o Viedma.


Históricamente, sus 7.000 habitantes han estado vinculados a la explotación del carbón y el Gobierno argentino ha decidido aprovechar sus yacimientos para construir una central (la CTRT) que creará cientos de empleos y generará el 2% de la electricidad que se consume en Argentina.
Sin embargo, los ecologistas argentinos consideran que se trata de un proyecto "costoso, contaminante e ineficaz". El director de la campaña de Greenpeace contra la central de Río Turbio, Juan Carlos Villalonga, cree que la Patagonia tiene un potencial extraordinario para generar energías renovables: "El mismo dinero que se va a invertir en la central y en el acondicionamiento de la mina podría haber sido utilizado para financiar el desarrollo de energía eólica. Jamás se recuperará esta inversión pues la central tendrá que recibir subvenciones de forma permanente. Desde el punto de vista medioambiental producirá unas 650.000 toneladas anuales de cenizas, residuos sólidos".
Argentina es uno de los países de Latinoamérica que más emisiones de gases de efecto invernadero genera, por lo que Greenpeace considera que "el Gobierno va a agravar innecesariamente el problema" y expondrá al país a sanciones internacionales en un futuro próximo.
Villalonga cree que los cuadros técnicos del Gobierno argentino han sido formados para pensar sólo en energías convencionales -como la nuclear, la hidroeléctrica o energías fósiles- y llevan un retraso de al menos 40 años.



'Una planta modelo'
Durante las últimas semanas, activistas de Greenpeace Argentina han llevado a cabo varias acciones para intentar detener la central de Río Turbio, que construye la empresa española Isolux Corsán.


La empresa rechaza las críticas de los ecologistas y defiende que es posible construir una central de carbón con un bajo impacto medioambiental. El director general de Energía de la compañía, Javier Riera, asegura que "en Río Turbio se ha utilizado la tecnología tecnología de lecho fluido, una de las más sofisticadas, que se caracteriza por su bajo nivel de emisiones". Asimismo, sostiene que "esta planta no necesitará agua del río ya que la refrigeración se realiza por aire. El sistema es bastante más caro pero tiene un menor impacto medioambiental".


Isolux considera que el hecho de que los países nórdicos, que se encuentran entre los más avanzados y concienciados con el medio ambiente, estén construyendo centrales de carbón demuestra que se trata de una opción compatible con los esfuerzos por proteger el planeta


"El Gobierno argentino tenía varias opciones pero nos dejaron claro desde el principio que querían una planta modelo, irreprochable en cuanto al impacto sobre el medio ambiente, y estamos muy satisfechos de nuestro proyecto", asegura Riera.
En Argentina hay ya otra central de carbón, la de San Nicolás, en Buenos Aires. Fue construida en los años 40 y puede utilizar carbón, fuel o gas. Dependiendo de los precios de las materias primas usa uno u otro combustible.
Una política medioambiental 'incoherente'
Los ecologistas estiman que la planta de Río Turbio producirá anualmente 1.800.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), el principal responsable del calentamiento global. Las emisiones de la CTRT neutralizarían, por tanto, los beneficios medioambientales del plan puesto en marcha por el Gobierno para reemplazar las bombillas incandescentes por otras más eficientes. Con esta medida, el Ejecutivo esperaba reducir 1.100.000 toneladas sus emisiones anuales de gases de efecto invernadero por lo que califican de "incoherente" la política del Gobierno.
A finales de 2008, la presidenta vetó una ley sobre protección de glaciares que generó mucha polémica: "Son uno de los sistemas naturales que más están mostrando los impactos del cambio climático en Argentina. La CTRT es una apuesta por una fuente energética que agrava algo que ya está dañando a Argentina y a los glaciares, por eso decimos que el carbón, o la CTRT, es otro veto a los glaciares", explica el responsable de Greenpreace.
Isolux, por su parte, sostiene que las emisiones contaminantes de la central "estarán bastante por debajo" de las consentidas por la UE y "muy por debajo" que las permitidas por el Banco Mundial para causar el mínimo impacto medioambiental: "Nos hemos puesto las exigencias más altas y compramos el mejor material para generar la mínima cantidad posible de residuos en una planta de este tipo", asegura.

La construcción de la central, que durará 42 meses y costará 567 millones de euros, se enmarca dentro de un plan integral de inversiones que la Administración del ex presidente Kirchner, que nació en la provincia de Santa Cruz, lanzó hace varios años para relanzar la actividad de los yacimientos de Río Turbio, conocida como la 'capital nacional del carbón'.
Según datos de la compañía, la central producirá cerca de 240 megawatios, lo que cubrirá las necesidades de electricidad de unos 800.000 argentinos. La CTRT generará, por tanto, una fuente de ingresos para la provincia de Santa Cruz ya que podrá vender aproximadamente la mitad de su producción a otras zonas.
Asimismo, Isolux Corsán calcula que la construcción de la central generará unos 1.200 puestos de trabajo y una vez que entre en funcionamiento empleará a entre 300 y 400 personas.
"A la gente se le da a elegir entre lo malo y lo peor, entre el desempleo o la central. Desde los años 70 está claro que la mina no tiene razón de ser", afirma Villalonga, que lamenta que hasta ahora ningún gobierno haya pensando en un desarrollo alternativo para Río Turbio que la explotación del carbón.
El Mundo

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