viernes, 30 de octubre de 2009

Coloquio Internacional: Brasil presentará en la Cumbre del Clima un plan para reducir la quema de biomasa


Brasil presentará en la Cumbre de la ONU sobre el Clima que se celebrará en diciembre próximo en Copenhague un plan para reducir la quema de biomasa, anunció hoy el glaciólogo Jefferson Simões, director del Instituto Nacional para las Ciencias Criosféricas de Brasil.



"En Brasil hay un parque de energía industrial limpia, que no constituye un problema, pero también se produce algo con lo que yo no estoy de acuerdo, que es la quema de la biomasa", dijo a Efe Jefferson Simões, que asiste al coloquio "Evidencias y desafíos del cambio climático" que se celebra esta semana en la ciudad chilena de Punta Arenas, en el extremo austral del continente americano.

La destrucción de biomasa mediante incendios, una práctica muy extendida en Suramérica y especialmente en la región brasileña de Mato Grosso, genera la emisión de gases de efecto invernadero y es la principal fuente de contaminación atmosférica de América, según investigaciones realizadas por expertos de la Universidad de Toronto (Canadá) y de la Universidad Católica de Argentina.

Es por eso que Simões, uno de los más destacados investigadores a nivel mundial de las zonas del planeta cubiertas por hielo y nieve, opina que los países de la región "también deben hacer su parte".

América Latina tiene que aprender de los errores que cometieron las potencias industriales durante el siglo pasado y frenar el deterioro medioambiental, subrayó.

Simões, que también es investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil, sostuvo que una de las prioridades de los Gobiernos latinoamericanos debe ser negociar la transferencia de la tecnología limpia que emplean los países desarrollados.

"Tenemos una buena oportunidad para aprovechar el conocimiento adquirido, no podemos seguir unos modelos que fueron desastrosos y que supusieron la destrucción de las condiciones ambientales".

Este glaciólogo, que ha participado en una veintena de expediciones polares -entre ellas, la primera misión científica brasileña al continente antártico- estima razonable que los políticos se preocupen del crecimiento de sus países, pero enfatiza que el empleo de la moderna tecnología y el desarrollo de nuevas prácticas comerciales no tienen por qué tener un impacto económico.
Simões va más lejos incluso cuando afirma que un adecuado manejo de la política
medioambiental puede permitir "resolver cuestiones más profundas, como la distribución del ingreso", que en América Latina tiene el peor registro del mundo.

"Tenemos que entender que muchas de las cosas que sucedieron en Europa y en Estados Unidos realmente no suponen mejor calidad de vida. Fijémonos por ejemplo en lo que pasa con la alimentación de los norteamericanos. ¿Acaso nosotros queremos un modelo en el que gran parte de la población está obesa? No, es más importante la calidad", enfatiza.

En sintonía con la postura que defienden algunos mandatarios suramericanos, el profesor Simões sostiene que debe haber un trato diferenciado en materia de emisiones de gases de efecto invernadero entre los países en desarrollo y las potencias industriales causantes del problema.

"No se pueden exigir los mismos límites, pero los gobiernos también deben hacer su parte. Sería estúpido repetir los mismos errores y decir simplemente que ahora es nuestra oportunidad de hacer lo mismo; eso sería no aprender de la experiencia del pasado".

Por el contrario, este científico brasileño cree que ha llegado la hora de darle un valor comercial al medioambiente limpio.

"Los economistas no consideran el ambiente como un bien, sino como un costo; esto es una manera viciosa de ver la realidad, una visión a corto plazo; hay que pensar en las siguientes generaciones, no en el bolsillo".

El desarrollo económico de las grandes potencias, como China, no debe suponer un aumento de la contaminación, a juicio del profesor Simões.

"En el modelo económico del siglo XX se daba esta relación, pero ahora tenemos condiciones para hacer las cosas de una forma mucho más limpia. La tecnología ha evolucionado mucho en los últimos veinte años", asegura.

"Tenemos que empezar a aceptar que los cambios son normales, los cambios climáticos siempre han existido, y ahora con una población de 6.000 millones de personas y transformaciones químicas en la atmósfera cada vez más frecuentes, tenemos que pensar en hacer una política de Estado, simplemente eso".
Fuente: EFE

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