martes, 11 de enero de 2011

Viajes a la Antártica chilena arrasan entre turistas extremos


40 mil visitas espera el continente blanco para 2011. Con cruceros que pueden costar hasta 10 millones de pesos por persona, incluyen paseos en kayak y campamentos extremos

Ubicada a 4.131 kilómetros de Santiago, la Antártica chilena se ha transformado en uno de los destinos turísticos más apetecidos para 2011. Solo en el crucero “Antartic Dream”, que recorre las bellezas naturales de la península antártica, las reservas para febrero están copadas y para lo que queda de enero ya tienen el 60% vendido.
Un viaje exótico que sólo se puede realizar en verano y que seduce en su mayoría a turistas extranjeros, que buscan concretar como última travesía la visita al continente blanco. Mayores de 45 años en su mayoría, no vacilan en desembolsar desde 6.900 dólares (más de 3 millones de pesos), por persona por una sencilla pieza compartida, hasta 21.300 dólares (10 millones y medio de pesos), por una suite con vista privilegiada a los glaciares.
“Tenemos dos tipos de clientes: los que han recorrido el mundo entero y quieren terminar en el fin del mundo su viaje y los que quieren vivir una experiencia extrema bajo cero”, cuenta Reinhardt Kern, encargado de ventas de Antartic Dreams.
La travesía que dura 11 días y parte en Ushuaia, Argentina, recorre las islas de Shetland del Sur, navega por el salvaje Mar de Drake y encalla en tierra firme cerca del campamento británico de Port Lorcroy, para luego regresar a través de la península antártica.
“En el crucero tenemos tres grandes actividades. La primera es visitar colonias de diferentes tipos de pingüinos como los Adeli, Papúa y Barbijo. La segunda son visitas guiadas por el sector donde se hace observación de la focas, lobos marinos y ballenas, y la tercera se trata del camping y kayak por las aguas glaciares”, detalla Kern.
Un ambiente óptimo para las aventuras extremas, con temperaturas que en el día oscilan en los 0 grados y en la noche promedian los -4 grados centígrados. Paisaje sobrecogedor que cala hondo en el corazón de los visitantes. “Cada persona que visita la Antártica hace también un viaje a su lado místico y espiritual, la mayoría se reencuentra consigo mismo en la soledad de estas tierras”, asegura Reinhardt Kern.

ACAMPANDO EN GLACIARES
El viaje por la tierra de los pingüinos se recomienda planearlo con meses de anticipación, sobre todo si lo que se quiere es vivir al límite y experimentar las costumbres de los antiguos pobladores de la zona. Así indica Vertical, empresa a cargo de las expediciones bajo cero y que tiene a la cabeza al deportista chileno, Rodrigo Jordán.
“Son dos días de travesía, con grupos máximos de 12 personas, donde hacemos treking por la nieve, se arrastran trineos con las pertenencias, se escalan montañas y se funde el hielo para obtener agua”, detalla Eugenio Guzmán, uno de los guías que ha vivido en 12 ocasiones esta aventura.
“La gente debe entrenar con nosotros durante el año para ser parte de esta expedición, tenemos 14 salidas a distintos lugares de la cordillera central para preparar a los viajeros y recrear los parajes que luego visitaremos en la Antártica”, explica Guzmán.
70 personas se prepararon durante el 2010 con Vertical, a quienes también se les exigió un chequeo médico, para saber si pueden soportar 48 horas extremas y la adrenalina de navegar por kayac por las heladas aguas de la Antártica, en medio de fragmentos de hielo y grupos de ballenas jorobadas.
El resto de los pasajeros se puede quedar en el crucero a disfrutar del sauna, los juegos de mesa, la comida internacional, las charlas científicas diarias o simplemente, contemplando la vista desde el ex barco de la armada chilena, Piloto Pardo, que hoy trabaja como barco de pasajeros.
DE LA ANTÁRTICA AL ÁRTICO
38 mil personas visitaron el continente blanco el año 2010 y se espera que en 2011 la cifra llegue a los 40 mil. Un alza experimentada sobre todo por clientes españoles y de Europa del este.
Los chilenos se embarcan en este tipo de aventuras llamados más por la aventura, siendo el grupo de entre los 45 a 60 años y en pareja, los que más reservan pasajes.
El Ártico, al otro lado del mundo, también ha aumentado su demanda de visitas. Es más, chilenos arman grupos para viajar hasta Noruega y embarcarse al norte a conocer la casa del viejo pascuero.
“Cada vez son más los chilenos que al disfrutar de la Antártica se animan a visitar el Ártico. El viaje es para esa zona dura ocho días y sus valores parten de los 4 mil dólares, pero eso demuestra que demanda por las zonas heladas esta experimentando un alza sostenida”, confiesa Reinhardt Kern, del Antartic Dreams quienes llegan al ártico.
La Nacion, Chile

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