En un punto en el interior de la Antártica, y a cuatro mil metros bajo la superficie helada, existe un lago subterráneo alimentado por agua glacial que jamás se ha congelado y que está completamente aislado del resto de lagos subglaciales y por supuesto del exterior. Sus aguas no han mantenido contacto con la atmósfera desde hace al menos catorce millones de años.
El lago tiene unas dimensiones nada despreciables, 150 kilómetros de largo por 50 de ancho y ahora, los rusos, están a punto de horadar los últimos metros de hielo para romper su antediluviano aislamiento. Las operaciones de taladrado comenzaron en la década de 1990 a cargo del Instituto de Investigación Ártica y Antártica de San Petersburgo.
Las operaciones se detuvieron en varias ocasiones por temores a contaminar el aislado ecosistema tan especial de este lago oligotrópico (supersaturado en oxígeno, con niveles 50 veces más elevados que los de cualquier lago de agua dulce superficial). Ahora, el Secretariado del Tratado Antártico ha dado su visto bueno al método propuesto para tomar muestras del lago sin riesgo a contaminarlo.
Según Valery Lukin comentó a New Scientist:
“Una vez que alcancemos el lago, la presión del agua empujará el instrumento perforador hacia arriba (junto a las muestras de agua). Y será el propio agua del lago el que al ascender invadirá la galería perforada y se congelará de nuevo”.
Esto hará que el lago vuelva a quedar aislado evitando la contaminación. En la actualidad, quedan menos de 100 metros de hielo por perforar. Una vez que el instrumento alcance los 20-30 metros la broca perforadora se sustituirá por una lanza térmica equipada con una cámara. El tiempo juega en su contra, por lo que es probable que los rusos no alcancen el agua antes de que finalice el actual verano antártico. De ser así, la operación tendría que suspenderse y reanudarse el año que viene.
Existe mucha expectación por lo que se podrá ver cuando se recuperen las muestras, ya que se espera que encontremos extremófilos nunca vistos, evolucionados en un entorno que ha permanecido aislado desde tiempos inmemoriales y adaptados a niveles de oxígeno elevadísimos.
El experimento es además todo un adelanto de lo que tendremos que hacer los humanos cuando planifiquemos misiones a lunas heladas de nuestro sistema solar como Europa o Encélado, cuyas condiciones son muy similares. Si las aguas del lago Vostok bullen en vida, sin duda serían una gran noticia para aquellos que creen que en el agua subsuperficial de las lunas jovianas podría haber vida extraterrestre.
Maikelnai
Wired
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