sábado, 18 de diciembre de 2010

Un total de cuatro proyectos de investigación andaluces se desarrollarán en la expedición 'Antártida'


SEVILLA, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un total de cuatro proyectos de investigación andaluces se desarrollarán en la base Gabriel de Castilla gracias a la expedición 'Antártida 2010-2011', impulsada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, donde analizarán la actividad volcánica o en el comportamiento de los pingüinos, entre otros.
En una nota, Andalucía Innova explica que los proyectos serán llevados a cabo por tres universidades y por uno de los centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Comunidad.
Así, los investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada serán los primeros en llegar a la base para determinar la actividad sísmica de la isla, que es "peligrosa". Se trata de una misión, entre otros aspectos, de protección civil de la base, donde se vela por la seguridad de los investigadores en la zona y de los turistas que se acercan a Decepción en crucero".
Asimismo, llevan a cabo el seguimiento de la actividad sismovolcánica en isla Decepción, que se mide desde 1994, así como de los terremotos de Largo Periodo, es decir, los producidos por las explosiones en cavidades internas del volcán.
Además, desarrollan el proyecto 'Mantenimiento de estaciones sísmicas de banda ancha para el análisis de la estructura cortical en el área de las Shetland del Sur', coordinado por Javier Almendros. "Hemos instalado estaciones sísmicas permanentes en tres puntos del Antártico, separadas entre sí por unos 250 kilómetros, que cruzan el llamado Rift de Bransfield, una zona del planeta donde encontramos diferentes ambientes tectónicos a pequeña escala y donde queremos medir el comportamiento de la corteza ante la actividad sísmica", asegura el investigador.
Para ello, han decidido experimentar con un sismómetro electroquímico que no lleva masa como la mayoría sino un fluido que, con las vibraciones, produce una corriente eléctrica, y que además es de bajo impacto ambiental y de poco consumo.
Por su parte, la tarea del equipo de Manuel Berrocoso, de la Universidad de Cádiz (UCA), es complementar la labor del Instituto Andaluz de Geofísica en lo relativo a medidas de seguridad ante riesgo sísmico. Su labor científica se centra en la medición de las alteraciones en superficie que genera la actividad volcánica a partir de modelos matemáticos.
"Gracias al almirante Catalán, del Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando, uno de los polos de desarrollo de la campaña antártica se estableció en Andalucía, junto al otro polo original, ubicado en el centro de Ciencias Marinas del CSIC en Barcelona", añade el investigador, que explica que esta experiencia antártica "ha ayudado, sin duda, al desarrollo de la geodésica y la sísmica volcánica".
Berrocoso indica que ha encontrado a cinco investigadores dispuestos a viajar a la Antártida para realizar tareas de vigilancia mediante técnicas geodésicas GPS (incorporadas recientemente), para eliminar el peligro de hacer mediciones sobre el terreno. Además, esta año probarán un prototipo de estación multiparamétrica, es decir, que mida al mismo tiempo la actividad sísmica, la deformación de la corteza y la temperatura.
"El año pasado instalamos por primera vez dos mareógrafos para que hicieran mediciones en invierno (uno en cada base española) y no sabemos si seguirán allí cuando lleguemos. Sería increíble la información que nos podría proporcionar", aclara.
La investigadora de la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería y parte del equipo de Andrés Barbosa, Luisa Amo, llegará en enero y se encuentra "con ganas de llegar y su labor se adentra en territorio animal, en el que estudiará "el sentido del olfato en los pingüinos".
"Se sabe muy poco del papel de la comunicación química en las aves y los pingüinos antárticos ofrecen una excelente oportunidad para estudiar la importancia de las señales químicas en las relaciones de las aves tanto con otros individuos de su especie como con el medio que les rodea", explica.
Así, afirma que los pingüinos crían en densas colonias donde el reconocimiento entre individuos es "fundamental". "Además, poseen un olor característico, perceptible incluso al olfato humano, que nos sugiere que las señales químicas pueden tener cierta importancia en el reconocimiento entre individuos", menciona.
Por otro lado, señala que los pingüinos se alimentan del krill de los océanos. "Creemos que para encontrarlo utilizan un compuesto que se genera cuando el fitoplancton es ingerido por el krill, el dimetil sulfuro (DMS), lo que señalaría los bancos de krill a estas aves", agrega.
Para estudiar el papel del olfato en las relaciones sociales de los pingüinos así como en la búsqueda del krill del que se alimentan, se estudiará el comportamiento de los pingüinos a través de una serie de experimentos.
Al final de la campaña, esta vez habrán pasado por la isla Decepción un total de 15 científicos relacionados con los cuatro proyectos de investigación con sello andaluz.

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