Visita de 3 horas a la isla Rey Jorge
Viajamos en el nuevo avión Bae que recientemente incorporó Aerovías Dap, el segundo en su tipo que esta empresa regional sumó para sus operaciones hacia el continente blanco.
Texto Alejandro Toro;
Fotos Gerardo López
Diciembre. No debe estar tan frío en la Antártica, pienso. Menos si el objetivo es la isla Rey Jorge y no la Antártica profunda, la de Patriot Hills o el Polo Sur. Pero ese es pensamiento del neófito en los antojos del clima del continente blanco. Invitados por Aerovías Dap a viajar en el avión Bae de reciente incorporación a la compañía regional (el segundo en su tipo de esta empresa para operaciones antárticas), junto a un grupo que trabajará durante tres meses en la remodelación de la base española Rey Juan Carlos I, emprendimos el vuelo. Dos horas en el aire, impecables. Cero turbulencia.
Lo único que alteró el espíritu fue el anuncio del experimentado guía antártico de Dap, Alejo Contreras (53 años), momentos antes de aterrizar en el aeródromo Teniente Rodolfo Marsh, cerca de las 13,20 horas del martes 7 de diciembre: “Hay 4 grados bajo cero y, por el viento, una sensación térmica de menos 20 grados”. Y, al bajar del avión, un frío que anestesia el rostro, confirma la noticia.
Al final fueron tres horas de un rápido recorrido por las diversas instalaciones antárticas junto a la bahía Fildes, donde comparten espacio chilenos y rusos. Una visita, que aunque relámpago, dejó el gusto de haber sentido en la piel el rigor antártico... incluso en diciembre.
La Prensa Austral
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