viernes, 11 de septiembre de 2009

Aumento de temperatura favorece la aparición de flora antártica

Experimento de la Universidad de Concepción concluye que pasto antártico y musgos se multiplican por los efectos del calentamiento global.



La península Antártica es un punto caliente del planeta. En los últimos 50 años, la temperatura allí se ha elevado 2,5 °C, mientras la última información entregada por el IPCC dice que la temperatura del planeta se ha empinado sólo 0,74 °C en los últimos 100 años. ¿Qué consecuencias podría tener esto? Angélica Casanova, investigadora del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción, está estudiando la respuesta que tendrá la vegetación en esa zona al aumento de temperatura.


Para eso, Casanova instaló en dos puntos de la isla Rey Jorge pequeñas cámaras invernadero -llamadas OTC (Open Top Chamber)-, una estructura de acrílico transparente que durante el día calienta su interior entre dos a cuatro grados sobre la temperatura ambiente.


Luego de dos años se observó que la respuesta fue positiva tanto para la Deschampsia (pasto antártico) como para los musgos. "En la primera encontramos no sólo que crecen más, sino además presentan el triple de espigas por planta que el grupo control sin la cámara. Además, encontramos más especies de musgos con esporofitos (estructuras de dispersión) dentro de las OTC que fuera de ellas, lo que es claramente una señal de que el aumento de las temperaturas las favorece", explica. Los resultados experimentales concuerdan con el primer cambio observado en la flora antártica: el avance y expansión de la vegetación han colonizado sitios libres de hielo.



CAMBIO LENTO

Casanova explica que las respuestas de la flora antártica al calentamiento global son lentas y están limitadas por otros factores: el suelo, la radiación, el viento y la disponibilidad de agua líquida que escasea en la zona, lo que afecta especialmente a los musgos. "Estamos hablando de cambios muy lentos, recordemos que ha habido dos eras glaciales que han durado millones de años. Es decir, no podemos esperar que en 100 años van a crecer árboles nuevamente sobre el continente blanco", dice.


Este cambio en el ecosistema no afectará a la fauna. "En general, la fauna antártica está tróficamente asociada al mar", explica Casanova. Lo que sí preocupa es el registro de especies invasoras en la zona cercana a las bases científicas en la isla Rey Jorge.



La Tercera

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