PUNTA ARENAS, (Corresponsal).- Se ha sacado mucha basura en la Antártica, pero a su vez hay ocasiones en las cuales uno se encuentra con ella, cosa que no debiera ocurrir.
Quien así se expresa es Ingrid Hebel Carreño, doctora en Genética de la Universidad de Sreiburg, sur de Alemania, hoy docente e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Magallanes.
Cita un ejemplo: Mientras muestreaban poblaciones de musgos (plantas pequeñas) se encontraron con la batería de un vehículo en un lugar que es poco frecuentado, es decir, precisó, alguien la colocó ahí, elemento que es altamente contaminante.
¿Por qué?, porque tienen reactivos químicos que son muy tóxicos
Quien lo hizo, pensó que al llevarla a un lugar de poca presencia humana, nadie la iba a encontrar.
La pregunta es, entonces, ¿por qué esas personas no se hicieron cargo de ella?... ¿por qué no se dieron la molestia de sacarla de la Antártica?
PERO HAY MAS
La doctora Hebel señala que ha encontrado basureros clandestinos y en ocasiones, basura que “vuela libre” por los aires.
Mencionó, entre otras cosas, espuma que se coloca bajo el piso flotante en poblaciones, elemento que tiene un gran impacto sobre la fauna, principalmente.
También ha observado poblaciones pequeñas de musgos que han sido afectadas por neumáticos de tractores, buldózer o actividades de la construcción que han dañado poblaciones que se debieran estudiar. En otras palabras, admite, tenían un propósito científico. Es una verdadera pena, sentencia la doctora Hebes.
TOMAR CONCIENCIA
Insiste en que “es importante que la gente tome conciencia y sobre todo -dice-, las empresas de turismo. No pueden llegar a someter a la Antártica a una degradación de tal magnitud. De hecho, apunta, no sólo esa actividad”, refiriéndose ahora a especies invasoras que “hemos encontrado en lugares que se supone son prístinos. Incluso una fue hallada en la isla Decepción, que es un volcán. Corresponde a dos (especies) que se ubican en la Patagonia”.
“Ha sido llevada por el ser humano a través de botas o zapatos que no llegan a la Antártica limpias, pudiendo apreciarse semillas, tierra. La gente en general -se lamenta- no tiene conciencia y muchos investigadores tampoco, que para ir hay que tener zapatos nuevos. No se pueden utilizar los mismos que aquí en el continente, ya que lo más probable es que tengan contaminación”.
Recuerda que en la última reunión que fue en Oslo, Noruega, sobre investigación ártica y antártica, en una sesión completa se presentaron por lo menos diez trabajadores orales respecto a los efectos antrópicos que uno puede llevar en los zapatos.
Destaca que tanto investigadores como operadores turísticos sí tienen conciencia del efecto de esta actividad, aunque -reconoce- hay casos en que no se toman las medidas que son estrictamente necesarias, lo que es lamentable, señala.
Ahí está el trabajo del turismo que debe informar sobre este tema, debiendo agregar, aparte de lo anterior, la ropa también.
DESTACA
Desatacó el esfuerzo de Alemania, de Rusia y de alunas ONG en limpiar el área. Se notaba que habían sacado basura y por supuesto, aparte de la voluntad, se necesitan medios económicos.
La Opinión
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