lunes, 15 de marzo de 2010

«La fusión de la Antártida queda lejos»



El científico y militar gaditano ha viajado al Ártico y la Antártida en múltiples ocasiones desde su 'bautizo de hielo' en 1987

Manuel Catalán, pionero en la investigación de los Polos, analiza algunas claves del cambio climático
En el invierno polar el sol desaparece durante 180 días. La temperatura supera los 60 grados bajo cero. No hay quien salga de la base. Dentro, el equipo de científicos se la juega. Una simple crisis depresiva, un bajón emocional, puede convertirse en un problema para todo el grupo. Fuera, la Antártida. Kilómetros y kilómetros de hielo. Manuel Catalán, militar y científico de la UCA, conoce bien las condiciones. Las ha vivido, muchas veces, desde 1987.

Entonces era director del Real Instituto y Observatorio de la Armada, y tuvo ocasión de participar en la puesta en operatividad de la primera base polar española: la Juan Carlos I. Hoy por hoy, el investigador ha tenido la suerte de poder ampliar su trabajo hasta el Ártico. Rusia, Suecia, Canadá.

Sus consideraciones sobre el deshielo de los Polos y la posible acción del cambio climático tienen repercusión internacional, aunque, de entrada, puntualiza: «La investigación polar aporta información que supera los estudios sobre el cambio climático, y contribuye a mejorar el conocimiento en campos como la neodinámica, el océano, el hielo, la atmósfera o el espacio, sin olvidar algunos aspectos sociales».

Efecto invernadero

Catalán entiende que «siempre han existido epocas en la historia del planeta en que la actividad volcánica y los incendios masivos han producido altas concentraciones de gases de efecto invernadero que, lentamente, siempre fueron absorbidas por la interacción de la atmósfera con el océano», pero considera que «la pregunta que hay que hacerse es, por tanto, si la producción de CO2 por nuestra sociedad industrial supera la capacidad de absorción por el océano de estos gases y este ocasionando, junto a otros posibles factores, un cambio en el clima del planeta».

«Ante todo hay que tener en cuenta que aunque estamos hablando de zonas porales, el Ártico y el Antártico tienen muy poco en común. El Ártico es un océcano helado, y bajo su casquete circulan las aguas oceánicas; el Antártico es un continente de dies millones de kilómetros cuadrados en contacto con el océano únicamente en su litoral».

«En la Antártida los procesos son diferentes y los parámetros registran sobre la península un aumento de la temperatura del aire, pero simultáneamente en la Antártida del Éste se registran procesos de enfriamiento que apuntan hacia la complejidad de los procesos físicos que allí se realizan y que sólo desde la ciencia se pueden y deben contestar», explica Catalán.

¿Realmente existe peligro de fusion del casquete Antártico? «El casquete antártico en la Antartida central alcanza el orden de 4 a 5 kilometros, las temperaturas alcanzan valores de -80ºC y en esas condiciones cabe pensar que hablar de la fusion del casquete de la meseta antártica está muy lejos de la realidad física», concluye el investigador. Lo que hay que hacer al respecto, Manuel Catalán lo tiene claro, aunque puntualiza que «lo difícil es cómo llevarlo a cabo». «A mi modo de ver, si el posible cambio climatico se produce por la actividad industrial la solución debe provenir de la disminución de la causa, es decir de la reducción drástica de la emisión de CO2 a la atmósfera. Sin embargo debemos considerar que las naciones requieren mantener un nivel elevado de potencia eléctrica de forma permanente, a un precio reducido y con ausencia de presiones internacionales, para mantener su actividad y desarrollo».
LA voz Digital, España

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