Los investigadores constatan que se puede recopilar información sin matarlas
Desde 1986 se prohíbe su caza con fines comerciales
En 1987 los japoneses volvieron a pescarlas alegando 'motivos científicos'
Los ecologistas afirman que es una tapadera y que comercian con su carne
Los balleneros japoneses prevén pescar este año cerca de 1.000 ballenas
Efe Sydney (Australia)
La caza de ballenas que efectúa todos los años Japón por razones científicas es innecesaria. Así lo asegura un equipo formado por expertos de Australia, Francia y Nueva Zelanda que acaba de regresar de una misión en la Antártida.
El ministro australiano de Medio Ambiente, Peter Garrett, indicó que la expedición pasó seis semanas en la Antártida estudiando ballenas, principalmente las jorobadas, y demostró que se puede recolectar información relevante sobre ellas sin necesidad de asesinarlas, como hace Japón.
Garrett añadió que los datos científicos obtenidos se presentarán en la próxima asamblea de la Comisión Ballenera Internacional, que se celebrará en Marruecos en junio.
Caza prohibida desde 1986
Por su parte, el jefe de la expedición a la Antártida y director del Centro Australiano de Mamíferos Marinos, Nick Gales, señaló que la información que han conseguido permitirá a la comunidad científica conocer mejor las pautas de apareamiento y migración de las ballenas.
La Comisión Ballenera Internacional tiene prohibido desde 1986 la caza con fines comerciales para tratar de conservar la especie, pero Japón cuenta con permisos especiales para la captura con fines "científicos".
El Gobierno japonés ha asegurado que su caza de ballenas en la Antártida se realiza con fines científicos bajo el permiso de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), mientras que Australia ha amenazado con emprender acciones legales para frenar esta práctica.
La carne se vende en restaurantes
Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria impuesta a nivel internacional pero la retomó en 1987 por motivos científicos que los ecologistas consideran una tapadera y califican como "investigación letal".
Las autoridades niponas no niegan la evidencia de que la carne de ballena recogida por los arponeros, que tienen grabados en grandes letras la palabra 'Research' (Investigación) en sus cascos, se vende a precios bastante asequibles en restaurantes de todo Japón, y subrayan la importancia cultural del consumo de este producto.
Los balleneros japoneses planean cazar este año cerca de mil cetáceos, algo a lo que se oponen los Gobiernos de Australia y Nueva Zelanda.
Detención de un activista
El pasado 12 de marzo, Japón detuvo a un activista neozelandés por abordar un ballenero nipón en aguas del Antártico hace un mes, en medio del creciente debate sobre la caza de ballenas del país asiático y las polémicas prácticas de los grupos conservacionistas.
El ballenero 'Shonan Maru 2' atracó el día 12 en la bahía de Tokio en medio de un gran despliegue de seguridad para entregar a la Guardia Costera nipona al activista Pete Bethune, de 44 años y miembro de la organización ecologista 'Sea Shepherd'.
Se trata de la primera detención efectuada por las autoridades japonesas por un caso de abordaje en aguas internacionales, según la agencia local Kyodo. Podría enfrentarse a una sentencia de hasta tres años de cárcel.
El periplo de Bethune desde su llegada a Tokio ha sido seguido por decenas de medios de comunicación y manifestantes que denunciaron con pancartas el "ecoterrorismo" de los activistas de Sea Shepherd, que con varios barcos intentan entorpecer la labor de los arponeros en aguas de la Antártida.
El Mundo
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