domingo, 15 de abril de 2012

Exploradores antárticos en Magallanes



Escrito por José Retamales Espinoza. Director de INACH

Conscientes del enorme patrimonio histórico que tiene la Región de Magallanes y Antártica Chilena, la Empresa Portuaria Austral y el Instituto Antártico Chileno (Inach) se unieron para crear tres placas con detallada información del paso de insignes exploradores polares por nuestros mares y territorios, e inaugurarlas en la entrada peatonal al muelle Prat, el pasado 6 de marzo.
Desde la instalación de nuestra sede principal en Punta Arenas, el año 2003, el Inach ha promovido varios proyectos que subrayan la historia polar de la región. El más destacado ha sido el Circuito Histórico Antártico, que hiciéramos junto al destacado embajador e historiador Jorge Berguño, lamentablemente fallecido el año pasado.
Estas placas destacan, en primer lugar, a los principales exploradores polares que pisaron tierras magallánicas entre 1897 y 1947. En segundo lugar, se incluye la visita de la Primera Expedición Científica Antártica, al mando del belga Adrien de Gerlache. Finalmente, una placa recuerda el temprano y notable paso del insigne navegante antártico francés Dumont D’Urville en 1837.

Cincuenta años de historia
antártica al alcance de la mano

Punta Arenas recibió y atendió a los conquistadores del Polo Sur, el noruego Roald Amundsen en 1897 y el inglés Robert F. Scott en 1904. Este ultimo depositó en el Antiguo Correo de Punta Arenas 400 cartas dirigidas al Reino Unido y el resto del mundo, dando cuenta del regreso de su expedición Discovery, en la que viajaba el irlandés Ernest Shackleton como tercer oficial de cubierta.
Jean-Baptiste Charcot estuvo dos veces en Punta Arenas. El gobernador Federico Chaigneau festejó su regreso de la Antártica en 1910 con un almuerzo en el Palacio de la Gobernación. Catorce meses antes, el 16 de diciembre de 1908, había sido entusiastamente despedido por varios miembros de la colonia francesa residente, incluyendo al mencionado Chaigneau, Juan Blanchard y Antoine Beaulier, arquitecto de edificios emblemáticos aún en pie como la Residencia Blanchard (donde se encuentra actualmente la sede del Inach).
Shackleton ya había hecho dos intentos de rescate de sus náufragos del Endurance, en la isla Elefante, antes de arribar a Punta Arenas en 1916. El tercer intento capitaneando la Emma fracasaría también. Sería la habilidad y coraje del Piloto Luis Pardo Villalón, de la Armada de Chile, lo que posibilitaría el tan anhelado salvamento a bordo de la Yelcho un invernal 30 de agosto, con arribo al muelle principal de la ciudad el domingo 3 de septiembre de 1916. Una multitud los esperaba.
El australiano Hubert Wilkins llegó en noviembre de 1934 a Punta Arenas a bordo del Wyatt Earp en busca de repuestos para el avión Polar Star que había presentado fallas en la isla Decepción. El Wyatt Earp era un buque de pesca noruego reacondicionado por el millonario norteamericano Lincoln Ellsworth para sus expediciones polares.
En una nota que nos hiciera llegar hace unos años el historiador Mateo Martinic, nos cuenta que en abril de 1940 el explorador norteamericano almirante Richard E. Byrd estuvo en nuestra ciudad y “fue recibido y agasajado por las autoridades locales siendo atendido en particular por el coronel Ramón Cañas Montalva, a la sazón comandante en jefe de la Región Militar Austral y uno de los primeros hombres públicos chilenos que respaldó la decisión del Supremo Gobierno de proclamar el interés de Chile en la región polar”. El almirante Byrd se alojó en el Hotel Kosmos y fue homenajeado, entre otros actos, con una carrera en su honor realizada en el Club Hípico, donde también, en 1916, se había homenajeado multitudinariamente a Shackleton y sus hombres con juegos de destreza y un picnic popular. Cabe destacar que acompañaron a Byrd los Tenientes Primeros Federico Bonert y Exequiel Rodríguez, de la Armada de Chile.
En 1947, cerrando este ciclo de exploraciones registrado en esta primera placa del muelle Prat, Federico Guesalaga comanda la Primera Expedición Antártica financiada por el Estado de Chile, con las naves Iquique y Angamos.





De Gerlache y la
tripulación dorada

Adrien de Gerlache de Gomery (1866-1934), oficial de la Marina belga, tiene el honor de haber comandado la primera expedición antártica de carácter científico, anticipando así una nueva era de la exploración polar bajo el sello de la cooperación internacional y de la ciencia. En agosto de 1897, De Gerlache deja el puerto de Amberes a bordo de la Belgica, de 34 metros de eslora, con una tripulación que incluía una verdadera constelación de notables exploradores y científicos:

- Georges Lecointe (Bélgica). Observador geofísico. Primer oficial.
- Roald Amundsen (Noruega). Segundo oficial y futuro conquistador del Polo Sur el 14 de diciembre de 1911.
- Frederick A. Cook (EE. UU.). Médico e improbable conquistador del Polo Norte en 1908, hazaña que más bien se reconoce a Robert Peary (EE. UU.) en 1909.
- Henryk Arctowski (Polonia). Geólogo, oceanógrafo y meteorólogo.
- Emil Racoviţă (Rumania). Zoólogo y botánico.
- Emile Danco (Bélgica). Observador geofísico.

El 1 de diciembre de 1897 llegan al puerto de Punta Arenas, donde permanecen durante dos semanas, se resuelven ciertos problemas internos (cuatro hombres son desembarcados por indisciplina) y se cargan provisiones incluyendo 100 toneladas de carbón. Amundsen escribió en su Diario: “Punta Arenas es una ciudad de aproximadamente 3000 habitantes de todas las nacionalidades. Hay muchos negocios no muy atractivos, pero no hay nada que no se pueda obtener aquí. No se pagan impuestos. Todos van a caballo, incluso mujeres de 60 pasan galopando suavemente. La policía no detiene a nadie por cabalgar desordenadamente. La gente es realmente libre aquí. Nos despidieron con una comida al aire libre donde 19 nacionalidades estaban representadas”. Antes de zarpar hacia las aguas polares, se ofreció a De Gerlache una recepción oficial en el lugar que hoy ocupa la Primera Compañía de Bomberos, el mismo lugar donde Shackleton, el Piloto Luis Pardo y la tripulación del Endurance ya rescatada disfrutarían de una gran velada de gala, diecinueve años más tarde.
La Belgica es atrapada por el hielo marino, pero resiste. Durante quince meses De Gerlache y sus hombres realizarán importantes colecciones y observaciones científicas. Redibujaron la costa oeste de la península Antártica, descubrieron una cuenca en el lado sur de los Andes antárticos y cartografiaron el ahora conocido como Estrecho de Gerlache y la costa de Danco, además de obtener abundante información sobre glaciares y formaciones geológicas. Fueron los primeros en pasar el invierno más allá del Círculo Polar Antártico y así realizar mediciones meteorológicas durante un año completo. El 28 de marzo de 1899 la Belgica y su tripulación dorada (cuyos nombres hoy designan bases, lugares y especies polares) volvían a Punta Arenas, cerrando un capítulo glorioso de la historia antártica. En el intertanto, nuestra ciudad ya daba pasos visibles de progreso; el mismo Amundsen anotaba el 29 de marzo de 1899: “Llegamos a Punta Arenas a las 6 de la mañana para descubrir que la ciudad creció muchísimo. Hay luz eléctrica y teléfonos, empedrado y elegantes almacenes. Grandes buques, de carga y pasajeros, van y vienen cada día”.



Adélie penguins near the coast of Antarctica, from Jules Dumont d’Urville, Voyage au pole sud, 1842-54.


Dumont d’Urville

El 6 de agosto del año pasado se presentó en el Inach el diario del explorador francés Dumont d’Urville (1790-1842) “L'Astrolabe y La Zélée en el Estrecho de Magallanes”. La traducción de Claudia Bahamonde es la primera que se hace desde el original francés al castellano e incluye las páginas dedicadas por D’Urville a su paso por el Estrecho, donde hizo recalada en Puerto del Hambre y la tripulación tomó contacto con los aonikenk o tehuelches.
Jules Sébastien César Dumont d’Urville fue, sin duda, una personalidad inquieta, con espíritu de aventura en la sangre. En una exploración del mar Egeo, D’Urville convenció al gobierno francés de adquirir una estatua de Afrodita recientemente descubierta en el archipiélago de las Cícladas. Así, la Venus de Milo pasó a formar parte de los tesoros del Museo Real de Luis XVIII (actual Museo del Louvre).
Años más tarde, D’Urville exploró Sudamérica, la Antártica, Australia y Nueva Zelandia. Comandó la expedición que tenía por objetivo alcanzar el Polo Sur Magnético y reclamarlo para Francia. Dispuso de dos naves: la Astrolabe y la Zélée, que zarparon de Toulon el 7 de septiembre de 1837. Estas permanecieron en el Estrecho de Magallanes entre diciembre de 1837 y enero de 1838, donde D’Urville y sus hombres realizaron muy importantes estudios hidrográficos, cartográficos, geológicos, botánicos, entre otros.
Luego de su primer contacto con los hielos antárticos, Dumont d’Urville recorrió las islas Shetlands, Orcadas, el estrecho de Bransfield y el norte de la península Antártica, el mismo sector elegido hoy por varios países para desarrollar la ciencia antártica. Después de retornar a Sudamérica y navegar por Oceanía, vuelve a tocar el Continente Blanco en la Terre Adélie (1840), nombrada así en honor a su esposa.
La primera base antártica francesa lleva su nombre (66° 40’ S - 140° 01’ E), al igual que varios accidentes geográficos, como mares, islas, montes y cabos, y algunas plantas (entre éstas, el conocido cochayuyo: Durvillaea antarctica).
D’Urville y su familia murieron atrapados en las llamas que destruyeron el tren que los llevaba desde Versalles a París en la primavera de 1842.
Con estas placas, instaladas en un sitio tan importante de esta ciudad-puerto como es el muelle Prat, hemos querido relevar para magallánicos y turistas los valores asociados a la historia antártica: Coraje, Perseverancia, Solidaridad, Fortaleza, Espíritu Científico. Los instamos a visitar este valioso rincón de nuestra ciudad que nos hace una doble invitación: a mirar de nuevo a las aguas del Estrecho y a conocer el rico legado histórico que nos pertenece.

Texto publicado en Diario La Prensa Austral

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