domingo, 15 de abril de 2012

El turismo en la Antártida amenaza con expandir plantas invasoras

Un análisis detecta la llegada de numerosas semillas pegadas a cordones y al velcro de bolsos y cámaras. En las zonas más favorables y en islas próximas ya se observan en verano pastos de dos gramíneas

Semillas transportadas inadvertidamente por científicos y turistas amenazan el frágil ecosistema de la Antártida y es probable que la colonización de especies foráneas se consuma si prosigue el calentamiento global y sus costas quedan en verano expeditas de hielo. Así lo sostiene un estudio internacional que ha analizado la ropa, los equipos y otras pertenencias de 853 personas que visitaron el continente helado por motivos de trabajo o de ocio.

El velcro de una chaqueta, los cordones y la lengüeta de los zapatos o la correa de una máquina fotográfica pueden ser el inesperado medio de transporte. Dos gramíneas espontáneas de origen sudamericano ya han empezado a detectarse en las zonas y en los meses más proclives.

ULTIMO AÑO POLAR Los investigadores encontraron nada menos que 2.600 semillas en las 853 personas que se prestaron voluntariamente al análisis, realizado durante el último Año Polar (2007-2008). Los detalles del estudio, que se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestran curiosamente que los turistas transportaron per cápita menos semillas que los científicos que trabajan en las bases. Teniendo en cuenta que durante ese periodo visitaron el continente 33.054 turistas y 7.085 científicos, el estudio llega a la conclusión de que unas 70.000 semillas pueden llegar por esta vía a la Antártida cada año.

En el estudio, coordinado por Steven Chown, de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), participaron también investigadores de EEUU, el Reino Unido, Francia, Holanda, Australia, Bélgica y Japón, así como de la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO). De las semillas que el estudio pudo identificar con claridad (43%), la mitad pertenecían a especies de ámbitos fríos que potencialmente podrían soportar las temperaturas de la península Antártica, que es la zona más transitada y la única de todo el continente en la que es posible encontrar zonas sin un manto blanco en los meses más cálidos del año. Es decir, los visitantes acuden a los lugares donde el riesgo es mayor.

Los investigadores determinaron que la mayor parte de las semillas eran de origen sudamericano, previsiblemente adheridas a la ropa en los puertos donde los turistas toman los tradicionales cruceros, pero algunas procedían incluso del hemisferio norte, lo que demuestra su gran capacidad de supervivencia.

Aunque los territorios sin hielo durante el año completo suponen entre el 1% y el 2% de la Antártida, no es poco si se tiene en cuenta que se trata de un gigantesco continente de 14 millones de kilómetros cuadrados (28 veces España). Eso sí, a diferencia de lo que sucede en las tierras boreales, que sin excepción han sufrido un aumento espectacular de las temperaturas en las últimas décadas, el incremento en el continente blanco se concentra en la península Antártica y las islas próximas.

La IAATO ya ha introducido medidas para intentar asegurar que los visitantes no transporten semillas y para ello informa continuamnete a los visitantes.

ANTONIO MADRIDEJOS

Diario Cordoba

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