lunes, 4 de enero de 2010

Ruta Azul, un oasis de fauna marina patagónica


La Patagonia estrena su Ruta Azul, una zona protegida que abarca unos 500 kilómetros de costa, decenas de islas y dos parques marinos. Bordeado por la Ruta 3, el circuito es un corredor de ecoturismo en torno a las ciudades de Comodoro Rivadavia (Chubut) y Puerto Deseado (Santa Cruz) que incluye numerosos puntos de avistaje de la singular fauna de la Patagonia atlántica.
Azul se la bautizó por la íntima relación con el océano y para marcar la diferencia con el verde de la mítica Ruta 40 sobre los bosques de la Patagonia cordillerana. Lo nuevo de este itinerario es que integra a los parques interjurisdiccionales marinocosteros Patagonia Austral, en Comodoro Rivadavia, e Isla Pingüino, en Puerto Deseado (aguarda aprobación del Gobierno nacional). Al sumar Caleta Córdova, Camarones, Bahía Bustamante, Punta del Marqués, Caleta Olivia, Rada Tilly y Cabo Blanco se obtiene un área que reúne decenas de especies autóctonas entre las que sobresalen las omnipresentes gaviotas, los lobos y elefantes marinos; y las estrellas de la región: los pingüinos, de Magallanes en Chubut y de Penacho Amarillo en Santa Cruz. Toninas overas, orcas y cormoranes también habitan la zona, que desde la tierra es vigilada por cuadrillas de guanacos y rebaños de ovejas que se muestran a la vera del camino. El conjunto genera un escenario de riqueza animal que sólo podría ser comparable con el de las costas de Perú, California, el sudoeste africano o las islas Galápagos.
Ruta chubutense
Por su extensión, la Ruta Azul puede dividirse en dos corredores, vinculados con cada uno de los parques marinos. En Chubut, Comodoro Rivadavia es ideal para hacer base y desde allí subir hacia el norte por la Ruta 3 hacia Bahía Bustamante y Camarones. Sobre el golfo San Jorge, el Parque Patagonia Austral se ubica al norte de Comodoro Rivadavia y es la primera zona protegida marina y costera del país. Abarca una franja de 100 kilómetros, con casi 50 islas.
En esa zona el golfo posee bahías, caletas, ensenadas, playas, islas y arrecifes de piedra; un paisaje ideal para que las aves aniden entre setiembre y marzo, a salvo de predadores terrestres.
Camarones
Viajando 150 kilómetros al norte de Comodoro, por la Ruta 3, se llega al pequeño poblado de Camarones, fundado en 1900, con apenas 2.000 habitantes y mucha hospitalidad. Sorprende con un ordenado trazado de anchísimas calles, en las cuales se ven más peatones que automóviles. El momento cumbre de Camarones es durante el primer fin de semana de febrero, cuando se celebra la Fiesta Nacional del Salmón, un evento pesquero que llega a reunir unas 10 mil personas y en 2010 tendrá su trigésima edición. Durante todo el año salen de Camarones excursiones embarcadas para pescar, hacer avistaje de aves o buceo.
Los platillos con mariscos son la especialidad de esta ciudad que incluye un sorprendente y recientemente creado Museo de la Familia Perón, con memorias de la infancia del general Juan Domingo. Tomando la Ruta provincial 1, trazado de ripio que circula al borde del mar, se accede a Caleta Sara, que posee un club náutico -que fuera de YPF- con curiosas postales de embarcaciones rodeadas por guanacos. Sobre la misma ruta se encuentra el punto fuerte de este tramo de la Ruta Azul: el área protegida Cabo Dos Bahías, donde anidan 9.000 parejas de pingüinos de Magallanes distribuidos en 18 hectáreas. El visitante puede acercarse allí a centímetros de estas simpáticas aves. Desde Camarones también se puede visitar Cabo Raso y Nueva León, paraje abandonado de la trágica ciudad fundada antes que Buenos Aires, en 1535.
Bahía Bustamante
A 80 kilómetros hacia el sur de Camarones, siempre por la Ruta 1 se encuentra Bahía Bustamante. Pueblo que nació por la iniciativa de Lorenzo Soriano, inmigrante español que inició la explotación de algas marinas en 1947.
La zona se llamaba entonces Bahía Podrida por el olor que generaban las algas. Explotada por los nietos de Don Soriano la producción continúa hoy en día - generan materia prima que compone dulces, flanes, embutidos, leche chocolatada, pasta dentífrica y sushi, entre otros productos- y el pueblo conserva la fisonomía de antaño, con iglesia, escuela y comisaría, aunque ahora sólo posee 20 habitantes estables, contra las 500 que llegaron a vivir en tiempos de apogeo. Matías Soriano vive en Bahía Bustamante y además de brindar hospedaje en este «pueblo privado» organiza avistajes embarcados por la increíble Caleta Malaspina, que sólo es navegable con marea alta y conduce a islas habitadas por todo tipo de aves, incluyendo pingüinos, y lobos marinos. También hay salidas hacia un bosque petrificado.
Caminatas, bicicleteadas y paseos en kayak son algunas de las mejores maneras de pasar el tiempo en Bahía Bustamante, un verdadero oasis de naturaleza patagónica donde la electricidad sólo funciona de 18 a 24 y el cielo estrellado emociona hasta al más duro.
Comodoro
La llamada Capital Nacional del Petróleo es la base perfecta para iniciar el recorrido de la parte chubutense de la Ruta Azul.
Posee hotelería de alta calidad (dos 4 estrellas, el Lucania y el Austral), alta frecuencia de vuelos con Buenos Aires y facilidades para alquilar automóviles y contratar excursiones con operadores locales.
Pero la ciudad también posee sus propios atractivos.
Poco a poco se convierte en un destino codiciado por el turismo de congreso, convenciones y eventos (inauguró un nuevo predio ferial) mientras desarrolla con éxito propuestas como excursiones hacia la Punta del Marqués y Caleta Córdova (avistaje de lobos marinos) y las playas de Rada Tilly. Dentro de la ciudad el Museo del Petróleo merece una visita atenta, así como el Parque Eólico.
ambito.com

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