UNA INVITACIÓN A LA AVENTURA DEL CONOCIMIENTO VIVIDA EN LAS EXPEDICIONES CIENTÍFICAS, A RAÍZ DEL MÍTICO VIAJE DEL NATURALISTA BRITÁNICO
27 de diciembre de 1831, un jovencísimo Charles Darwin (Shrewsbury 12 de febrero de 1809 – 19 de abril de 1882) zarpa a bordo del Beagle, un bergantín de la Marina Real Inglesa, en una expedición a objeto de completar los trabajos ya iniciados de hidrografía de Patagonia y Tierra de Fuego, en las costas de Chile, Perú y algunas islas del Pacífico. Cinco años de viaje que convertirían al naturalista británico en una de las personalidades que más ha representado para el avance de la ciencia en la historia de la Humanidad. Sus estudios sobre la Evolución y sobre todo, el descubrimiento de la Selección Natural, marcó el nuevo rumbo de la Biología. La ingente cantidad de datos que acumuló durante la travesía serían posteriormente el germen de la teoría que revolucionó el pensamiento científico.
Su aportación a la Ciencia, coincidiendo con el 200 aniversario de su nacimiento, se recupera en «Darwin Navegando no Beagle», la muestra más ambiciosa del Museo do Mar hasta la fecha. Una invitación a la aventura del conocimiento vivida en las expediciones científicas -oceánicas, terrestres y espaciales-, fiel reflejo de cómo éstas han influido en el desarrollo de la historia natural.
Referente de la biología, la navegación, la filosofía e, incluso, de la religión, 20 décadas tras su nacimiento Charles Darwin sigue marcando la devenir de la historia. Ahora, la ciudad olívica se erige en salvaguarda de su aportación a la ciencia y recuerda a uno de los grandes estudiosos de la humanidad, que con su obra cumbre El origen de las especies (1859), sigue iluminando nuestro entendimiento.
De producción propia, la muestra que ahora nos ofrece el Museo de Mar, con elementos únicos e inéditos, no ha pasado desapercibida para aquellos que desde su apertura al público han recorrido sus pasillos y salas. Y es que pocas veces se brinda la oportunidad de poder disfrutar de una reproducción como la que en éste caso se expone. Como eje central, el Beagle de nueve metros de eslora -embarcación en la que Darwin navegó alrededor del mundo-; y a escala real, el camarote en el que el científico desarrollo su teoría. Además, se incluye una larga serie de elementos multimedia y más de 60 piezas relacionadas con su trabajo a bordo, enmarcadas en el propio contexto de la época.
DEL BEAGLE AL BEAGLE II. La exposición se estructura en cuatro partes bien diferenciadas. En la primera de ellas se exponen los antecedentes de la expedición científica del Beagle, en su comparativas con grandes exploraciones de la época a las que los británicos se referían como neocolonialismo verde, tales como las realizadas por el también británico Cook, el francés Laperousse o el español Malaspina. Asimismo, se profundiza en las personalidades de Charles Darwin y el capitán del barco, Robert Fitz Roy. El espíritu inquieto y las primeras reflexiones sobre la teoría de la evolución del científico británico, contrastan con convicciones religiosas sobre el origen de la humanidad en Adán y Eva. El buque que antes de partir fue concienzudamente reformado por Fitz ocupa un lugar destacado dentro de esta exhaustiva muestra, cuya segunda parte se centra en la circunnavegación del Beagle. Hasta 18 cronómetros dan fe de la precisión cartográfica de la que hacía gala el capitán, quien además forro los fondos de cobre a objeto de que estos no fueran carcomidos por el gusano conocido como broma, evitando que un posible hundimiento.
La evolución de las especies, y su materialización como teoría, centran la tercera parte de este espacio expositivo, quedando reflejados los esfuerzos de Darwin por adquirir sus primeras ideas sobre la evolución; su conflicto con las convicciones creacionistas –propias de una educación religiosa de la clase alta británica-; sus demoras para publicar el libro; y, también su contacto con Alfred Russell Wallace, quien llegó a las mismas conclusiones que Darwin, llegando a adelantarle en la publicación de las mismas. Por último, las consecuencias de este planteamiento científico, y su influencia en pensadores y estudiosos, así como en la astrofísica moderna, tienen cabida en una cuarto capítulo, que pone fin a un recorrido histórico con la maqueta de la sonda espacial Beagle II.
ESTRELLA DE LA EXPOSICIÓN. La reproducción del Beagle, de nueve metros de eslora y tonelada y media de peso, es la pieza central de la exposición. El proyecto de su construcción arrancó del Museo del Mar, que solicitó a la Asociación Gallega de Carpinteros de Ribeira una relación de candidatos que estuvieran dispuestos a asumir el reto. El concurso fue ganado por el joven Francisco Fra Rico, de San Cibrao. El Beagle que se expone no es una maqueta, sino una reproducción exacta a una escala navegable. Única en el mundo, será terminada por su constructor, delante del público, durante el tiempo que dure la exposición.
ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario