El cambio climático que ha comenzado a notarse con intensidad en la Patagonia, afecta muy especialmente a la fauna de la región, apreciándose ello en las colonias de pingüinos en Punta Tombo, en la península de Valdés, en la provincia de Chubut. Justamente allí, uno de los lugares turísticos más visitados para observar ese fenómeno de la naturaleza, ha comenzado a disminuir la cantidad de parejas de estas pequeñas e inofensivas aves que llegan allí para reproducirse cada año entre los meses de septiembre y abril.
En la última década la colonia de pingüinos se redujo un 20%, hasta haberse contabilizado unas 200.000 parejas este año, habiéndose además logrado establecer que en los últimos 20 años se han debido ir alejando unos 40 kilómetros desde sus asentamientos en la búsqueda de alimentación. Es que los cambios han provocado que la comida cada vez se encuentre más alejada, de lo cual se han obtenido sobradas pruebas por el seguimiento que se hizo de 57.000 ejemplares anillados.
Pero además, tanto es el desconcierto de las aves, que en lugar de dirigirse hacia el sur en la búsqueda de alimentos, como antes sucedía, ahora lo hacen hacia el norte.
Sin embargo, no es la primera vez que se produce este fenómeno en la colonia de pingüinos, desorientada por el paulatino cambio climático que introduce fuertes modificaciones en sus hábitos, ya que en la anterior temporada, la colonia partió desde Chubut y llegó casi hasta la línea del Ecuador, produciéndose la muerte de unos 6.000 ejemplares, ya que debieron continuar su marcha al no encontrar alimentos en los lugares habituales.
Esta es apenas una de las graves alteraciones climáticas que produce el sistemático aumento de la temperatura de la tierra, ya que más hacia la zona de la Antártida -al igual que en el Polo Norte- las consecuencias son mucho mayores, pues allí la modificación de flora y fauna es realmente importante.
Pero lo que se advierte, es que luego del deshielo que va dándose de los dos casquetes polares, con toda la secuencia de peligros que ello constituye, la alteración va hacia el continente, lo cual puede comprobarse con este fenómeno en la Península de Valdez.
Por ahora los efectos negativos los sufren los pingüinos, aunque esta es apenas la punta del iceberg, ya que todo irá empeorando sostenidamente a medida que vaya subiendo la temperatura. Hace unos años se pensaba que recién en unos 50 años se comenzarían a advertir las alteraciones, pero las mismas están cada vez en un proceso de mayor aceleración.
Sorprendió entonces al mundo entero el nefasto resultado de la reciente cumbre del clima que se produjo en Copenhague (Dinamarca) con la participación de 190 países, pero donde la voz cantante la llevaron algunas de las grandes potencias -económicas y también militares- con Estados Unidos a la cabeza y con China y la India como más fuertes adherentes, quienes en su condición de mayores emisores de gases con efecto invernadero, optaron por defender sus intereses económicos por sobre la preservación del hábitat de la raza humana.
Es realmente incomprensible la posición de estos países, que además recibieron tibias e inducidas adhesiones de otras naciones dependientes por diversos motivos, en cuanto al fracaso de la fijación de objetivos para resguardar la tierra del enorme daño que está provocando en la misma el hombre, el más destructor de los seres vivientes.
Todo indica que en unos 10 años la fauna silvestre de la región patagónica cambiará diametralmente sus costumbres, además de una fuerte disminución de ejemplares.
Mientras esto sucede en el planeta, los líderes mundiales discuten sobre altas finanzas y se hacen los distraídos al momento de tener que adoptar medidas.
Editorial
La Opinión de Rafaela
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