Hemos retornado de Magallanes después de pasar unas muy buenas vacaciones. Lo de viajar a la ciudad natal surgió de la Chica (Ruth), ya que el año pasado no pudimos ir (no nos dejaron, preocupados de mi infarto reciente y la inesperada diabetes), por lo que nos embarcamos con muchas ganas de ir a la “tierra” y, sobre todo, de encontrarnos con la familia, amigos y poder recorrer algo de la región.
El tiempo y las tradiciones
Una de las actividades “tradicionales” al llegar a la casa es la darle cuerda a un reloj antiguo, marca Hienerger, que aún funciona y que está en el living. Recuerdo que lo tenemos desde que nos cambiamos a este barrio, en los años 60’. Su origen lo desconozco pero representa el inicio del tiempo de estadía en la tierra natal.
Pero, ¿Qué es el tiempo?...
El tiempo es una experiencia del alma. San Agustín, en sus Confesiones dice: “hay tres clases de tiempo: el presente de lo pasado, el presente de lo presente y el presente de lo futuro. Estas tres clases de tiempo existen sólo en el alma. El presente de lo pasado es memoria; el presente de lo presente es visión; el presente de lo futuro es espera
Y este “tiempo de verano” ha sido una experiencia del alma. Un tiempo, además, más tranquilo, donde pudimos “descansar”, “cambiar de aire”, pero sobre todo tener algunos días para compartir con parte de la familia y amigos. Y también recorrer la ciudad, donde pasamos muchos años de nuestra vida, apreciando los cambios que han ocurrido, como también ir a algunos lugares típicos de la región.
Continuará
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