jueves, 13 de octubre de 2011

Volveré y tendré millones

RESTOS DEL ESLABON PERDIDO DE LAS BALLENAS, EN ANTARTIDA ARGENTINA

Científicos argentinos hallaron la mandíbula de un Basilosauridae de alrededor de 49 millones de años. El animal tenía entre cuatro y seis metros y es el más antiguo del mundo. Lo presentaron en Tecnópolis el ministro Barañao y el canciller Timerman.


Un equipo de científicos argentinos del Instituto Antártico halló en la isla Marambio, al nordeste de la Península Antártica, los restos “más antiguos en el mundo de una ballena totalmente acuática”, anunciaron ayer en Tecnópolis el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el canciller, Héctor Timerman. El fósil es un Basilosauridae de 49 millones de años de antigüedad, de entre cuatro y seis metros de magnitud, y su hallazgo “modifica el conocimiento vigente sobre la evolución de estas especies”, especificó el jefe de la investigación, Marcelo Reguero. Para el ministro de Relaciones Exteriores, el descubrimiento da cuenta de que “Argentina está comprometida con la investigación y la protección ambiental del continente”.

“No fue un logro producto de la casualidad o la buena fortuna. Argentina es hoy un país con vocación antártica”, aseguró Timerman en la sala de prensa de la megamuestra de ciencia y tecnología. Barañao, por su parte, destacó que las conclusiones acerca del fósil, por un lado, contribuyen a consolidar al país en el “mapa mundial de la ciencia y la tecnología”, ya que implica “un gran aporte a la teoría de la evolución”. En ese sentido, felicitó a los científicos que “en condiciones tan duras, tan frías” investigan en la Antártida Argentina, para “garantizar el uso del continente para toda la humanidad”.

Los científicos lograron rescatar en la formación La Meseta de la isla Marambio los restos de la mandíbula del “arqueocetáceo antártico”. Participaron los paleontólogos argentinos Claudia Tambussi, investigadora del Conicet y del Museo de La Plata, y Marcelo Reguer, del Conicet, del Instituto Antártico Argentino y Museo de La Plata; y los suecos Thomas Mörs y Jonas Hagström, del Swedish Museum of Natural History.

“Es el registro más antiguo que se conoce de los cetáceos totalmente adaptados a la vida acuática. Los registros anteriores de esta especie estaban a 12 millones de distancia, es decir que eran de unos 37 millones de años de antigüedad”, explicó a Página/12 Reguero, que tuvo a su cargo la investigación. De alrededor de 49 millones de años de antigüedad “había otros cetáceos, pero eran primitivos, unas ballenas semiacuáticas con sus cuatro patas desarrolladas (Protocetidae) de hábitos anfibios”, pero “no se tenía noticias de que unas formas totalmente acuáticas existiesen en esa edad”. Por esto, “se explicaba que el tiempo de adaptación completa al medio acuático era relativamente extenso”.

El nuevo registro de la ballena totalmente acuática (Basilosauridae) de casi 50 millones de años permite entender que ambas instancias en la evolución de la especie coexistieron por un tiempo, ya que los Protocetidae (semiacuáticos) se registran en la región indo-paquistaní con una edad de 53 millones de años, y “el Basilosauridae surge sólo a cinco millones de años del primer grupo de origen, en una evolución acelerada”, detalló el paleontólogo.

El ejemplar de Basilosaurio descubierto es de “tamaño mediano”, según estimaron los científicos a partir de la mandíbula, que es de unos 60 centímetros de longitud. Se estima que tendría entre cuatro y seis metros de largo, aunque por lo que se conoce “este tipo de ballenas alcanzaban entre 14 y 15 metros, es decir que podría ser un espécimen joven”, señaló Reguero. “Se supone que eran de hábitos piscívoros (comían peces) y tal vez pingüinos”, apuntó.

El director nacional del Instituto Antártico, Mariano Mémolli, contó a este diario que “alrededor de 200 investigadores argentinos desarrollan actualmente estudios en unos 80 proyectos financiados por el Estado nacional, que desde 2003 aumentó en 1600 por ciento el presupuesto destinado”. En la tarea científica, “enfrentan vientos de 120 kilómetros por hora, se les vuelan las carpas, les llueve durante días”.

“Este hallazgo coloca a la paleontología argentina en un sitio de vanguardia a nivel mundial”, estimó Mémolli, y consideró que “antes se asociaba a investigadores argentinos unidos a investigadores extranjeros. Hoy ocurre al revés, y eso pone en valor la ciencia que se quiere hacer en Argentina.”

Informe: Rocío Magnani.

Página/12

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