domingo, 25 de diciembre de 2016

Científicos y militares argentinos investigarán el cambio climático en la base antártica más austral



Un equipo de veintiún científicos y militares argentinos arribó a la base Belgrano II, a más de 4.500 kilómetros de Buenos Aires y menos de 1.700 del Polo Sur, donde enfrentarán una noche polar de cuatro meses.

Un equipo de veintiún científicos y militares argentinos arribó a la base Belgrano II, a más de 4.500 kilómetros de Buenos Aires y menos de 1.700 del Polo Sur, donde enfrentarán una noche polar de cuatro meses, con temperaturas de hasta 35 grados bajo cero, para realizar investigaciones sobre el cambio climático y fenómenos atmosféricos.

Belgrano II es la más austral de las bases argentinas y está situada al este del Mar de Weddell, por lo que la dotación recién arribada no volverá a tener contacto con personas ajenas al grupo hasta que sean relevados en diciembre de 2017.

El jefe de la base, capitán Alejandro Hermosa, contó a Télam: “para llegar hasta acá tuvimos que salir de Buenos Aires en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que nos dejó en Ushuaia; de ahí un avión de transporte Ilyushin-76 nos llevó en un vuelo de cuatro horas hasta el aérodromo de Glaciar Unión donde un avión de enlace Basler BT-67 nos esperaba para llevarnos en un vuelo de tres horas hasta la pista de anevisaje a ocho kilómetros de Belgrano II donde nos esperaba la dotación saliente con los vehículos para llevarnos con nuestro equipo hasta la base”.

Hermosa contó que “la dotación con la que acabamos de tomar la base es de 21 personas; 16 efectivos del Ejército Argentino, dos de la Fuerza Aérea que trabajan para el Servicio Meteorológico Nacional y tres científicos de la Dirección Nacional del Antártico que realizan tareas en el Instituto Antártico Argentino”.

El militar agregó: “la posición geográfica de Belgrano II permite hacer muchas investigaciones sobre la capa de ozono, las auroras polares y otros fenómenos atmosféricos, además hay varios trabajos referidos a la glaciología”.

“Hoy estamos trabajando con temperaturas máximas de tres grados bajo cero y eso nos permite aprovechar al máximo para hacer tareas al aire libre que en la noche polar de mayo a agosto pueden volverse más complejas con temperaturas de hasta 35 grados bajo cero”, apuntó.

En ese sentido añadió que para terminar de instalarse "resta recibir el abastecimiento que este año va a llegar por aerolanzamiento en unos días; esa va a ser la última vez que veamos una cara ajena al grupo de la base hasta que nos vengan a relevar en diciembre del año que viene”.

“Lo más complicado durante la noche polar va a ser el abastecimiento de agua; tenemos algunos campos de hielo ya marcados y día por medio vamos a tener que salir para picar bloques que tendremos que entrar a la base para derretirlos”, indicó.

El jefe de base advirtió que “la posición de Belgrano II es bastante aislada y somos conscientes de que es muy difícil contar con que nos pueda llegar asistencia en invierno ante alguna contingencia, por eso contamos con un médico y un enfermero”.

Consultado por la lejanía con la familia, el capitán Hermosa, de 34 años, casado y padre de dos nenas de uno y tres años, dijo: “ésta es mi primera invernada y nunca había estado tanto tiempo lejos de la familia, pero eso es algo para lo que uno se prepara desde que comienza a servir en la Dirección Antártica del Ejército y que va charlando con los seres queridos en cada etapa del proceso; además tenemos la posibilidad de mantener contacto a través del teléfono e internet”.

“Ésta también es una oportunidad para forjar un espíritu de grupo, va a ser un año completo el que esta comunidad tenga por delante en completo aislamiento y no hay manera de no ver las mismas caras varias veces al día, de todos nosotros va a depender que este año pueda aprovecharse al máximo para cumplir con todos los objetivos trazados”, concluyó.

TELAM

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