viernes, 4 de diciembre de 2015

PATAGONIA. ¿Qué tan viejos son los bosques Andino-Patagónicos?


¿Existieron siempre?, ¿cómo eran antes? Preguntas que intentará responder
 Ari Iglesias, columnista de ANB y Paleontólogo del INBIOMA.
Por Ari Iglesias (*)
Los que vivimos en esta bella región de los Andes del Sur, conocemos los
 bosques de cipreses, los grandes bosques de Coihues y los bosques de
Lengas y Ñires. Sabemos que en las regiones más húmedas de la selva
valdiviana existen árboles de hasta miles de años. Pero… ¿Qué tan viejos
 son los bosques que conocemos? , ¿existieron siempre? , ¿cómo eran
 antes los bosques?

El registro fósil de plantas es mucho más frecuente que el de los animales.
En Patagonia es bastante frecuente hallar troncos petrificados; las hojas
fósiles son menos frecuentes. Mucho menos frecuente es hallar frutos,
semillas y flores, pero la suerte de la preservación de algunas de ellas
nos dejan valiosos indicios de cómo era la flora en épocas pasadas. Lo
que sí es muy frecuente que se preserve, aunque muy difícil de observarlo
a simple vista, son los diminutos granos de polen que se preservan en las
 rocas de viejos sedimentos de millones de años. Extraerlos de la roca
dura para poder verlos bajo el microscopio es una tarea ardua que
realizan los palinólogos.
Estudiando los fósiles de plantas, los Paleobotánicos (Paleontólogos de
plantas) podemos obtener pistas de los grupos vegetales que existieron
 en el pasado y de esa forma reconocer que características tenía el
 paisaje, los bosques y hasta el clima. En la región de Bariloche y
Pichileufu se preservan varios yacimientos fósiles que preservan floras
 fósiles casi completas. Estas floras son de diferentes épocas lo que nos
permite interpretar como fueron los cambios tanto de la flora como del
 clima a lo largo del tiempo.
En la zona del Río Ñirihuau y el Cerro Carbón, ocurren sedimentos de
edades de 25 millones de años. Estudiando los fósiles de hojas y polen
 en esas rocas, pueden ser reconocidas muchas de las plantas y árboles
 que hoy habitan el Bosque Andino Patagónico (Figura 1). Entre ellas el
 radal y el notro (de la familia Proteaceae), cipreses y árboles de la
familia Nothofagaceae (la cual incluye a los Coihues, Ñires y Lengas).
 Con este registro fósil podríamos suponer que los bosques que hoy
vemos en nuestros Parques Nacionales del sur de Argentina, casi no
 sufrieron cambios desde hace 25 millones de años. No obstante,
afirmar eso durante tanto tiempo sería muy cuestionable.
Sabemos que durante la denominada Edad de Hielo, que duró
aproximadamente desde los 2 millones de años hasta los 10.000 años
antes del presente, gigantescos glaciares cubrieron gran parte de la
Cordillera Andina, arrasando con los sedimentos de los valles y
generando los grandes lagos que hoy maravillan a los turistas y
pobladores (Figura 2). Sería muy poco probable que los bosques que
hoy conocemos se hubieran desarrollado en las mismas áreas que hoy
los vemos. La mayoría de los bosques actuales se hallan precisamente
 en los valles donde antes existieron grandes glaciares. Tampoco sería
 esperable que los bosques se hallaran cerca del hielo, ya que las
temperaturas en aquellas zonas eran mucho más bajas que las actuales.
 Sí podríamos esperar que bosques similares se hubieran desarrollado
 mucho más al Este, recibiendo el aporte de grandes cantidades de
agua producto del derretimiento del hielo durante el verano; y que
 hoy, por la falta de ese aporte de ese hielo, se hubieran transformado
en una estepa mucho más árida.
Una de las formas de estudiar la rapidez del derretimiento de un glaciar,
es precisamente observar la edad de los árboles que se desarrollan
aguas abajo. Otra forma de estimar el cambio climático, es observar
la edad de los árboles en el límite de las nieves eternas o en el cambio
 de la línea entre los grandes bosques de Coihue y la Lenga de altura.
 En Puerto Blest, el Alerce (o Lahuán) milenario denominado "El Abuelo"
 preserva tantos anillos de crecimiento que se estima tiene más de 1.500
 años sin ser perturbado.
Los paleobotánicos tenemos una herramienta importante para el estudio
 del clima del pasado. Las hojas de los árboles se encuentran en relación
 directa con la temperatura y la precipitación media de donde crecieron.
 Varios estudios en árboles actuales demuestran que en una flora cuanto
 más grandes son sus hojas, mayor es la precipitación en forma de agua.
 También demuestran que cuanto más fría sea una región, ocurrirá
mayor número de especies de árboles con dientes en sus hojas.
Utilizando esto, los paleobotánicos analizamos la cantidad de especies
 con hojas dentadas en las floras fósiles y medimos el tamaño de las
hojas, los que nos permite estimar con bastante certeza las condiciones
 climáticas pasadas. De esta forma sabemos que en la región de
Bariloche las temperaturas medias anuales hace 25 millones de años
 no se diferencian mucho de las condiciones actuales, aunque sí ocurría
 mucha mayor precipitación.
En la región de Pichileufu, ocurren floras fósiles mucho más antiguas.
 Estas tienen 50 millones de años. Si bien tienen el doble de edad que
 las floras del Cerro Carbón, éstas aún se encuentran en lo que es
denominado Era Terciaria (10 millones de años después de la extinción
de los dinosaurios). Lo que evidencian estas floras antiguas es
 sorprendente. No se parecen en nada a los bosques Andino Patagónicos.
Es más, si quisiéramos encontrar una región con flora similar deberíamos
viajar al otro lado del mundo para conocer los Bosques de Nueva Guinea,
 Australia y el Sudeste Asiático. En estas floras se ha hallado el registro
 fósil de plantas tan raras para América del Sur como: el Ginkgo asiático
 (Figura 3), el Kauri australiano (Agathis), un ciprés de la Isla de Papúa
y el Eucalipto (que hoy en día se planta en todo el mundo pero su origen
es australiano). Además de estas especies tan raras, ocurre el registro
de especies indicadoras de climas muy cálidos como las palmeras. Pero… ¿Palmeras en la Patagonia?.
Sí, una diversidad grande de palmeras en Patagonia e incluso en la región
 de Bariloche indican que durante el momento en que vivían estas plantas
 (hace 50 millones de años) la región gozaba de temperaturas tropicales
 con cálidos veranos y falta total de escarcha y hielo en invierno. El
estudio de las hojas fósiles indican precipitaciones y temperaturas tan
 altas como actualmente en Misiones (1500 milímetros al año y
temperaturas medias anuales de 17°C). A muchos Barilochenses les
hubiese encantado esa época, aunque a aquellos que les gusta esquiar
 no habrían podido hacerlo.
El estudio de estas floras es importante ya que demuestran cómo es
que se comporta la flora "autóctona" en relación con fuertes cambios
climáticos. Las condiciones climáticas para ese momento (humedad
y temperatura alta) nunca más se registraron en esta región. De hecho
 nunca más se registraron en toda la Tierra.
¿Por qué eran tan diferentes los bosques antes? ¿Qué pasó con ellos?
La razón de la existencia de climas tan diferentes en Patagonia, tiene
 una explicación a escala global. Hace 50 millones de años la Patagonia
 se encontraba aún unida a la Península Antártica; y la Antártida aún
no se había separado del continente Australiano. Esta configuración
geográfica tan particular (denominado Continente de Gondwana)
 producía corrientes de aire y mar muy diferentes a las que conocemos actualmente. La separación de todos estos continentes, hacia los 40
millones de años, generó lo que hoy conocemos como corriente
circum-antártica. La generación de esta corriente posibilitó la
conformación de las celdas y flujos de corrientes de aire y de mar que
hoy conocemos. Esta nueva configuración mantiene temperaturas bajas
 en los polos y altas en los trópicos y el ecuador, pero eso no siempre
fue así.
Durante toda la Era Mesozoica y hasta la generación de la corriente
 circum-antártica (hasta hace aproximadamente 40 millones de años),
 la circulación de las corrientes permitía una distribución mucho mayor
 de las temperaturas en el Planeta Tierra. De esta forma hacía calor en
 los polos, y casi no existía hielo en Antártida. De hecho, sí existían en
 Antártida, extensos bosques donde merodeaba abundante fauna. Fue
 en ese momento cuando tanto la flora como la fauna pudo migrar y
compartirse entre extremos tan distantes como Patagonia, Australia
y el Sudeste Asiático.
El enfriamiento posterior, cubrió la Antártida con hielo, desconectó estas regiones remotas, extinguió en Patagonia las especies adaptadas
a climas cálidos y transformó las selvas húmedas con palmeras en
bosques templado-frío. Estos bosques húmedos en un principio se
extendían por todo el territorio, pero un evento posterior de grandes
dimensiones transformaría la Patagonia en lo que actualmente conocemos
 como estepa árida. El surgimiento de mayor altura de la Cordillera de
ser retenidas en el sector cordillerano, produciendo una aridización en
la región de la llanuras y mesetas, generando la estepa patagónica. En
la región de Pichileufu y toda la línea Sur de Río Negro y Chubut se
registran fósiles de Neneo, Jarilla, pastos secos y pequeños arbustos
como el Alpataco. Los bosques húmedos quedan restringidos a la región cordillerana y solo migran hacia el Este cuando son afectados por las
glaciaciones póstumas.
En la actualidad, el calentamiento global produce una retracción de
los glaciares, con un consecuente migración altitudinal de los bosques
que conocemos. Pronosticar que ocurrirá en el futuro es una tarea
muy difícil de acertar, pero la aceleración que tome ese impulso, en
 parte, es tarea de observar por el hombre. La Paleontología permite
 conocer como fueron las fluctuaciones de los bosques y los climas a
lo largo del tiempo, y demuestra que periodos de temperaturas mucho
 mayores y mucho menores se registraron hace muchos millones de años.
Escalas de tiempo que exceden los apenas 2 millones de años que tiene
el hombre pisando la Tierra.

(*) Paleontólogo del INBIOMA (CONICET-UNCOMA)
ANB

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