Un grupo de científicos ha comparado imágenes satelitales de la Antártida de los últimos 40 años
El resultado es que cada vez hay más verde, y eso no es bueno ni para la Península Antártica... ni para el planeta
Ahora, los investigadores han comparado imágenes satelitales de los últimos
30-40 años y la conclusión es que la vida vegetal está comiendo terreno al
hielo. Y a una velocidad pasmosa.
este entorno extremadamente hostil más de diez veces en los últimos 40 años.
La investigación fue llevada a cabo por científicos de las universidades
británicas de Exeter y Hertfordshire que, como apuntan desde la publicación
en Nature, se realizó gracias a la observación de imágenes satelitales
realizadas por el programa Landsat de la NASA y al uso de
imágenes multiespectrales para monitorizar la vegetación.
Vegetación colonizadora. Ahora bien, esos casi 12 km² verdes son sólo
una minúscula porción de los 522.000 km², pero el problema no es el
tamaño de la Antártida verde, sino la rapidez a la que se está expandiendo
la vegetación y, también, que ha sido estos últimos años cuando se ha
observado un aumento del ritmo de colonización vegetal debido a unas
temperaturas más elevadas.
Para los seres vivos nativos también es un problema. Esa colonización de
plantas ajenas al ecosistema irá comiendo terreno rápidamente a la vida
silvestre nativa. Además, aunque los resultados expuestos por el
equipo ya son preocupantes, el profesor Matthew Davey, de la Asociación
Escocesa de Ciencias Marinas, afirma que puede haber más de la que
los investigadores han encontrado. El motivo es que el estudio se centra
en los campos de musgo, pero también hay líquenes, pasto y algas
verdes y rojas que contribuyen a aumentar el área de vegetación de la
Antártida.
Adiós al gran espejo. Otros investigadores que no han participado en el estudio,
como Andrew Shepherd —jefe del Departamento de Geografía de la Universidad
de Northumbria— afirman que los resultados son "muy interesantes" y coinciden
en que son las condiciones ideales para que la vida tenga ahora un punto de
apoyo para desarrollarse. Y todo puede acelerarse no sólo por el aumento de
temperaturas que ya se está produciendo, sino por los efectos secundarios.
Como la mayor parte de la superficie está cubierta por hielo, la Península
Antártica actúa como un gran espejo que refleja la radiación solar hacia el
espacio. Sin embargo, a medida que el hielo desaparece y asoma tanto la
roca como la vegetación, menos radiación será reflejada y más se absorberá
el calor. Olly Bartlett es otro de los autores del estudio y afirma que el impacto
de esto será, probablemente, local, pero ayudará a acelerar el crecimiento de
la vida vegetal.
No siempre fue blanca. Está claro que los investigadores van a tener tarea
investigando cómo las plantas son capaces de colonizar las áridas tierras de
la Península Antártica. Ahora bien, parece que, hace unos cuantos millones
de años, la vegetación era lo que dominaba la zona. Al igual que algunos de
los mayores desiertos del mundo en la actualidad, una vez fueron bosques
o selvas, la Antártida fue un bosque.
Ocurrió hace 40 millones de años, cuando los los niveles de dióxido de
carbono en la atmósfera provocaron un potente efecto invernadero que
provocó que hubiera un ecosistema vivo con vegetación y animales
prehistóricos. Volver a ese escenario… no sería nada positivo para el resto.
Xataka
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