El equipo que dirige Mariano Lastra analizará los efectos del cambio climático en el Polo Sur
SANDRA PENELAS Una expedición viguesa partirá el próximo enero rumbo al Polo Sur para investigar los efectos del cambio climático en su fauna. El biólogo Mariano Lastra dirige este proyecto, el único gallego entre los veinticinco seleccionados por el Ministerio de Ciencia e Innovación para la Campaña Antártica 2008-2009 y que financia el Plan Nacional de I+D+i.El equipo está integrado por cuatro científicos de la Universidad de Vigo _-Lastra, Manolo García y dos doctores que leyeron su tesis este año-; el catedrático de Oceanografía compostelano José Mora; y Adoración Sánchez, del Centro de Investigacións Mariñas de la Xunta, en Vilagarcía. Los investigadores se repartirán entre dos islas del archipiélago Shetland del Sur, Rey Jorge y Decepción, para recoger en sus playas muestras de invertebrados bentónicos con un tamaño superior a un milímetro.
El objetivo de Lastra, que sumará con ésta su tercera campaña antártica, es comparar los nuevos resultados con los obtenidos desde 2004 en expediciones anteriores."La recogida de datos con continuidad es una exigencia científica en los estudios sobre cambio climático. Por eso pretendemos seguir con este estudio en el futuro", explica el biólogo y director del departamento de Ecología y Biología Animal.
Los científicos valorarán cómo el calentamiento del agua y el aumento del deshielo han influido en la biodiversidad de la fauna bentónica, en sus ciclos reproductivos y en sus variables demográficas, además de comprobar si han provocado la desaparición o incorporación de nuevas especies. También trabajarán en la hipótesis de que las especies que viven en Livingston, de carácter volcánico, cuenten con particularidades respecto a las de las demás islas antárticas dado que la temperatura del agua está entre uno y dos grados por encima.
Repercusiones biológicas
Lastra destaca que durante los últimos años el cambio climático ha sido abordado a través de estudios relacionados con la física, la oceanografía o la meteorología, pero muy poco en relación a los aspectos biológicos. "Hay que empezar a analizar sus repercusiones a este nivel", opina.El mayor conocimiento de las comunidades que habitan en la Antártida es precisamente una de las pretensiones del Año Polar Internacional, un programa de investigación que comenzó en marzo de 2007 para clausurarse en el mismo mes de 2009 y que incide en el papel fundamental de los polos en el sistema climático global del planeta.
"En la Antártida queda muchísimo por hacer. Es una de las zonas menos conocidas del planeta y, por su valor, sólo se puede permanecer en ella para investigar. El argumento para nuestra presencia es la ciencia, el conocimiento. Su estudio es fundamental para interpretar los cambios que están teniendo lugar en el cambio climático global", razona Lastra. A su regreso, los investigadores vigueses tienen una cláusula de obligado cumplimiento y es que todos los resultados deberán ser remitidos al Comité Nacional de Datos Polares, que los pondrá en internet a disposición de la comunidad internacional.
Programa de trabajo
Mientras tanto, el grupo ya ha empezado a preparar los baúles con la ropa y el material necesarios. Viajarán en avión hasta Usuhaia y allí les recogerá el 16 de enero el buque Las Palmas. El equipo de isla Decepción, con Lastra a la cabeza, trabajará en la base española de la Armada "Gabriel de Castilla", mientras que el grupo de Rey Jorge se hospedará en la "Julio Escudero", de nacionalidad chilena. "Tendrían que ir a la ´Juan Carlos I´ del CSIC, en la isla Livinsgton, pero está en proceso de renovación", explica.
Los científicos accederán a las playas a pie o a bordo de zodiacs y recogerán muestras durante unos diez días, mientras que los otros veinte los pasarán en el laboratorio preparando las muestras que traerán de vuelta a Vigo. En total unos sesenta o setenta pequeños botes con fauna y sedimento. "Realizar el muestreo de las dos islas al mismo tiempo es básico para comparar lo datos", añade Lastra.
En enero comienza el verano antártico, por lo que deberán soportar temperaturas de entre dos y cinco grados bajo cero: "No hace mucho frío, pero el viento disminuye la sensación hasta valores de menos diez y menos quince grados" "Allí no hay horas muertas. El tiempo se queda corto para trabajar", comenta sobre las jornadas el biólogo vigués. Y eso a pesar de que no anochece: "Los días tienen unas veinte horas de luz y después viene una especie de crepúsculo que conecta con el amanecer. Pero duermes igual porque acabas derrotado
farodevigo.es
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