La resolución de la Comisión Ballenera Internacional, CBI, se refiere a un aplazamiento en la definición de políticas concretas para proteger a estos cetáceos. Una decisión que no causó sorpresa pero que deja descontentos a los defensores de las ballenas.
Por Diana Porras
La sexagésima Asamblea de la Comisión Ballenera Internacional se desarrolla en nuestro país desde el lunes 23 de junio hasta el viernes 27 junio donde cuenta con la asistencia de representantes pertenecientes a 80 países.
Al interior de la comisión se dio un consenso que derivó en la creación de un grupo negociador de 20 países que elaborará una propuesta para la reunión del próximo año en Portugal.
Consenso que fue mirado con recelo por los ambientalistas. Porque Maximiliano Bello, del Centro Ballena Azul y representante en la Comisión Ballenera Internacional, manifestó que esta etapa sólo permitió establecer una negociación para llegar a un entendimiento entre las dos posiciones: una es la protección total y otra con Japón con su defensa a la caza por razones científicas.
“La comisión es un ente muy político que tiende a burocratizar más en una búsqueda de salir de este statu quo entonces se ha llegado a un punto en que hay dos posiciones y lo unico que se pudo llegar a acuerdo es a un grupo para conversar y salir de ese statu quo pero no se logró detener la caza”, lamentó.
Según la definición del comité, se habla que mientras se negocia el país nipón podrá seguir cazando cerca de mil ballenas por año.
Juan Carlos Cardenas, director de Ecooceana, advirtió que “si se requiere tener condiciones para poder discutir en un contexto de no polarización las medidas que modernicen la CBI, Japón también debe contrbuir paralizando sus operaciones de caza científica. Si eso no es así, esta medida solamente favorecería los intereses de Japón y de los países balleneros”.
Por otra parte, Cardenas agregó que el proyecto de ley firmado por la presidenta Michelle Bachelet, acerca de la prohibición indefinida para la caza, captura y comercialización de cetáceos en las costas chilenas, es un paso histórico.
Este proyecto hace alusión a las 200 millas marítimas lo que equivale a 5, 3 millones de kilómetros cuadrados de superficie.
En esta línea, Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, dijo que “esto ha sido entendido como un santuario pero no lo es. Sí tiene un tremendo valor porque en este momento con lo que había vigente las ballenas estaban protegidas de caza hasta el 2025, con esto se hace indefinido. No es suficiente porque hoy muchos cetáceos tienen otros problemas como es la Contaminación por basura o los enmallamientos de estos animales por las mallas de los pescadores o cultivos de salmones” en los mares.
Radio Universidad de Chile
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