El invierno presenta distintos desafíos para los organismos vivos. En consecuencia, la distribución de las especies, la dinámica de la población y las respuestas al cambio ambiental a menudo están vinculadas a las condiciones invernales. Los ambientes polares, caracterizados por largos y duros inviernos, han reducido considerablemente la biodiversidad terrestre en relación con el resto del planeta.
Ahora, un estudio de la Universidad de Kentucky, EEUU, que acaba de publicarse en la revista Functional Ecology advirtió que un clima más cálido podría llevar al único conocido de insecto nativo de la Antártida a la extinción debido al calentamiento global, algo que podría conducir a una alteración de la red alimentaria del continente. Los científicos encontraron que un aumento de 2 grados en las temperaturas invernales podría reducir la tasa de supervivencia del insecto.
El diminuto mosquito antártico es un insecto no volador más pequeño que una arveja que ha evolucionado para sobrevivir en condiciones extremas. Pero los inviernos cálidos en la región ahora son una amenaza para su existencia. “El insecto tarda unos dos años en completar su ciclo de vida, la mayor parte del cual pasa como larva”, explica uno de los autores del documento, Jack J. Devlin.
En el nuevo estudio, los investigadores evaluaron la respuesta de las larvas a inviernos simulados de aproximadamente seis meses en tres escenarios de temperatura: cálido (-1°C), normal (-3°C) y frío (-5°C). En cada uno de ellos, colocaron las larvas en tres tipos distintos de hábitat en los que se observan comúnmente: materia orgánica en descomposición, musgo vivo y algas, la especie Prasiola crispa.
Después de los períodos invernales simulados, los científicos midieron la supervivencia de las larvas, la actividad locomotora, el daño tisular, los niveles de almacenamiento de energía y las respuestas moleculares al estrés.
La supervivencia, las reservas de energía y la actividad locomotora fueron significativamente menores después del ambiente cálido de hibernación que a temperaturas más bajas, pero el daño tisular y la expresión de proteínas (un indicador del daño proteico) no difirieron significativamente entre las tres temperaturas.
Los déficits de energía pueden tener efectos adversos en el posterior desarrollo y reproducción del insecto. Si las larvas queman más de sus reservas de energía en inviernos más cálidos, eventualmente, terminará extinguiéndose en ciertas islas.
Dado que la Antártida tiene muy pocas especies que viven solo en tierra, la pérdida del mosquito nativo también puede remodelar potencialmente la red alimentaria del continente. Sin embargo, una duración reducida del invierno debido a la crisis climática puede contradecir algunos impactos observados en el estudio, según informaron los propios especialistas, quienes, agregaron que se necesitarán estudios futuros para evaluar este factor.
Infobae
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