jueves, 24 de abril de 2014

PATAGONIA: EL MÁGICO PASEO CON LOS INCREÍBLES CABALLOS PATAGÓNICOS


Quien viaje a las Torres del Paine y en su vida se subió a un caballo, no tiene justificación para saldar esa deuda. Los baqueanos del Hotel Las Torres Patagonia no lo dejarán solo y lo subirán a un equino especialista en turistas primerizos. Una aventura que no lo dejará indiferente en las paradisíacas tierras del extremo sur.



No es fácil subirse a un caballo por primera vez, pero cuando se tiene enfrente las Torres del Paine, como mirando y diciendo "atrévete", lo más seguro es que un turista acceda. "No te preocupes, los caballos son automáticos acá" nos comenta Martín, uno de los baqueanos con los que cuenta el Hotel Las Torres Patagonia. El junto a otros compañeros tienen la misión de brindar seguridad y confianza a aquellos que jamás se han acercado a uno de estos bellos animales.

Pero lo cierto es que Martín tenía razón. Poco a poco la "Mosca" se pone frente a mí, la llaman así por sus grandes ojos negros que miran fijo y que también brindan seguridad. En efecto, son caballos de turismo y lo que menos tienen es ser salvajes, pero ojo, son animales, nos comenta Antonio Kusanovic, el administrador de la estancia Torres del Paine, y como tal siempre hay que mantener un respeto que por cierto el animal percibe. Es como una alianza entre el turista y el animal.
Tal como dijo el baqueano, el guía inicia el trayecto y sin mover un solo músculo, los caballos van siguiendo a quien lidera la excursión. Es imposible no creerse un experto a los 5 minutos, porque aparte de las indicaciones básicas de cómo manejar al caballo, no se requiere mayor experiencia para montar y salir a conocer algunos parajes de los majestuosos lugares que rodean el Hotel Las Torres Patagonia.
La excursión es tranquila manejar una yegua de estas es lo más parecido a un vehículo. Riendas hacia la derecha o la izquierda para doblar, pequeños taconazos para avanzar y para frenar basta con llevar las riendas al pecho. Lo demás, corre por cuenta del animal quien se interna por caminos pedregosos, quebradas y cuestas que sin duda terminan enamorando al visitante tanto del paisaje como del caballo.
Al cabo de un par de horas comenzamos a llegar y se nota porque los caballos comienzan a apurar el paso... "Ellos (los caballos) reconocen cuando estamos llegando al final del paseo y al igual que cualquier persona, lo único que quiere es llegar pronto a casa", nos comenta Martín. Y es así, "Mosca" la yegua, nos lleva sola, conoce el camino, se transformó en nuestra guía durante la travesía y como si tuviera piloto automático se encajona a un costado del establo.
La nación

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