Equipo de perforación N° 1 de la CORFO en actividad en Tierra del Fuego
El sitio elegido se hallaba situado en los campos de la estancia “Nueva
Esperanza” del ganadero Caupolican Arcaya, unos 10 kilometros al sur de la
Primera Angostura del estrecho de Magallanes. En la nomenclatura técnica
aquel era el pozo N”1, cuya perforación comenzó el día 22 de septiembre.
Jefe de las operaciones era el ingeniero Eduardo Simián Gallet, a quien
secundaba un equipo integrado entre otros por el ingeniero Jorge Pacheco,
responsable directo de la perforación; por Clifford Mohr, geólogo de la United,
por William Morrison, superintendente de la firma norteamericana The
Livermore Corporation, entidad asesora, y además por un grupo de técnicos y
operarios chilenos y norteamericanos.
La perforación se había desarrollado sin mayores novedades hasta 1os últimos
días de diciembre, cuando el 27 la sonda alcanzó el horizonte de arenisca. La
prueba de testigo hecha en la madrugada del 28 señaló la presencia de huellas
y olor de petróleo. Se trataba de un indicio que en verdad conmocionó a 1os
hombres que estaban afectados a la faena. En la noche del día 28 se decidió probar la estructura encontrada. La sonda llegó al nivel adecuado a las 1.50
horas del dia 29 y se dio orden de abrir la válvula: exactamente once minutos
más tarde, síendo ]as 2.01 A.M. -hora por lo demás histórica- comenzó a fluir
el primer chorro de petróleo chileno, en suelo fueguino.
iCuán grande debió ser el asombro, primero, y el entusiasmo, después, de aquellos testigos del acontecimiento, quienes además resultaron casi bañados
por el chorro de ese oro negro que surgía con fuerza de las entrañas de la
tierra! iAh, cuanto desaliento y fracaso quedaban borrados de golpe con ese
flujo admirable de aceite mineral! Lo dejaron surgir por largos minutos no importando que ensuciara la mesa rotatoria y el entorno, más para disfrutar del
espectáculo que para comprobar que aquello no era un engaño ...
En el momento preciso del surgimiento del petróleo, se hallaban en la boca del pozo 1os ingenieros Eduardo Simián y Jorge Pacheco; el geólogo Clifford Mohr y 1os técnicos perforadores norteamericanos Clarence Alexander y Lonnie
Burlenson, junto con 1os obreros chilenos Alberto Mancilla, José Paredes,
Bernardo Morales y Orozimbo Chodin.
Es de justicia completar la nómina con el resto del “equipo del descubrimiento
del petróleo chileno”. Además de 1os ya mencionados integraban el grupo de
trabajo de Springhill, William Morrison, superintendente de The Livermore
Corporation; el geólogo Arnaldo Gaitan; 1os perforadores Charles Mac Neal,
Lee Thompson, Bud Lewis y el mecánico Dick Schooler. Y 1os siguientes
operarios chilenos: Enrique Diaz, antiguo hombre del petróleo, ayudante de
perforador; Santiago Chodin, Daniel Ojeda, Francisco Vidal, Teodoro Ulloa,
Alberto Mancilla P., Gerardo Ford, José Ule, Manuel Huenchur, Luis Beros,
Juan Saldivia y Juan Gunckel.
Aquello era “su” triunfo, y razón tuvieron para sentirse felices, especialmente
1os antiguos, que 1os había varios entre ellos. La tecnología moderna había hecho
posible el descubrimiento, era cierto; pero también el hombre -esos hombres- había puesto lo suyo en brío, esfuerzo, tenacidad, sacrificio, fe y confianza,
laborando duro de ingeniero a peón.
Más de alguno en esa hora de triunfo debió recordar a 1os “gastadores”
que habían abierto el camino, en especial a Alejo 2° Marcou, a quien la noticia
conmovería sin duda como al que más, y a Augusto Hemmer, el viejo geólogo
jefe ya desaparecido. Ellos habían cumplido un rol de mérito indisputable en el
largo camino de aquella empresa que así culminaba. Sin su personal esfuerzo
poco o nada había podido hacerse más tarde.
Comprobada la magnitud, potencia y calidad del flujo, Simian regresó a la
mañana siguiente a Punta Arenas para dar cuenta a sus superiores de la CORFO
y por tal intermedio al Presidente de la República. Luego, siempre acompañado
por Pacheco, visitó al Intendente de Magallanes a quien le dio la noticia del
descubrimiento y entregó muestras del petróleo recogido en Springhill.
En seguida entregaría su primera información a la prensa local, que hoy
puede reputarse como un documento de valor histórico:
Hemos encontrado un yacimiento a las 2 de la madrugada de hoy que ha
mostrado petróleo surgente de muy buena calidad, en campos de la estancia
de don Caupolicán Arcaya en Springhill.
No podemos decir por ahora la capacidad de producción del horizonte
petrolífero por no encontrarse el pozo terminado, pues, la sonda que se ha
hecho a unos 7.410 pies de profundidad (2.250 m. aprox.) só1o ha permitido
constatar la existencia de petr6leo surgente. Posteriormente cuando el pozo
se termine con sus instalaciones de producción se podrá saber en forma definitiva su capacidad productiva.
La ubicación de este sondaje fue recomendada por la United Geophysical
Company, a base de 1os estudios geofísicos realizados en la isla de Tierra del
Fuego.
lngeniero Eduardo Simián (derecha) haciendo las primeras declaraciones a la prensa luego del
descubrimiento del petróleo en Springhill. A la izquierda el ingeniero Jorge Pacheco.
Fuente: Historia del petróleo en Magallanes, Mateo Martinic Beros
No hay comentarios:
Publicar un comentario