El krill es la principal fuente de alimento de ballenas, focas y pingüinos LANGDON QUETIN
Este diminuto crustáceo ayuda a frenar el cambio climático al eliminar de la atmósfera el equivalente a las emisiones de 35 millones de coches al año
El nuevo informe de investigación «Krill, baby, krill: Las empresas que se benefician del saqueo de la Antártida» de la Changing Markets Foundation ha puesto al descubierto que los principales minoristas venden habitualmente suplementos dietéticos y pescado de piscifactoría con krill antártico, un diminuto crustáceo que resulta fundamental para la salud del planeta y que ayuda a frenar el cambio climático al eliminar de la atmósfera una cantidad de carbono equivalente a las emisiones de 35 millones de coches al año.
«Las olas de calor y las sequías de este verano son una llamada de atención sobre la emergencia climática. El krill, más allá de ser un animal asombroso por el papel crucial que desempeña en la red alimenticia antártica, también ayuda a combatir el cambio climático. Actualmente, los principales supermercados siguen vendiendo salmón de piscifactoría alimentado con krill y caros suplementos de aceite de krill, comercializado como más beneficioso para la salud pese a no estar probado. Al hacerlo, son cómplices de agotar la principal fuente de alimento de ballenas, focas y pingüinos, animales que ya están sometidos a una presión extrema debido al calentamiento global», señala Sophie Nodzenski, activista sénior de Changing Markets Foundation.
El informe revela que los suplementos dietéticos de aceite de krill se venden en el 68% de los 50 mayores minoristas del mundo. Se encuentran a la venta en el 88% de los 17 minoristas encuestados en Norteamérica, en el 75% de los ocho minoristas encuestados en Asia y en casi la mitad de los 21 encuestados en Europa. Por otra parte, los productos de salmón de piscifactoría alimentados con krill se venden de forma habitual en 16 supermercados líderes de cuatro países europeos: Auchan, Carrefour, Intermarché y Leclerc (Francia); Carrefour, Día, Lidl y Mercadona (España); Aldi Nord, Edeka, Kaufland y Lidl (Alemania); así como Asda, Marks & Spencer, Sainsbury's y Tesco (Reino Unido). Todos ellos utilizaron pienso de krill —suministrado por la empresa noruega Aker BioMarine— en sus cadenas de suministro de salmón, si bien ninguno adoptó políticas que excluyeran el uso de krill en el pienso utilizado para producir los productos de salmón de sus propias marcas.
Detener la pesca en zonas claves
Los científicos han advertido que el ecosistema antártico ya se está volviendo inestable debido a la rápida aceleración del calentamiento global. En su último informe, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) puso en duda la sostenibilidad de la extracción de krill y la viabilidad de las cadenas de suministro, por lo que aconsejó a los productores que utilizaran alternativas. El krill cimenta la salud de este vulnerable ecosistema al proporcionar alimento a un sinfín de especies, si bien muchas zonas de pesca de krill se solapan con zonas críticas de alimentación. Este hecho ha llevado a los científicos a aconsejar detener la pesca de krill en ciertas zonas clave, ya que podría ayudar a compensar el daño que el cambio climático está ejerciendo sobre las poblaciones de pingüinos.
La investigación destaca que la industria del krill está concentrada en manos de unas pocas empresas, entre las que se encuentra la compañía Noruega Aker Biomarine, que acapara alrededor de dos tercios del total de las capturas. El informe revela una variedad de tácticas de la industria para restarle importancia sus impactos dañinos, por ejemplo, mediante el uso de una variedad de etiquetas basadas en el consumidor para hacer un lavado de imagen verde de su producto como sostenible. La industria también ha estado impulsando la narrativa de que el límite de captura actual es precautorio porque es «solo el 1% de la biomasa de krill», pero esto no refleja su impacto en el ecosistema antártico vulnerable, particularmente frente a la aceleración del cambio climático. El informe señala que esta ilusión de sostenibilidad se ve reforzada aún más por el Consejo de Administración Marina (MSC), que certifica los productos a base de krill como sostenibles, a pesar de las repetidas objeciones de ONG y científicos.
Los actores de la industria han tenido que legitimar la existencia de productos a base de krill con investigaciones y estudios para promover sus proclamados beneficios y justificar su alto precio. Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de estos estudios, que la industria a menudo encarga por sí misma, han producido resultados mixtos. Sin embargo, la industria no se da por vencida; todavía está tratando desesperadamente de crear nuevos productos y mercados, como alimentos para mascotas, para apuntalar sus operaciones no rentables.
Asimismo, pone de manifiesto que para para regular adecuadamente la industria del krill mediante el endurecimiento de las protecciones medioambientales y la designación de Áreas Marinas Protegidas, la Changing Markets Foundation recomienda una moratoria inmediata para la pesca del krill antártico. A su vez, también insta a los minoristas, a los productores de pienso y a las piscifactorías a eliminar progresivamente el uso de peces capturados en estado salvaje para la acuicultura, entre los que se incluye el krill. Por último, anima a los consumidores a que dejen de utilizar suplementos dietéticos a base de aceite de krill y pide a los supermercados que dejen de abastecerse de marisco de piscifactoría alimentado con krill. «La pesca de krill es una industria intrínsecamente destructiva y no rentable con una notable exhibición de técnicas que actúan como una cortina de humo para ocultar el impacto ambiental real de sus operaciones», sentencia Sophie Nodzenski.
ABC